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El Derecho a la Ciudad: Impuestos para la salud

El mejor destino de inversión de los 41 mil mdp anuales esperados sería la construcción de infraestructura para garantizar el suministro de agua con calidad potable

Morelia, Michoacán, 16 de septiembre de 2025.- Desde el pasado 11 de septiembre, cuando se dio a conocer que el Paquete Fiscal para el Ejercicio 2026 incluía un incremento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas azucaradas, se han originado una serie de declaraciones a favor y en contra de tal propuesta. Por esta razón conviene reflexionar en torno a los potenciales beneficios de esta medida.

El Gobierno Federal sustenta su propuesta en el hecho de que en el país se registra un consumo de 166 litros de bebidas azucaradas por persona al año, lo que le convierte en uno de los consumos más altos del mundo. Dado que cada 600 ml de refresco contienen 15 cucharadas de azúcar, ello genera riesgos de obesidad, diabetes e hipertensión, entre otros padecimientos. Por ello, se recurre a las experiencias internacionales como en el Reino Unido, donde el impuesto propició una disminución del consumo de refrescos en 30%; en Sudáfrica ocasionó una reducción del 29% y en Chile, del 21%. Aquí en México se espera que el impuesto propuesto reduzca el consumo en al menos 7%.

Las empresas refresqueras consideran que el impuesto vendría a reducir el poder adquisitivo de los hogares y desincentivar la inversión en la industria refresquera, toda vez que el precio al consumidor se incrementará de manera significativa, entre 10 y 15 por ciento de su costo actual. Según la Asociación Mexicana de Bebidas el nuevo gravamen golpeará a los hogares de menores ingresos que destinan tres veces más recursos proporcionalmente a los refrescos y bebidas saborizadas que los de mayores ingresos.

El propósito, de acuerdo con el secretario de Salud, David Kershenobich, lo recaudado por el impuesto, que se estima será de 41 mil millones de pesos anuales, se destinará de manera íntegra a fortalecer la capacidad de IMSS, ISSSTE e IMSS-Bienestar para atender enfermedades asociadas al consumo excesivo de azúcar. Se pretende fortalecer la prevención y promoción: campañas digitales, programas educativos y actividades lúdicas para enseñar hábitos saludables desde la infancia; así como la atención médica en primer nivel: protocolos nacionales obligatorios y uso de inteligencia artificial para detección temprana de diabetes, hipertensión y obesidad. Desarrollo de tratamientos innovadores: terapias especializadas y seguimiento personalizado a pacientes con complicaciones crónicas.

La controversia se propicia debido a que, tanto las bebidas azucaradas como los cigarros, son productos de consumo que presentan lo que los economistas denominan “demanda inelástica”, y que consiste en que los consumidores, en una gran mayoría, los seguirá consumiendo, a pesar del incremento en su precio. Además, el incremento del impuesto no sólo afectaría al refresco, sino que también se extendería a las bebidas sin azúcar, lo que ha generado aún más controversia. 

Hay una realidad ineludible al respecto de la disponibilidad de agua para consumo humano; y es que, en México, de todos es sabido que muchas personas consumen refresco ante la falta de agua potable, pues sólo la mitad de los mexicanos cuenta con suministro de agua todos los días; de acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se estima que entre 12 y 15 millones de personas carecen de agua potable en el país. En entidades como Oaxaca, Guerrero y Chiapas sólo 1 de cada 10 habitantes tienen agua todos los días. Se estima que 15 de cada 100 litros de agua producida para el abastecimiento a hogares no se desinfecta.

Datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) revelan que los cuerpos de agua superficiales, que son de calidad excelente, representan sólo 20.7% del total; 14.7% son de calidad buena; 30.2% registra calidad aceptable y 34.4% de estos cuerpos se encuentran contaminados en grado moderado o severo.

La propuesta del impuesto puede ser un buen principio para mejorar la salud de la población. Se requiere incentivar no sólo el consumo de agua potable, así que plausible es la propuesta del PAN para que se elimine el IVA a todas las presentaciones de agua embotellada en México. 

Si se parte del principio de que la contaminación del agua es la sexta causa de muerte más frecuente en niños menores de un año y una de las 10 principales causas de enfermedades intestinales en niños y adultos, la situación es preocupante. El mejor destino de inversión de los 41 mil millones de pesos anuales esperados, sería la construcción de infraestructura para garantizar el suministro de agua con calidad potable. El ejemplo está en Nueva York, donde la totalidad del agua que se suministra por tubería es potable, con el objetivo de que la población no consuma bebidas azucaradas, ni agua embotellada, lo que trae consigo un beneficio adicional, que es la reducción significativa de recipientes PET.

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