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Prometieron Igualdad y Libertad

La veneración de Fidel Castro entre estudiantes mexicanos ha disminuido significativamente hoy

Morelia, Michoacán, 01 de julio de 2025.- Fidel Castro no ha dejado de ser un personaje importante en la historia de México, pero su figura ya no es tan venerada como antes por las juventudes de secundaria, prepa y universidad. Aunque en el pasado, especialmente durante la Guerra Fría y las décadas posteriores, Castro era visto como un símbolo de resistencia contra el imperialismo estadounidense y un ejemplo de lucha por la justicia social, hoy en día su imagen es más compleja y controvertida, y su influencia en las aulas mexicanas ha disminuido considerablemente.

Fidel llegó al poder de la isla en 1959, tras liderar una revolución que derrocó al gobierno corrupto y abusivo de Fulgencio Batista. Mandó por decreto hasta 1976, año en que se reformó la estructura del gobierno de Cuba mediante una nueva constitución, cuya redacción supervisó él mismo. Desde entonces, y hasta que traspasó el poder a su hermano Raúl en julio de 2006, Castro desempeñó los tres cargos con más poder en el gobierno de Cuba: presidente del Consejo de Estado, presidente del Consejo de Ministros y primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Fidel Castro renunció oficialmente a su función de presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros en febrero de 2008, y dejó su rol como primer secretario el 19 de abril de 2011.

La figura de Fidel Castro y su legado en Cuba son temas complejos y controvertidos. Si bien se le atribuyen logros significativos en áreas como la salud y la educación, también se le critica por la represión política, la falta de libertades civiles y los problemas económicos que persisten en la isla. Durante las casi cinco décadas que gobernó Cuba, Fidel impuso un sistema represivo que castigó prácticamente todas las formas de disenso, un legado que lamentable perdura incluso después de su muerte, coinciden los historiadores sobre el sistema que prevalece en la isla.

Durante el régimen de Castro, miles de cubanos fueron encarcelados en prisiones en condiciones deplorables, otros miles fueron perseguidos e intimidados, muchos más murieron  y a generaciones enteras se les negaron libertades políticas básicas. Cuba logró avances en salud y educación, pero muchos de estos logros se vieron contrarrestados por largos períodos de dificultades económicas y políticas represivas.

Aseguran historiadores sobre Cuba que recién salido de la Sierra Maestra, «con un uniforme arrugado y el fusil al hombro», Fidel Castro se plantó en Caracas, Venezuela. Era 1959, tenía 32 años y aquella fue su primera salida de Cuba tras derrocar a Batista. Poco después se marchaba totalmente molesto y frustrado porque el entonces mandatario venezolano, Rómulo Betancourt, ni le rebajó el petróleo ni aflojó los 300 millones de dólares que Castro le pidió.

Pero con la misma paciencia que le mantuvo en el poder durante medio siglo, Castro esperó 40 años a que llegara su hombre: Hugo Chávez. Y el día que por fin se conocieron, comenzó el idilio. Y sello Chávez su amor ante personalidades cubanas -Por Cuba lloramos, por Cuba peleamos, y por Cuba estamos dispuestos a morir peleando gritaba…Con el devaneo, llegó la invasión. Y después, la ruina.

La invasión consentida (Ed. Debate) se titula el libro que fue publicado en inicios del 2021  y que relata el absurdo amorío entre la Venezuela Chavista y la Cuba Castrista, y en gran medida es la cronología de cómo el país más próspero de Iberoamérica se fue a pique en poco más de una década.

Capítulo a capítulo, La invasión consentida. El autor, o los autores, de este libro, que está firmado con el seudónimo de Diego G. Maldonado por motivos de seguridad, narra cómo, después de los primeros acuerdos bien regados de petrodólares, Castro envió a los médicos. Miles de médicos cubanos aterrizaron en Venezuela, pasaban un control de pasaportes diferente al de los demás, mucho más laxo y cómodo, y llegaban a sus nuevos puestos de trabajo mientras los médicos venezolanos eran despedidos. El régimen pagaba sueldos astronómicos a estos doctores, pero de 10 mil dólares, por ejemplo, sólo 300 iban al profesional; el resto llenaba las arcas de Castro.

Otro de los iguales con más bajo perfil que Fidel Castro, cuya figura recae en Daniel Ortega, que le mintió al pueblo Nicaragüense pues este perverso asocio con la revolución, la justicia social y el bienestar para su país, todo fue un ardid que por el que ahora es severamente cuestionado por todo el mundo, son incontestables  las críticas sobre el autoritarismo, la falta de libertades individuales en Nicaragua y el deterioro físico, emocional y económico de su gente.

Hace 46 años del triunfo de la revolución popular sandinista, la gesta heroica que derrocó al sanguinario dictador Anastasio Somoza y que contó con el apoyo de la comunidad internacional. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que participó a finales de la  década de los setentas para derrocar la dictadura de Anastasio Somoza se ha embriagado de poder y dinero. Hoy, el líder del Frente Sandinista para la Liberación Nacional es considerado por el propio pueblo, al que supuestamente liberó, como un tirano que traicionó la revolución.

Es vox populi sus millonarios negocios y la persecución a sus detractores políticos. No tiene el mínimo interés en restaurar la democracia y fortalecer la paz. Hoy es visto como el traidor de la fe y la confianza de su pueblo. Se le acusa de conducir a Nicaragua a una semi-esclavitud y de liderar un gobierno que asesina a las masas con una contabilidad innumerable preliminar de cientos de muertos.

Miles de nicaragüenses exigen ahora la dimisión de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo luego de que se iniciara el conflicto interno en abril de 2018 cuando la administración orteguista introdujo una serie de reformas a la seguridad social a través de la cual se reducían las pensiones y, paralelamente, se aumentaban las contribuciones.

Organismos humanitarios nacionales e internacionales han pedido vigilar Nicaragua del líder del FSLN considerado por el propio pueblo, al que liberó, como un tirano que traicionó la revolución, porque el conflicto puede escalar aún más con un enorme baño de sangre. La oposición desarmada está arrinconada, no hay equilibrio de poderes. Simultáneamente, la pareja presidencial se ha enriquecido. La sociedad, como antaño, ya se cansó de la conducta criminal y corrupta de los Ortega.  Para algunos ciudadanos, Ortega representa la resurrección del somozismo.

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