Proliferan indigentes en el Centro Histórico de Morelia
Hombres y mujeres en situación de calle se niegan a acudir a los refugios y, pese a los riesgos por las bajas temperaturas, hacen del primer cuadro de la ciudad su morada nocturna
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Morelia, Michoacán, 26 de noviembre de 2018.- Mientras se perciben miradas indiferentes de los peatones, una falta de apoyo por parte de las llamadas Asociaciones Civiles y esfuerzos inútiles por parte de autoridades estatales y municipales debido a que no quieren acudir a refugios de dónde incluso se han escapado, los indigentes han hecho del Centro Histórico su morada nocturna a pesar del frío que por las noches es bastante crudo y a solo unos días de que se haga presente la temporada invernal.
Entre cajas de cartón que ellos mismo recolectan y cargan las cuales colocan en el suelo a manera de «cama», cobijas con un sinfín de agujeros, desperdicios de comida que encuentran en cualquier lugar y basura generada por ellos mismos, las personas que han sido a abandonadas por sus familiares muchos de ellos provenientes de otras partes del estado o incluso de otros estados, hacen de cualquier rincón de los edificios históricos, «su alcoba permanente».
El olor a orines, a suciedad, a veces hasta a excremento, se puede percibir en las esquinas de la Biblioteca Pública ubicada en plena Avenida Madero entre las calles de Nigromante y Valentín Gómez Farías lo mismo que en los portales Hidalgo, Matamoros o Galeana del primer cuadro de la ciudad donde apenas oscurece, los hombres y mujeres «tienden su cama» y ante la mirada compasiva de unos, de desprecio de otros además de la indiferencia de los demás, se meten a dormir sin importar que por el lugar camine un moreliano, un turista nacional o incluso un visitante extranjero que solo mira con asombro como en la capital michoacana que presume ser Patrimonio de la Humanidad, hay espacios «destinados» para los indigentes.
Aunque la mayoría no hacen mal a nadie ni son agresivos con los ciudadanos que pasan a un costado o incluso hasta pisando las cobijas roídas, «las personas en situación de calle» como los han bautizado las propias autoridades, pareciera que no temen a nada ni siquiera a alguna rata u otro animal que llegue a visitar «su espacio», pero que sí reaccionan ante la autoridad cuando intentan ingresarlos a algún refugio donde podrían tener comida y un techo para resguardarse pero en donde se mantienen uno o dos días para después, escapar «de ese encierro».
Muchos, llegar a sufrir de manera solitaria alguna enfermedad como le sucedió al señor Felipe quien el pasado miércoles 21 de noviembre se quejaba de dolores muy fuertes debido a una lesión en la columna que lo tenía hospitalizado en el Hospital Civil pero que al no tener algún familiar que respondiera por él, con toda carencia de humanidad fue abandonado en los portales del centro a unos pasos de Palacio de Gobierno donde fue apoyado por elementos de Tránsito Municipal, Tránsito del Estado y la Cruz Roja cuya unidad 226, lo canalizó a las instalaciones de la benemérita institución donde sería atendido.
Los demás indigentes, siguen deambulando por las calles en las mañanas pidiendo dinero, comida o simplemente sentados en las banquetas esperando que comience a oscurecer, para de nueva cuenta, «acercarse a su morada, dormir, y una vez más iniciar su día de manera cotidiana como lo han hecho de desde hace semanas o tal vez meses, esperando que alguna alma caritativa los ayude y puedan dejar calles y portales para poder comenzar una nueva vida», si es que así se le puede llamar a su rutina diaria.