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El Gran Hermano, la pesadilla que México no quiere ver

La historia demuestra que los sistemas autoritarios prosperan cuando la sociedad se acostumbra a ellos; y parece que buena parte de nuestra sociedad ya se acostumbró a vivir de esta manera

Morelia, Michoacán, 19 de agosto de 2025.- Cuando en el año de 1949 George Orwell publicó su distópica y profética novela “1984” no solo escribió una novela de ciencia ficción política; dejó una advertencia atemporal sobre los riesgos de un Estado que concentra el poder, destruye la verdad y somete la voluntad individual a una maquinaria que ejerce un control absoluto.

Su “Gran Hermano” no era una persona específica, sino la encarnación del totalitarismo, la vigilancia permanente y la manipulación de la realidad.

Hoy, en México, la autodenominada Cuarta Transformación (4T) exhibe comportamientos y políticas que, para muchos, se acercan peligrosamente a ese modelo orwelliano.

Pero, ¿cómo se dio y se están dando estos cambios? En primer lugar está el control de la narrativa por medio de un Ministerio de la Verdad. En la novela, el Ministerio de la Verdad se dedicaba a reescribir la historia para que siempre coincidiera con la versión oficial.

En la 4T, no tenemos un edificio con ese nombre, pero sí una estrategia sistemática para imponer una sola narrativa utilizando varias acciones como la descalificación constante de la prensa crítica, a la que se etiqueta como “prensa fifí” o “voceros del conservadurismo” y el uso de conferencias matutinas para fijar la agenda política y presentar los llamados “otros datos” que sólo existen en la imaginación.

Orwell enseñó que la existencia de un enemigo constante justifica la vigilancia y el control.

En la 4T, el enemigo cambia de rostro pero nunca desaparece: neoliberales, empresarios “voraces y deshonestos”, jueces “corruptos”, partidos de oposición “traidores a la patria”. 

Esta estrategia de polarización ha buscado, con éxito, dividir a la sociedad en “pueblo bueno” y “la mafia del poder”.

Debilitamiento institucional, el desmantelamiento democrático: En la novela las instituciones eran meros brazos ejecutores del poder central, y podemos ver que en México, la 4T ha impulsado ataques sistemáticos al Poder Judicial, desacreditando a ministros y jueces que no se alinean a sus intereses y ha logrado debilitar, supeditar o incluso desaparecer a diversos organismos autónomos como el INAI, el INE , la misma SCJN, etc. bajo la premisa de “ahorrar” y “acabar con privilegios”. 

En el México de la 4T existe ya una total concentración de poder en el Ejecutivo. Los contrapesos prácticamente han desaparecido.

En la distopía de Orwell, la vigilancia era física y mental: cámaras, micrófonos y la omnipresencia del Gran Hermano. 

En la 4T, aunque no hay telepantallas en cada hogar, sí hay un uso político de programas sociales, con padrones centralizados que pueden servir como instrumento de presión electoral.

Militarización de tareas civiles, que pone a las Fuerzas Armadas en control de puertos, aeropuertos, aduanas y seguridad pública, aumentando su capacidad de supervisar la vida económica y cotidiana.

Promoción de un culto a la personalidad, donde la figura del presidente se coloca como referente moral y único intérprete legítimo de la realidad.

En 1984, la neolengua reducía el vocabulario para limitar el pensamiento crítico.

En México, el discurso oficial simplifica la realidad en frases binarias: “pueblo bueno” vs. “conservadores”, “honestos” vs. “corruptos”. 

Este lenguaje condiciona a los seguidores a ver cualquier cuestionamiento como una traición y a aceptar como verdad solo lo que proviene de la voz presidencial.

¿Qué podemos esperar si esta tendencia continúa?

Nada bueno, es probable que veamos mayor censura, un mayor debilitamiento de organismos autónomos, aumento del control electoral mediante los programas sociales, consolidación de una verdad oficial, donde las estadísticas y los hechos sólo existen si son políticamente útiles y finalmente la normalización del pensamiento único, donde disentir se convierte en un acto de riesgo legal.

¿Qué podemos hacer para evitar la pesadilla? Lamentablemente a esta altura ya pocas cosas, pues los contrapesos del poder ya son prácticamente inexistentes .

¿La sociedad por sí misma podrá revertir esta amenaza? Improbable, a lo largo de estos años ha demostrado tener poco interés y nula capacidad para articular una oposición capaz de enfrentar a la maquinaria de la 4T.

La historia demuestra que los sistemas autoritarios prosperan cuando la sociedad se acostumbra a ellos; y parece que buena parte de nuestra sociedad ya se acostumbró a vivir de esta manera.

Incluso la terrible inseguridad y la ineficacia del sector salud ya se ven como algo inevitable, ya no causan mayor asombro, salvo de manera esporádica y por pocos días.

El futuro, al menos en estos días, es bastante sombrío.

Alejandro Vázquez Cárdenas

La ignorancia y el poder

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