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Kakistocracia, el gobierno de los peores

Es la situación en la que los dirigentes de un país no son sólo mediocres en su capacidad de gobernar, sino también corruptos, inmorales e incompetentes

Morelia, Michoacán, 26 de agosto de 2025.- La política ha generado a lo largo de la historia una gran cantidad de conceptos que intentan explicar las formas de gobierno y sus desviaciones. Entre estos términos poco conocidos, pero tremendamente actuales, se encuentra la kakistocracia, palabra que designa el gobierno de los peores, de los menos capaces y de los más corruptos.

Si bien suena como un insulto coloquial, se trata de un concepto político con raíces antiguas y con una sorprendente vigencia en distintos países del mundo.

Definición y origen del término

Kakistocracia proviene del griego kakistos (el peor) y kratos (poder, gobierno). Literalmente significa “el gobierno de los peores”. El término apareció ya en el siglo XVII en textos ingleses, aunque se popularizó en el siglo XIX gracias al escritor Thomas Love Peacock, quien lo usó en un sentido satírico.

En esencia, la kakistocracia describe la situación en la que los dirigentes de un país no son solo mediocres en su capacidad de gobernar, sino también corruptos, inmorales e incompetentes.

A diferencia de la aristocracia (el gobierno de los mejores) o la meritocracia (el gobierno basado en méritos), la kakistocracia representa el extremo opuesto: el ascenso al poder de quienes menos cualidades tienen para ejercerlo.

Características de una kakistocracia

Un régimen de kakistocracia se distingue por varios rasgos recurrentes:

  • Ineptitud generalizada en los puestos clave del gobierno: Las decisiones se toman sin planeación, sin conocimiento técnico y sin previsión de consecuencias.
  • Corrupción estructural: Los gobernantes no buscan el bien común, sino su beneficio personal o el de su grupo cercano.
  • Clientelismo político: El poder se mantiene a través de favores, dádivas o promesas vacías, en lugar de políticas públicas sólidas.
  • Desprecio por la técnica y el conocimiento: Se privilegia la lealtad sobre la capacidad, llenando la administración de aduladores en lugar de expertos.
  • Deterioro institucional: Las leyes y organismos autónomos se debilitan para dar paso a un control personalista y arbitrario del poder.

En resumen, la kakistocracia convierte al Estado en una maquinaria al servicio de los peores intereses, con consecuencias devastadoras para la sociedad.

¿Cómo llega un país a ser gobernado por ineptos?

La llegada de un grupo de incapaces al poder no ocurre de la noche a la mañana. Generalmente, es el resultado de una combinación de factores:

  • Desencanto social con las élites tradicionales, que lleva a los votantes a preferir opciones populistas o radicales, aunque carezcan de preparación.
  • Crisis económicas o políticas que generan el deseo de un “cambio a cualquier costo”.
  • Campañas de manipulación y propaganda, donde se exalta al líder carismático y se ridiculiza al experto.
  • Debilidad institucional, que permite que personajes sin credenciales ni experiencia lleguen a los puestos más altos.

En muchos casos, la kakistocracia se instala porque la sociedad misma, cansada de la corrupción o de gobiernos mediocres, apuesta por opciones aún peores, sin medir las consecuencias.

Peligros y consecuencias de la kakistocracia

El gobierno de los peores tiene costos enormes. Entre los más visibles se encuentran:

  • Estancamiento económico: Las malas decisiones y la corrupción desalientan la inversión y paralizan el desarrollo.
  • Deterioro de servicios públicos: Salud, educación, seguridad y justicia sufren un declive constante bajo una administración incapaz.
  • Aumento de la desigualdad: Las élites gobernantes se enriquecen mientras la población enfrenta pobreza creciente.
  • Pérdida de confianza en la democracia: La gente empieza a creer que votar no sirve de nada, lo que abre la puerta al autoritarismo.

En el mediano y largo plazo, la kakistocracia debilita tanto las instituciones que incluso después de la salida de los malos gobernantes, el país requiere años —o décadas— para recuperarse.

¿Tienen remedio los países gobernados por kakistócratas?

Aunque parece una condena irreversible, la historia demuestra que los países sí pueden salir de la kakistocracia. Existen varios mecanismos:

  • Educación cívica y política: Un electorado informado es menos vulnerable a los cantos de sirena del populismo barato.
  • Fortalecimiento institucional: Leyes y organismos autónomos sólidos dificultan que los peores capturen el poder absoluto.
  • Participación ciudadana constante, no solo en elecciones, sino en la exigencia de rendición de cuentas y transparencia.
  • Renovación de liderazgos políticos, impulsando a personas con preparación, ética y visión de Estado.

Sin embargo, cuando ya se vive en una kakistocracia, revertirla requiere una sociedad activa, organizada y consciente de que la mediocridad no es destino, sino el resultado de la indiferencia ciudadana.

Detectar y evitar la kakistocracia

Existen señales de alarma para identificar que un país se dirige hacia la kakistocracia: El desprecio por los expertos, la exaltación de líderes sin experiencia, la manipulación del descontento social y la sustitución de programas serios por propaganda. Evitarla exige una cultura política madura: Votar con información, cuestionar a los gobernantes, defender la legalidad y apostar por la preparación en lugar del carisma vacío.

Conclusión

La kakistocracia no es solo un término académico, es una amenaza real que afecta a muchas naciones. Es el resultado del cansancio, del populismo y de la indiferencia.

Pero también es una advertencia: Cuando los ciudadanos bajan la guardia, los peores toman el poder.

La cura no está en esperar milagros, sino en educar, exigir y participar para que los incompetentes no decidan el destino colectivo.

Porque, al final, un pueblo informado difícilmente permitirá que su futuro quede en manos de los peores.

ALEJANDRO VÁZQUEZ CÁRDENAS

El Gran Hermano, la pesadilla que México no quiere ver

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