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El país de la franela, del moche y del cuerno de chivo / Gonzalo Gabriel Estrada

El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea
El autor es licenciado en Derecho, especialista en Derecho Agrario; Maestro en Ciencias en Desarrollo Rural Regional; Maestro en Derecho Ambiental y de la Sostenibilidad; Diplomado en la Unión Europea

Lo que más me sorprende es que en el tema del moche los diputados y senadores le han dado carpetazo al asunto; exijamos, como ellos exigen todo y de todo, que se investigue y la PGR actué y se sanciones a los responsables

Al Michoacán infinito que permanece secuestrado

México, D.F. a 11 de marzo de 2014.- La franela: No cabe duda que vivimos en un entorno social altamente tenso. Deambular por las ciudades así sea a pie o en coche o cualquier otro medio de transporte tiene sus bemoles. Puedes encontrarte con el franelero que se ha apropiado de nuestras calles y te indica cómo debes estacionarte en su parcelita urbana, previo pago de piso, ahora literal, para que no te le pase nada al coche. Esto puede ser a la vista o no del agente de tránsito que complaciente mira la escena cuando le da tiempo de quitar la vista de su teléfono móvil.

El moche: También conocido como diezmo, por lo menos, para poder salpicar a quienes le entren al negocio de licitaciones o hasta dotación de plazas laborales en cualquier ámbito. El moche varía en función de la envergadura del sapo. No se diga cuando tenemos que hacer una gestión y para agilizar los trámites es menester “ponerse la del Puebla”. Dícese del movimiento de la mano de arriba hacia abajo de manera diagonal, que nos indicaría el “mochate”, como la camiseta de futbol de los camoteros.

El cuerno de chivo: Pasamos a terrenos más escabrosos entre montañas y ciudades. Estos cuernos de chivo ya no sólo los usan los cuerpos policiacos oficiales sino los cuerpos de seguridad en “transición” y claro la llamada delincuencia organizada.

Y lo más sorprendente, ya no nos sorprende nada. Al franelero hay que darle unas monedas y ya no solo dos tres pesos, sino que cobran como estacionamiento privado. Bajo el riesgo de que le pase algo al coche o a uno mismo.

Hay otra forma más fina de cobrarnos piso en nuestra propia ciudad, los parquímetros que además WILAME tiene interés en instalarlos en Morelia.

El moche, de que hay que entrarle hay que entrarle para agilizar trámites administrativos, el que sea; hasta para una boleta de dispensa de catecismo para primera comunión.

Si eres de la pomposa iniciativa privada, para ganar una licitación hay que “ponerse amarillo”, y ahora hasta para etiquetar recursos desde la cámara de diputados; dicho sea de paso con sus ofensivos infomerciales de los niños que van a darles las gracias por autorizar, del dinero de todos, la pensión para la “agüelita”; y qué decir que ahora dan consejos para evitar la muerte de cuna, loable labor, que creo que le corresponde a la Secretaría de Salud.

Como vamos los diputados y senadores aparte de repartir despensas, pacas de lámina de cartón, cemento y varilla, también nos van a dar recetas de cocina. Yo puedo facilitarles algunas de creación propia. Pero lo que más me sorprende es que en el tema del moche los diputados y senadores le han dado carpetazo al asunto.

Exijamos, como ellos exigen todo y de todo, que se investigue y la PGR actué y se sanciones a los responsables. Y del cuerno de chivo, más vale verlo con disimulo, alejarse y contárselo al Comisionado federal. Lo que podríamos también, como un aporte cultural de nuestra parte a la Real Academia de la Lengua Española es poner a disposición estos neologismos: franelero, moche y cuerno de chivo para que los incluyan en su próxima edición. Entre tanto, que siga el caos y la anarquía.

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