Sucesos

Hoy es la fiesta del Apóstol Santiago, patrono de España

Santiago, el de Zebedeo, se destaca por su empuje evangelizador y llevar la Palabra de Dios a tierras lejanas

Morelia, Michoacán, 25 de julio de 2023.- Cada 25 de julio la Iglesia celebra la fiesta de Santiago el Mayor -también conocido como Santiago, el de Zebedeo– uno de los doce Apóstoles elegidos por Cristo. Podemos conocerlo gracias a que son varios los textos del Nuevo Testamento en los que aparece mencionado. Se le suele denominar “el Mayor” para diferenciarlo de otro de los Apóstoles, ‘Santiago el Menor’.

El Apóstol Santiago ocupa un lugar especial en la historia de la Iglesia primitiva en virtud a su empuje evangelizador y carácter valeroso. Fue él quien llevó la Palabra de Dios a tierras completamente alejadas de su Galilea natal, como la península ibérica. Precisamente por su presencia allí, sembrando la fe, es reconocido como «patrono de España«.

El “Hijo del trueno” -apelativo con el que lo llamaba Jesús, al igual que a su hermano, Juan, en alusión al padre de ambos- además de ser patrono de España y de la caballería de este país, lo es de los curtidores, veterinarios y equitadores.

Cerca de Jesús

Santiago nació en Betsaida, Galilea, hacia el año 5 a.C. Fue uno de los primeros convocados por Jesús, quien se acercó a él cuando estaba pescando en el lago de Genesaret junto a Juan, su hermano (Mc 1,19).

De acuerdo a los Evangelios, Santiago fue testigo, con Juan y Pedro, de algunos de los momentos más intensos de la vida del Señor, lo que evidencia su cercanía con Él. Algunos de esos momentos son, por ejemplo, la Transfiguración del Señor en el Monte Tabor, la pesca milagrosa y la noche en la que Jesús permanece rezando en Getsemaní, en la víspera de su Pasión.

¡Santiago, ayúdanos!

Su nombre proviene de la unión de las voces “Sant” y “Iacob” (término hebreo para “Jacob”), las que quedarían vinculadas desde los albores de la España cristiana, cuyos guerreros se lanzaban a la batalla al grito de «¡Sant Iacob, ayúdanos!«. La rapidez con la que se pronunciaba aquel grito de guerra produjo la voz amalgamada “Sant-iago”. De ahí el “¡Santiago, ayúdanos!”.

De manera paralela quedaría también su nombre asociado a la tradición bélica, al punto que buena parte de la iconografía lo representa como un soldado montado en un caballo, blandiendo una lanza, en actitud de lucha. Es así imagen perfecta que simboliza la lucha contra el mal y el pecado personal.

Por otro lado, hay una tradición iconográfica en la que el Apóstol aparece más bien como peregrino, vestido con una túnica sencilla, cubierto de una capa y sosteniendo un cayado o vara. Es el Santiago que marcha hacia los rincones más apartados ‘del mundo’ llevando a Cristo a todos los corazones hambrientos de Él.

Así, el arte a lo largo de la historia ha intentado representar, de manera simbólica, aspectos resaltantes de la personalidad del discípulo de Cristo; eso que muy bien expresó San Juan Crisóstomo cuando dijo de él: “Fue el Apóstol más atrevido y valiente”.

El mundo hispánico estará siempre asociado, desde sus raíces, a Santiago. Las huellas que dejó este sobre el sendero de la historia son constituyentes del alma y cultura de los pueblos hispanohablantes.

Si bien el arribo del Apóstol a la antigua Hispania (España) respondía al primer anhelo de anunciar el Evangelio a todas las gentes, dicho anuncio pasó a formar parte de la matriz constituyente de la identidad española.

Uno de los símbolos de ese aporte identitario es evidentemente la catedral de Santiago de Compostela, considerada el principal santuario dedicado al Apóstol, donde reposan sus restos. Hoy, como en el medioevo, miles de personas peregrinan a Compostela cada año, deseosas de recorrer la ruta del patrono de España -“el camino de Santiago”-.

Así lo hicieron santos, mártires y misioneros, muchos de ellos enviados a América. El Nuevo Continente, por eso, abunda también en expresiones de devoción al Apóstol.

Una de estas, muy importante, pero a veces olvidada, tiene que ver con la fundación de varias ciudades de América por parte de los españoles de la conquista. En su afán fundacional -muy característico del siglo XVI-, ‘dedicaron’ muchos lugares al santo y bautizaron ciudades con su nombre. Es el caso, por ejemplo, de Santiago de Chile, Santiago en República Dominicana o Santiago de Cuba.

Santiago, las raíces de Europa y la Virgen María

El 9 de noviembre de 1982, San Juan Pablo II visitó la catedral de Santiago de Compostela e hizo un llamado a toda Europa a reavivar “aquellos valores auténticos” que la constituyeron: “Porque los otros continentes te miran y esperan también de ti la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: ‘lo puedo’”.

Luego el Papa polaco añadiría con gran elocuencia: “Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces”.

De acuerdo a la tradición, el Apóstol Santiago fue quien preparó el camino para que la Virgen María sea reconocida como el «Pilar» de la Iglesia y de la hispanidad que se extendió por el globo a lo largo de los siglos. Tras el aparente fracaso del anuncio de Cristo en la península, la Virgen María aparecería sobre una columna, ‘el Pilar de Zaragoza’, para animar a Santiago y a sus discípulos a no desfallecer en la tarea encomendada. (CON INFORMACIÓN DE: ACIPRENSA)

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