Día de muertos: ¿qué dice la Iglesia Católica?
Los mexicas dedicaban dos meses al culto de la muerte e inmortalidad
Morelia, Michoacán, 01 de noviembre de 2024.- El Día de Muertos es una de las costumbres más arraigadas en la cultura mexicana. En prácticamente todo el país, del 1 al 2 de noviembre millones de personas colocan ofrendas y visitan los panteones para recordar a sus difuntos.
De acuerdo con el padre Rogelio Alcántara, director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México, el culto a los muertos se remonta por lo menos al año 1,800 antes de Cristo. Los mexicas lo tenían muy arraigado, tanto que en su calendario existían dos meses dedicados a esa celebración.
“Su filosofía sobre la muerte y la inmortalidad quedó plasmada en un sinnúmero de poemas, que reflejan que la vida no es más que un momento pasajero, y la muerte una especie de despertar del sueño presente”.
“La celebración empezaba con los preparativos –meses antes– y el día de la fiesta se invocaba a los espíritus de los ancestros, para compartir con ellos los buenos frutos de la tierra. El culto continuaba con la colocación de la ofrenda en el altar familiar que pretendía estrechar los vínculos existentes entre los vivos y los muertos”, explicó.
La Conquista trajo consigo un nuevo significado de la muerte, que fue vencida por la Cruz de Cristo. En este periodo de la historia, los misioneros “intrépidos y santos” –agrega el presbítero- fueron los encargados de inculturizar la fe, tomando y cristianizando algunas celebraciones paganas.
En el caso de la celebración a los muertos, la Iglesia la enmarcó a la fiesta de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, que se celebran los días 1 y 2 de noviembre, respectivamente.
¿Es católico poner en estas fechas un altar de muertos? El padre Alcántara responde con un enfático “no” si se hace como lo hacían los antiguos mexicas. No obstante, la respuesta cambia a un “sí”, siempre y cuando le demos a esta conmemoración una connotación auténticamente cristiana.
“Puedo recordar a través de un ‘altar de muertos’ que puedo hacer por mis difuntos una gran obra de misericordia: orar a Dios Trino por la salvación de estos; hacer una confesión y participar en la Santa Misa, para ganar por ellos la indulgencia plenaria, etcétera”.
“Así, un altar de muertos daría mucho fruto y estaría muy lejos de la distorsión que de esta conmemoración ha hecho el Halloween, que se ha desvirtuado hasta llegar a ser una invocación a los demonios”, finalizó.
1 de noviembre: la Solemnidad de Todos los Santos
La Iglesia celebra el 1 de noviembre la Solemnidad de Todos los Santos; es decir, a los hermanos bautizados ya fallecidos que, por haber vivido su fe cristiana de una manera heroica, alcanzaron la santidad. En este día, la Iglesia militante da gracias a Dios por tener en su presencia a estas personas que fueron modelo de vida y hoy interceden por nosotros.
Al respecto, el padre Alberto Medel, especialista en Liturgia, explica que en esta solemnidad no sólo se recuerda a los santos canonizados por la Iglesia; “sino a todas aquellas personas que hoy gozan de la presencia de Dios, mismas que, aunque sus nombres no se encuentren enmarcados, sí alcanzaron la meta del Bautismo: la santidad”.
¿A quiénes conmemorar?
El padre Alberto Medel señala que, si bien no tenemos la certeza del estado de nuestros familiares o amigos fallecidos, en el fondo sentimos que hubo algunos que nos dieron un buen testimonio de fe, que trataron de vivir todos los días conforme al Evangelio; “las imágenes de ellos las podemos destacar en un lugar dentro de la ofrenda: ya sea la abuelita, la mamá, un tío o cualquier otra persona que con acciones concretas de vida cristiana nos inculcaron valores”.
Cómo recordarlos
El 1 de noviembre, la Iglesia tiene en su liturgia una celebración particular, una solemnidad del máximo rango que recuerda a los hombres y mujeres, discípulos de Cristo, que se esforzaron por vivir los valores del Evangelio y ahora gozan de la presencia del Creador.
Una Iglesia, tres dimensiones
Para comprender bien el significado cristiano de las fiestas que vivimos en torno a nuestros difuntos, es necesario entender que la Iglesia Católica se divide en tres dimensiones:
Iglesia triunfante
Es la Iglesia glorificada, conformada por todos aquellos que fallecieron y gozan ya de la presencia del Señor; es decir, que vivieron intensamente el amor a Dios y a sus hermanos, que fueron modelo de vida por haberse apegado a los valores del Evangelio.
Iglesia purgante
Está integrada por los fieles difuntos, por personas que murieron en amistad con Dios, pero que aún tienen faltas que expiar. Una vez purificados de toda mancha, son admitidas en la Gloria.
Iglesia militante
Está conformada por todos los fieles cristianos que aún nos encontramos con vida y luchamos por alcanzar la salvación. (CON INFORMACIÓN DE: DESDE LA FE)