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De rinocerontes grises y cisnes negros a pensamiento disruptivo

¿Qué estrategias podemos realizar para dicha gestión del cambio?, debo decir que una técnica que nos ayuda viene desde el paradigma de la agilidad y esa metodología se le llama Scrum, conozcamos más y preparémonos

Morelia, Michoacán, 28 de abril de 2020.- En alguna ocasión nos hemos maravillado con ciertos avances científicos y tecnológicos, como por ejemplo los progresos de la inteligencia artificial. También nos hemos asombrado por grandes ideas que a lo largo de la historia han sucedido, como por ejemplo la invención del fuego, la rueda, la lanza, hasta llegar a los progresos en la ciencia y la tecnología.

Estos avances que han sido producto de una mente inquisitiva que de momento sabemos que la única especie que la posee y la usa para generar tanta creatividad e innovación es la humana ya que se tiene un cerebro con la dimensión física óptima que la evolución ha requerido para ser la especie más exitosa en cuanto a descubrimientos creativos e innovadores se refiere.

Como especie somos privilegiados en una configuración adecuada porque nuestro promedio de altura es próximo a los 2 metros, somos bípedos desde hace mucho tiempo y nuestra masa encefálica es de alrededor de 1.5 kg y tenemos cerca de 100,000 millones de neuronas. Esta configuración ha estado probando su eficiencia en los progresos a través de la creatividad.

No está de más, mencionar que ha habido rompimiento de los procesos tradicionales por milenios. Podríamos citar incluso a nuestro planeta anterior a la vida como hoy la conocemos, ya que en un principio estaba dominada por un puñado de moléculas básicas como el amoniaco, metano, agua, dióxido de carbono, algunos aminoácidos y simples compuestos orgánicos.

Esas moléculas iniciales a partir de transformaciones y combinaciones consiguieron crear vidas complejas. A estas combinaciones, los científicos las dictaminaron como lo posible adyacente, es decir, el potencial creativo del cambio. Este potencial de momento no tiene un límite conocido ya que cada combinación ha dado pie a consecutivas combinaciones nuevas.

La historia de la vida en sí y la cultura humana es la historia de la exploración gradual pero incansable de lo adyacente, una creación de algo nuevo basado o generado a partir de la combinación de cosas existentes siempre dando un valor nuevo y fresco, posando la mirada hacia el futuro.

Esa posible adyacencia, esa actividad cerebral trasladada y aplicada a otros contextos cuando se necesita usarla en otros niveles como por ejemplo en la innovación, nos ha permitido observar que existe una gran capacidad y que hace falta impulsar el desarrollo de las habilidades para la creación de grandes ideas y así como se formalizan metodologías en la educación escolarizada, de igual manera se formalizan para aplicarse en la acción empresarial donde surgen métodos como Lean Startup, Scrum, Design thinking, entre otros, que son excelentes herramientas para generar creatividad e innovación.

A través de estas metodologías han surgido atractivas ideas que se estipulan y que dan la pauta para emprender ecosistemas para la innovación. Aplicando los artefactos mencionados se han creado productos, estrategias de mercado y hasta cultura organizacional. Vemos a muchos líderes obsesionados con la innovación pero la innovación está por morir y muchos especialistas como por ejemplo el maestro Gilberto Grajales de Banana soluciones creativas lo ha analizado y hace énfasis en que debemos darle paso a la disrupción.

La principal característica de una disrupción con respecto a la innovación, es que la disrupción provoca cambios en el comportamiento de las personas que utilizan el producto o servicio. Grajales analiza como ejemplo a los autos eléctricos, que harán que la gente ya no cargue gasolina, pero ahora las personas tendrán que estar al pendiente de conectar su auto para recargarlo.

Otro ejemplo serían los vehículos auto conducidos, cuando éstos ya sean muy comunes, es probable que hasta se prohíba que un humano conduzca el vehículo. O cuando aparecieron las cámaras digitales, provocaron que las personas ya no se limitaran a tomar pocas fotografías como cuando se usaban los rollos de película química.

Entonces, la disrupción requiere una capacidad de adaptación para los afectados por la misma. Grajales incluso menciona que ya no se puede seguir compitiendo o haciendo negocios de la misma manera cuando ha ocurrido una disrupción en nuestra industria.

Algo tiene que cambiar. Una organización que no esté lista para responder a una disrupción puede verse afectada perdiendo una parte de su mercado o a veces hasta podría quedar en bancarrota.

Se vienen grandes cambios, y más ahora con la situación que estamos pasando en la cual nos atacan los cisnes negros y los rinocerontes grises.

La situación que estamos viviendo en el tema de la salud por el coronavirus ¿se considera como un rinoceronte gris o un cisne negro?

Según la teoría del cisne negro, desarrollada por el filósofo e investigador Nassim Taleb, es una metáfora que describe un suceso sorpresivo, de gran impacto socioeconómico y que, una vez pasado el hecho, se racionaliza por retrospección (haciendo que parezca predecible o explicable, y dando impresión de que se esperaba que así sucediera).

Podemos citar varios ejemplos de cisnes negros como, la Primera guerra mundial, la gripe española o los atentados del 11 de septiembre.

Taleb ha rechazado al coronavirus como un cisne negro al considerar que no cumple con los requisitos de su teoría y algunos especialistas lo califican más bien como un rinoceronte gris porque el coronavirus era un evento predecible, por ejemplo la investigadora Michele Wucker en una de sus conferencias menciona que el coronavirus es un rinoceronte grande y gris.

La teoría del rinoceronte gris, hace hincapié para referirse a situaciones de extremo riesgo para un país o una compañía que, aunque resultan predecibles, no son enfrentadas por sus responsables, y según Wucker, el coronavirus es lo contrario a la sorpresa que suponen los cisnes negros.

Pero yo digo que nos han atacado ambos en ciertos contextos y no hay mejor herramienta para el futuro empresarial que la gestión del pensamiento disruptivo. Los líderes deben de pugnar por la disrupción para enfrentar lo que se viene en cuestión de la creación de grandes ideas, que ahora ya no serán obsesionadas por la innovación sino que debemos darle paso a la disrupción.

Poco a poco las organizaciones deben empezar a explorar o incursionar en otras industrias. Esto al principio parecerá algo raro, pero después será el día a día de los negocios. No nos extrañará que alguna empresa de la industria de seguros empiece a crear productos o servicios de otras industrias como biotecnología o robótica, por ejemplo. O que alguna empresa del área de alimentos participe en industrias como logística o salud.

Lo primero que se debe aceptar y entender para poder incursionar bien al nuevo juego de los negocios y poder sobrevivir, y sobretodo, seguir creciendo o siendo rentables es la gestión del cambio, y ahora estos cisnes negros y rinocerontes grises nos invitan a mejorar en dicha gestión.

Es momento de aceptar el cambio como una constante en la vida y por la situación que estamos pasando no hay mejor camino que pugnar por desarrollar nuestro pensamiento disruptivo.

En verdad desarrollemos nuestras capacidades para la disrupción ya que en algunos casos será difícil tratar de regresar a lo que se tenía, el actuar como antes, a tratar de recuperar procesos como lo hacíamos.

Estos rinocerontes grises y cisnes negros solo nos enseñan un camino para los amantes de la generación de grandes ideas y eso sin duda es la disrupción.

Ahora bien, la pregunta sería ¿qué estrategias podemos realizar para dicha gestión del cambio?, debo decir que una técnica que nos ayuda viene desde el paradigma de la agilidad y esa metodología se le llama Scrum, conozcamos más y preparémonos.

¡Ánimo amigos disruptores, fomentemos esa gestión del cambio!

www.riosgomezjavier.com

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