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Diálogo: Relativismo, conveniencia y caos (Por: Mateo Calvillo Paz)

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

La clase dirigente no se guía por valores absolutos como la verdad, el bien, todo es conveniencia y flotamos en el relativismo hacia todos los males.

Morelia, Michoacán, 01 de diciembre de 2017.- Vivimos en un mar turbio, infestado de amenazas: asesinatos, robos. No nos protege la ley, ni los valores absolutos y universales como la justicia, el respeto a la persona, el sentido de la verdad y del bien. Todos los días hay muchos asesinados, hermanos nuestros, hijos de Dios. Hay asaltos, despojos y el pobre y el débil no tiene quien lo proteja.

Hay un político famoso, obsesionado por el poder que no construye sobre la verdad, cree que su verdad es la que cuenta, habla de muchas verdades.

Cae en contradicciones, en la incoherencia y no se da cuenta. Se sirve de las instituciones, quiere llegar a la máxima institución de México, la presidencia, pero al mismo tiempo ya mandó: “al diablo con las instituciones”.

Necesitamos aportar nuestro granito de arena para buscar el bien común a la sombra de un sistema de valores, de un código de ética.

Si la vida humana no se fundamenta sobre estos valores caemos en la descomposición social, nos convertimos en cadáver pestilente, donde pululan los gusanos.

Para que la familia humana vaya en vía de progreso y logre sus metas, se necesita seguir las normas y practicar las virtudes. También el individuo, para alcanzar el éxito y la felicidad debe seguir “el modo de empleo” del “instructivo que su Creador fijó en sus entrañas para toda la vida cuando lo formó como el ingeniero divino.

Es la vía segura y feliz del hombre hacia su éxito y felicidad porque su creador lo hizo con sabiduría eterna e infinito amor.

De otra manera, los programas y acciones del gobierno no nos traen el bienestar y la salud, traen sólo apariencias y abundancia material para la casta de privilegiados.

En los hechos, no sólo en las ideas y afirmaciones, debemos aceptar la verdad y dejarnos guiar por ella. Si la verdad no se prueba con hechos no es verdad, la persona se engaña. Nos estamos convirtiendo en una sociedad de mentirosos.

La verdad es un valor absoluto, no admite excepciones tiene valor universal como las leyes físicas o químicas. La verdad es inviolable, obliga siempre y no depende del humor de los jefes o de sus conveniencias.

Ya mucha gente no valora la dignidad de la persona y fácilmente cae, comete el mal y se hace corrupta. Esto se vuelve un contagio y una moda. Con qué facilidad los papás permiten que sus hijos se vuelvan delincuentes, que engrosen los cárteles y los grupos que se dedican al mal. Si a esto se añade el desempleo y la falta de comida y medicamentos.

Es como un SIDA que se propaga. Al individuo le faltan las defensas de los valores religiosos y de Dios. Es inmuno-deficiente por una educación en emergencia, mutilada que no forma hombres honestos, que no cultiva valores.

No hay una verdad para los compañeros del mismo partido y otra para aquellos de la oposición. Se debe ver el crimen de los compañeros. Es más sano para el propio partido.

La justicia no es parcial, no tiene excepciones, se aplica a todos, también a los compañeros, vale para propios y extraños. Con qué honestidad valiente se juzga y condena a los políticos de otros colores. Para los propios está el fuero, la manipulación de la ley, la protección perversa.

Muchos gobernadores se sentían seguros, gozaban de impunidad hasta que llegó un partido de oposición al poder de su estado. Los corruptos de Coahuila sienten que consiguieron un sexenio de respiro con la llegada de Riquelme.

El pueblo es el soberano en democracia, es el responsable de acabar con los vicios y con los criminales. Necesita defender la verdad, detectar a los mentirosos para no darles el poder.

Igualmente estamos obligados a defender la justicia para no empoderar a los corruptos, mañosos, que buscan el bien de su facción y las riquezas injustas.

También debemos fundamentar la vida personal sobre los cimientos de los valores verdaderos y universales y de las virtudes: este día, no mentir, no transar aunque traiga ventajas prácticas y nadie te vea.

Como dice la Sabiduría divina, mantente libre de corrupción, de crimen . “Vence el mal con el bien”.

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