Editoriales

Diálogo: Indignación a causa de los dreamers

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Se siente una gran indignación porque con tantos recursos no hemos sabido dar oportunidades a los estudiantes y ahora no sabemos recibir su potencial.

Morelia, Michoacán, 11 de septiembre de 2017.- No hemos asumido nuestro destino, como grandecitos para resolver nuestros problemas  y construir una nación grande y progresista, de primer mundo. Hemos dejado que Estados Unidos intervenga en nuestros asuntos e invada nuestro territorio, lo hemos llamado para que nos resuelva nuestros problemas.

¿Hasta cuándo vamos a madurar para ser autosuficientes, enfrentar nuestros problemas y darles salida nosotros mismos?

¿Por qué los gobiernos no han promovido al país para que crezca y sea maduro? Con fines de manipulación y ambición de poder los gobiernos no han educado ni adiestrado a la gente para ser responsables, estudiar hasta el doctorado. para vivir en el progreso y la democracia.

Los principales responsables son los gobiernos de la Revolución eternamente metidos en la lucha del poder, no por servir sino por las riquezas que les aporta.

Nos enojamos por las resoluciones que Estados Unidos toma en su gestión interna.

En un prócer infantilismo, atávico, les exportamos a los vecinos del Norte nuestros problemas.

Nos indignamos con ellos porque resuelven los problemas de sus habitantes y afectan a quienes se cuelgan de su progreso. Actúan a su manera, con racismo pero ven por los suyos. Racista es Trump pero protege los empleos de sus paisanos, y grita muchas veces que pretende salvaguardar el bienestar de sus ciudadanos. (Aunque también es cierto que ellos son parte de la humanidad y que no pueden cerrarse a los pueblos hermanos de quienes reciben mucho).

A nuestros gobernantes no les importa resolver los grandes problemas de los mexicanos. Viven en su burbuja de egoísmo y bajas pasiones de poder. Es increíble e inaceptable si vemos la enorme riqueza que tenemos en recursos naturales y humanos.

Los dreamers son ciudadanos que tienen estudios, una preparación de primer mundo. Debiéramos estar contentos de recibirlos y ponerlos a sacar el país del atraso. Pero no tenemos proyectos, estructuras que empujar para ponernos entre el número de los países desarrollados.

Vamos a perder ese potencial y les vamos destruir su vida, a truncar su sueño de progreso, bienestar.

El gobernador de Michoacán afirma que ya estamos preparados para recibir a más de cien mil dreamers. Es una mentira ingenua y perversa. No estamos preparados para dar empleo a los profesionistas que salen de nuestras universidades ni hay lugares suficientes para nuestros chicos que quieren estudiar. Hay tantos michoacanos en Querétaro y Guanajuato por la falta de empleo aquí. Un sobrino y muchos amigos están en ese caso.

Estamos indignados, pero no con Donald Trump sino con nuestros gobiernos. La causa del problema son nuestros gobernantes que no han creado estructuras y procesos, y no ofrecen oportunidades.

Los mexicanos somos tan capaces como los sajones para llevar al país al progreso, al éxito de primer mundo.

El gobierno tiene la gestión de México, la administración del país. Ellos son los responsables de su retraso socio económico, cultural, y en todos los órdenes.

Han dilapidado la riqueza, han dejado que los vivales exploten y destruyan el país, que los inversionistas vengan a hacer negocio con los recursos y la mano de obra barata, a saquear el país y largarse cuando ya no sea negocio.

Los gobernantes son la causa de nuestra indignación, por eso orquestan las campañas repetitivas, indiosas, caras de publicidad para maximizar sus logros. “Lo bueno cuenta”.

Olvidan que lo malo también cuenta. Además son responsables del bien que han dejado de hacer. Hay crímenes por omisión.

Los mexicanos y los michoacanos de los pobres somos la aplastante mayoría y tenemos un potencial ilimitado para acabar con el crimen y la corrupción y levantar el país.

Pero estamos pasivos, muchas veces desanimados y apáticos, no creemos en nuestra capacidad. Muchos tienen la autoestima por los suelos y la motivación en el mismo nivel.

Los gobiernos no han estructurado la sociedad mexicana, no hay asociaciones intermedias. No han preparado al individuo como ente responsable y seguro de sí mismo para soñar en el país del progreso y la igualdad de oportunidades. No han fabricado dreamers.

Y vuelve la pregunta insidiosa, casi obsesiva: ciudadanos de la noble raza de bronce, ¿Qué podemos hacer para salir de este atraso y corrupción sin los gobiernos, a pesar de los gobiernos?

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