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Filosofía del Pueblo: El transporte público en Morelia

Normalmente nos quejamos de los choferes. Pero, ¿se han puesto a pensar qué hay detrás de todo ese estrés con el que conducen?

Morelia, Michoacán, 14 de abril de 2021.- ¿Alguien ha podido tomar asiento en algún camión  o combi antes de que este arranque?

El exceso de personas en el interior, enfrenones, arrancones, música de Los Acosta a todo volumen y sin faltar los brincos por los topes y baches, es parte del recorrido de nuestro transporte en la ciudad.

Normalmente nos quejamos de los choferes. Pero, ¿se han puesto a pensar qué hay detrás de todo ese estrés con el que conducen? 

Ojo, no es justificación para que los chafiretes sean groseros o poco amables, ya que su función es llevar con bien al usuario hasta su destino.

Charlando con algunos de los amantes del volante acerca de las condiciones de trabajo (que es en lo que nos enfocaremos hoy) me parecieron un tanto humillantes y hasta peligrosas, pues los tiempos de distancia entre cada unidad son muy cortos, las jornadas en algunas rutas son muy largas, las cuentas bastante caras las cuales deben de entregarse completas, haya o no pasaje en el día.

Pero, ¿sabían ustedes que la gran mayoría no cuenta con prestaciones de ley como lo es el Seguro Social, Infonavit, reparto de utilidades, aguinaldo, entre otros? 

A todo esto le añadimos que ellos tienen que pagar sus uniformes, la limpieza de la unidad, ponchaduras, arañazos a la lámina de los que no cubre el seguro, sus alimentos,  aportaciones a la unión a la cual deben pertenecer voluntariamente a fuerza, sin que haya un organismo que regule nada de lo anterior. (Hay una oficina cerca del monumento a la cual nombran COCOTRA y lo único que se sabe es que hay gente jugando ajedrez por fuera).

También deben de asistir ya sea a apoyar a un candidato cuando haya elecciones o cerrar la Avenida Madero para que sus líderes sean atendidos por las autoridades, y de lo anterior no perciben remuneración alguna, a veces una torta fría con un refresco caliente, si bien les va.

Las violaciones al reglamento de cada ruta no sólo llevan una llamada de atención o una suspensión, también es una multa económica, desconociendo si eso llega a las oficinas de la Coordinadora o si tan solo sea legal retener dinero de los transportistas sin ser una autoridad gubernamental.

Pero lo anterior solo queda en una plática entre algunos transportistas al calor de una coquita en la mano, un cigarro pa’ relajarse antes de hacer su siguiente vuelta, no sin desearse suerte antes de tomar el volante.

Esperemos que en la siguiente administración sí sean escuchados los choferes, pues ellos son el motor de tan lucrativo negocio de unos cuantos.

Filosofía del Pueblo: El Río Chiquito

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