Palabra de Tigre: Monumentos dañados o demandas no resueltas
El pasado 25 de noviembre, en la celebración del día internacional de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, se realizó una marcha de grupos feministas y colectivos de mujeres; al final un grupo de mujeres encapuchadas, dejaron daños a diversos monumentos históricos
Ciudad de México, 04 de diciembre de 2019.- El pasado 25 de noviembre, en la celebración del día internacional de la eliminación de la violencia en contra de las mujeres, se realizó una marcha de grupos feministas y colectivos de mujeres, que aunque la mayoría de ellas marcharon de manera pacífica, al final un grupo de mujeres encapuchadas, dejaron daños a diversos monumentos históricos de la avenida paseo de la reforma, lanzamiento de bombas de humo, destrozos en para buses y pintas en los camellones.
La discusión no ha girado en torno a que si estos grupos tienen todo el derecho a manifestarse, sin embargo, muchos sostienen que para que sean escuchados y atendidos sus reclamos, en lugar de vandalizar, deberían hacerlo pacíficamente.
Debo confesar que no tenía opinión sobre el particular y que el discurso más sencillo, sin duda es el que defiende a los monumentos históricos, aunque también se defiendan las causas y exigencias por las que se marcha y reclama.
¿Que culpa tiene la cultura y la historia? Por qué destrozar los monumentos, o incluso, por qué destrozar negocios comerciales de particulares en nombre de las causas, cualquiera que estas sean.
Días después de esa marcha, leí un extraordinario artículo de mi amigo Gerardo Sánchez (El Yuca), en donde afirma que: “es entendible el enojo, la furia de mujeres que en su persona o en la de alguien cercana han sufrido agresiones sexuales teniendo como respuesta la burla, la negligencia, la re-victimización, culpables que no son castigados y en general, nulo acceso a la justicia”.
Ahí mismo, transcribe un texto que una mujer le dirige a su madre. El texto es muy fuerte, y después de presentar un probable escenario de agresión sexual y violencia extrema para todas las mujeres en cualquier día del año, concluye con una expresión de la propia madre: “Lo quemaría todo”.
¿Eso quiere decir que solo quien ha sufrido en carne propia, o en sus familiares y amigas mas cercanas, acepten que ante la falta de respuesta de las autoridades se necesitan instrumentar acciones diferentes, como la destrucción de monumentos para ser escuchadas?.
Si la autoridad no ofrece respuestas a este tipo de casos, la manifestación o marcha pública, puede incluso llegar a la vandalización de los monumentos históricos porque eso tiene solución.
Lo que no tiene solución es el daño que se causa a una víctima no atendida, ya sea por negligencia o por protección a los inculpados, dejando sin culpables y sin castigo, pero con un grave daño físico, moral y psicológico a las victimas y a sus familiares.
Propongo que para rehabilitar y limpiar los monumentos históricos dañados, se saquen custodiados temporalmente de las cárceles a los presos por violencia y agresión sexual en contra de las mujeres; se obligue a los jueces suspendidos o inhabilitados por reclasificar los delitos y que dejan en libertad a presos por intento de feminicidio; y que también se obligue a los policías y agentes del ministerio público que no les dan seguimiento a las denuncias presentadas.
Hago mía una parte del himno que el colectivo interdisciplinario de mujeres @LasTesis, hizo viral en su manifestación pacíficas en Santiago de Chile, al gritar al unísono: “y la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía; y la culpa no era mía, ni donde estaba ni como vestía”.
Es mejor tener monumentos dañados para reparar, que mujeres asesinadas o lastimadas, a las que la reparación del daño no les llegará nunca si las cosas no cambian.