Deshumanización / Yadhira Y. Tamayo Herrera
Leí algo: “las personas fueron creadas para ser amadas, mientras que las cosas fueron creadas para ser utilizadas. El motivo por el que el mundo es un caos es que las cosas son amadas, y las personas son utilizadas”.
México, D.F., 22 de mayo de 2014.- San Fernando, Tamaulipas, 25 de agosto del 2010. La impresión de encontrar en un rancho abandonado pegados contra la pared los cadáveres de 58 hombres y 14 mujeres –algunas de ellas, según dicen, embarazadas- ha de indigestar el alma por mucho tiempo. Estos migrantes fueron ejecutados por el crimen organizado para perjudicar al bando contrario en su negocio de introducir de manera ilegal migrantes a Estados Unidos. Sin un peso en la bolsa ni un pariente que tuviera dinero para pagar algún rescate por ellos, no supieron porqué fueron secuestrados ni asesinados.
En abril de 2011, las autoridades encontraron otras 47 fosas en San Fernando en las que había más de 190 cuerpos. Las pérdidas humanas en Tamaulipas a causa del crimen organizado ya superan cientos y cientos de vidas humanas. ¿Qué hay más vulnerable que una migrante sudamericana embarazada depositando su sueño en criminales y funcionarios corruptos, cruzando de manera ilegal, sin un peso, en un Tamaulipas donde no hay ley?
En esta semana, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plascencia, fue llamado por el Senado a comparecer. Algunos familiares de esas 72 víctimas acudieron al Senado para que fuese portavoz de sus demandas, y dio como resultado esta reunión que obliga al ombusdman Plascencia a reabrir el caso. Plascencia advirtió: “esclarecer la masacre de migrantes, tardará años, incluso lustros” y también previno que en muchas ocasiones las víctimas –en este caso los familiares de los migrantes asesinados- se hacen muy altas y falsas expectativas, sobre todo en lo que se refiere a reparación del daño, es decir, a una compensación económica.
Nigeria, 14 de abril del 2014. Unos hombres armados, vestidos de militares irrumpen en un internado de chicas entre 15 y 18 años. Les ordenan salir del internado y subir a unos autobuses, ellas creen que están siendo protegidas de algún peligro inminente. Al ver desde los autobuses su escuela en llamas y a estos locos disparar al aire y gritar consignas religiosas, se dan cuenta de que han caído en manos de gente mala. Más de doscientas chicas secuestradas por unos guerrilleros islamistas. Sus familias no saben de ellas. Según una niña que logró escapar, las violan hasta quince veces al día. Otros dicen que las sacaron del país y las obligaron a casarse. Otros que las vendieron como esclavas en el equivalente a 12 dólares. Una tragedia. ¿Qué hay más vulnerable que doscientas niñas en manos de unos guerrilleros fanáticos en un país dispuestos a secuestrar, violar, vender y desaparecer a cientos de chicas menores de edad?
Dos fotografías, un hecho: la cosificación de las personas. ¿Qué fueron los migrantes para quienes los ejecutaron sino un medio de hacerse ver más fuertes ante sus contrincantes? ¿Qué fueron estos migrantes para los funcionarios de migración corruptos que los entregaron a los malosos sino una manera de mantener sus relaciones comerciales? ¿Qué fueron estos migrantes para los gobiernos municipal, estatal y federal sino un problema de gobernabilidad y un agravio a su imagen pública? ¿Qué fueron estas niñas sino un medio de presión para que su movimiento armado cobrara relevancia, para amedrantar al gobierno y aterrorizar a la población? ¿Qué son esas niñas sino botines sexuales y/o monetarios para los dizque guerrilleros de ese movimiento despiadado?
Leí algo: “las personas fueron creadas para ser amadas, mientras que las cosas fueron creadas para ser utilizadas. El motivo por el que el mundo es un caos es que las cosas son amadas, y las personas son utilizadas”. De ahí que la dignidad de la persona humana sea tan importante tanto para los gobiernos, como para las relaciones conmigo mismo y con los demás.