Che Guevara, ideología, poder e intolerancia
Ernesto Guevara era un individuo audaz, disciplinado e inteligente pero sin la creatividad de un verdadero conductor como Fidel Castro. A esto se suma un carácter despótico y una absoluta intolerancia hacia sus adversarios ideológicos.
Morelia, Michoacán, 08 de octubre de 2024.- Ernesto Guevara de la Serna, nacido en Rosario Argentina, muere en Bolivia un 9 de octubre del año 1967. A 57 años de su muerte, su figura sigue siendo una fuente de quimeras y fantasías, y la mayor paradoja es que se trata de una figura que en su corta vida pública, escasos diez años, acumuló más fracasos que triunfos. La otra cara de la paradoja es que si hubiese logrado realizar su proyecto hubiera generado uno de los regímenes totalitarios más intolerantes del planeta, comparable si acaso con el de Corea del Norte.
Procedente de la clase media de Argentina y con estudios de medicina, en algún momento de su juventud, por la razón que haya sido, emprende un viaje en motocicleta comenzando por el sur argentino y siguiendo hacia el norte pasando por Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Venezuela. Tras su retorno, termina la carrera de medicina y se gradúa en 1953. Su largo viaje, el contacto con las condiciones extremas en que sobrevivían los mineros chilenos y su trabajo en la leprosería peruana de San Pablo, a orillas del Amazonas, fueron momentos que supuestamente lo impulsaron para adquirir una ideología “revolucionaria”, entendiendo lo de “revolucionario” dentro del contexto de los años 50, ideología que ya nunca lo abandonaría. Sin embargo, también cabe preguntarse si su evidente inclinación por la violencia no estuvo influenciada por una cierta arrogancia intelectual y moral, común en algunos revolucionarios de clase media. Guevara creía firmemente que él y sus compañeros eran los únicos con la visión y la voluntad necesarias para liberar a los oprimidos, aunque estos mismos oprimidos no siempre estuvieran de acuerdo con sus métodos. Esta visión, como podemos ver, persiste en esos residuos que se consideran de “izquierda revolucionaria”.
Convencido de que la revolución era la única solución posible para eliminar las injusticias sociales, en 1954 se marchó rumbo a México, donde conoció a Fidel Castro y a su hermano Raúl Castro. De ahí sigue el viaje del Granma y la guerrilla en Cuba. Con el tiempo y abandonado Batista por el gobierno de los EUA, el triunfo de la gente de Castro se da en 1959. La Revolución, inicialmente de color verde olivo según Fidel, rápidamente vira al color rojo URSS y comienza lo que mejor sabe hacer, la eliminación física de los opositores.
Después del 59 las cosas ya no le salen bien al Che. Perdió ante los economistas en su intento de imponer un sistema de producción destinado al surgimiento del “hombre nuevo”; ocasionando de paso el desastre económico cubano. En lo político, su lucha para el surgimiento de una sociedad ideal, se estrelló contra la realidad que imponen las normas culturales, producto de siglos de historia. Y por último, en lo militar el desenlace patético en el Congo, y el no menos dramático en Bolivia lo demuestran.
La otra paradoja es la admiración que se le profesa en algunos sectores supuestamente ilustrados y su postura ideológica. Estos sectores quieren ignorar que el actuar político de Ernesto Guevara se apoyaba en un dogmatismo inflexible. Su personalidad intransigente lo acercaba más al estilo de un Savonarola que al de un líder preocupado por su pueblo.
No son pues ni los triunfos ni su idea de sociedad lo que mantiene la vigencia de esa figura. Es más bien la orfandad ideológica del mundo de hoy la que conduce al culto que se le profesa a un hombre que fue consecuente hasta la muerte con su prédica. Se adjudicó el papel de redentor y héroe, poniendo su vida al servicio de los otros, y, como es propio al oficio de héroe, arrogándose el derecho de matar en aras de la salvación de otros hombres. Y eso ilusiona y motiva a muchos.
Ernesto Guevara era un individuo audaz, disciplinado e inteligente pero sin la creatividad de un verdadero conductor como Fidel Castro. A esto se suma un carácter despótico y una absoluta intolerancia hacia sus adversarios ideológicos. No tenía, su fracaso en el Congo lo indica, y el desastre en Bolivia lo confirma, capacidad para el primer mando, fue un excelente teniente, pero nunca un capitán
El Che Guevara, que tanto luchó para destruir el capitalismo, se ha convertido ahora en una marca capitalista. Su imagen adorna desde jarros de café, encendedores, llaveros, billeteras, gorras, sombreros, pañuelos, bolsos, jeans, y, por supuesto camisetas con la foto, tomada por Alberto Korda, y que aún a 57 años después de su muerte, es el logo del revolucionario «in».