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IV Informe de Gobierno: Educación

La educación no puede seguir siendo utilizada como recurso discursivo para el posicionamiento político

Morelia, Michoacán, 26 de septiembre de 2025.- Ayer, el Gobernador del Estado de Michoacán hizo entrega de su cuarto informe de gobierno al Congreso del Estado, cumpliendo con una alta responsabilidad inherente a su cargo público. Sin embargo, lo que debería ser un momento de transparencia y rendición de cuentas se convirtió en una nueva oportunidad perdida para abordar con seriedad los desafíos estructurales que enfrenta el sistema educativo michoacano.

En materia educativa hubo anuncios discursivos, que lamentablemente no se respaldaron con evidencias de acciones, inversiones ni de resultados que puedan ser comprobables en la realidad. El gobernador afirmó que «Michoacán se colocó como el estado que más avanzó en el combate al rezago educativo; que logró tres ciclos escolares completos; y que recuperó la rectoría de la educación», pero estas declaraciones carecen de sustento técnico y las evidencias empíricas que la ciudadanía michoacana merece conocer.

En sus réplicas, los diputados de oposición le remarcaron varios aspectos en materia educativa que revelan la cruda realidad del sistema educativo michoacano, aspectos que el discurso oficial prefiere omitir o minimizar:

120 menores de edad asesinados durante el transcurso del Ciclo Escolar 2024-2025. Esta cifra estremecedora no puede ser relegada a una estadística más. Cada uno de estos niños y jóvenes representaba una oportunidad de desarrollo, un proyecto de vida truncado por la violencia que permea el territorio michoacano. ¿Cómo puede el gobierno estatal hablar de «ciclos escolares completos» cuando la realidad es que cientos de estudiantes no pudieron completar su formación porque fueron víctimas de la inseguridad que prevalece en el estado?

La urgencia de dar mantenimiento a los planteles escolares, especialmente los rurales. Mientras el gobernador presume una inversión de 40 mil millones de pesos en obra pública, las escuelas rurales siguen operando en condiciones precarias, con aulas deterioradas, falta de servicios básicos y tecnología obsoleta o inexistente. Esta disparidad evidencia una política educativa que reproduce las desigualdades territoriales en lugar de combatirlas.

Destaca el vergonzoso liderazgo de la Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán… pero en el número de quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos cometidos en su entorno, con 606 casos, muy por encima del segundo lugar. Este dato es particularmente alarmante porque revela que la institución encargada de formar ciudadanos íntegros es, paradójicamente, la que más viola los derechos fundamentales de quienes están bajo su responsabilidad. ¿Qué tipo de educación en valores se puede esperar de una secretaría que encabeza las estadísticas de violaciones a derechos humanos?

La afirmación de que un ciclo escolar será completo cuando ningún estudiante sea asesinado en la entidad federativa. Esta declaración, lejos de ser una exageración retórica, refleja la gravedad de la situación educativa en Michoacán, donde la seguridad de los estudiantes está en constante riesgo.

La opacidad informativa es un gran obstáculo para la transparencia. Un aspecto que resulta especialmente preocupante es que en el portal electrónico oficial del Gobierno del Estado de Michoacán no encontramos anexos técnicos, ni siquiera la versión estenográfica del discurso pronunciado. Esta ausencia de información detallada impide a la ciudadanía, a los especialistas en educación y a las organizaciones de la sociedad civil evaluar con rigor las afirmaciones gubernamentales. Los enlaces remiten a la cuenta de Facebook del gobernador del estado. 

La transparencia no es solo un principio democrático, sino una herramienta indispensable para el mejoramiento de las políticas públicas. Sin datos precisos, metodologías claras y evidencias comprobables, las declaraciones del gobernador se convierten en meros ejercicios retóricos que poco contribuyen al avance educativo real.

No se ha sabido que haya un estado de la república que voltee a ver a Michoacán como referente educativo, pese a las afirmaciones gubernamentales. El gobierno estatal insiste en que «Michoacán tiene más de 159 mil personas que hoy ya no están en condición de rezago educativo, lo que lo coloca como el estado del país que más avanzó en esta materia durante el periodo 2022-2024», pero esta afirmación requiere un análisis más profundo.

La afirmación de la reducción del rezago educativo es un mantra sin soporte. Cuando se analiza con detenimiento esta declaración, surgen interrogantes fundamentales que el gobierno no ha respondido satisfactoriamente. No hay manera alguna de demostrar que se ha combatido extraordinariamente al rezago educativo sin contar con:

  • Metodologías claras y transparentes de medición
  • Comparativos con criterios homogéneos respecto a otros estados
  • Evidencias de mejora en indicadores de calidad educativa
  • Incrementos significativos en tasas de absorción y retención escolar

¿A qué hora y de qué manera atendieron extraordinariamente a 159 mil personas? Esta pregunta resulta crucial porque hablar de atender a casi 160 mil personas en condición de rezago educativo implica una operación de envergadura que requeriría:

  • Recursos humanos especializados masivos
  • Infraestructura educativa específica
  • Programas pedagógicos diferenciados
  • Sistemas de seguimiento y evaluación
  • Presupuestos extraordinarios claramente identificables

Si no hay incrementos matriculares significativos, ni mejoras sustanciales en tasas de absorción, resulta imposible adjudicarse méritos no conseguidos. Los datos duros de cobertura educativa, permanencia escolar y eficiencia terminal no respaldan las cifras triunfalistas que presenta el gobierno estatal.

Un problema que revela la fragilidad del sistema educativo michoacano es que seguimos dependiendo del Programa Presupuestario U-080 para el pago de los salarios a los trabajadores de la educación. Esta dependencia federal no solo limita la autonomía de las decisiones educativas estatales, sino que evidencia la incapacidad del gobierno michoacano para generar recursos propios suficientes para sostener su sistema educativo.

Esta situación coloca al estado en una posición de vulnerabilidad constante, donde las decisiones educativas quedan supeditadas a las políticas federales y a la disponibilidad de recursos que no controla directamente. Mientras otros estados han logrado diversificar sus fuentes de financiamiento educativo y generar recursos propios significativos, Michoacán permanece en una dependencia que compromete su capacidad de respuesta a las necesidades específicas de su población estudiantil.

Más allá de las cifras y los discursos, la realidad educativa michoacana enfrenta desafíos estructurales que el cuarto informe de gobierno no abordó de manera suficiente:

  • Infraestructura educativa deficiente. Miles de planteles escolares operan en condiciones inadecuadas, particularmente en zonas rurales e indígenas. La brecha digital se ha profundizado, dejando a comunidades enteras sin acceso a herramientas tecnológicas básicas para la educación contemporánea.
  • Formación docente y condiciones laborales. El magisterio michoacano enfrenta retos significativos en términos de actualización pedagógica, especialmente en competencias digitales y metodologías innovadoras. Además, las condiciones laborales y salariales continúan siendo un factor que limita la atracción de los mejores perfiles profesionales a la docencia.
  • La inseguridad y la violencia. La violencia que afecta al estado tiene un impacto directo en los indicadores educativos. La deserción escolar se ve agravada por factores de seguridad, desplazamiento forzado y reclutamiento de menores por grupos del crimen organizado.
  • Aprendizajes y excelencia educativas.  Más allá de los números de cobertura, los indicadores de logro en el aprendizaje brillan por su ausencia. Los resultados en pruebas estandarizadas, la preparación de los egresados para la educación superior y su inserción en el mercado laboral son extraordinariamente importantes en los procesos formativos y deben retomarse. 

En suma, es momento de redoblar esfuerzos, no podemos seguir manteniéndonos en la inercia, máxime que las evidencias del funcionamiento intermitente del sistema educativo michoacano son manifiestas. La educación no puede seguir siendo utilizada como recurso discursivo para el posicionamiento político, sino que debe convertirse en el eje central de una transformación real y sostenible.

Es urgente organizarnos y exigir transparencia en el manejo de los recursos educativos. Necesitamos formar observatorios ciudadanos que monitoreen el cumplimiento de las promesas gubernamentales y que documenten la realidad educativa desde las comunidades.

A los medios de comunicación es importante recordarles que su papel es fundamental para investigar y verificar las afirmaciones gubernamentales. No basta con reproducir los boletines oficiales; es necesario realizar periodismo de investigación que contraste las cifras oficiales con la realidad de las aulas michoacanas.

Los legisladores deben exigir información detallada, metodologías claras y evidencias comprobables de todas las afirmaciones relacionadas con educación. Su responsabilidad trasciende la función fiscalizadora; deben convertirse en promotores activos de políticas educativas basadas en evidencia.

A los docentes y directivos hay que reiterarles nuestro agradecimiento y compromiso: su experiencia directa en las aulas es invaluable. Es necesario que documenten, sistematicen y comuniquen las realidades que viven cotidianamente para que las políticas educativas se basen en diagnósticos precisos y no en suposiciones o intereses políticos.

A las familias michoacanas es momento de decirles que, su participación en los procesos educativos es indispensable. Exijan información clara sobre los programas educativos, monitoreen el progreso de sus hijos y demanden condiciones dignas en las escuelas.

Michoacán necesita una transformación educativa real que vaya más allá de los discursos y se concrete en acciones verificables:

  1. Transparencia total en el manejo de recursos, metodologías de evaluación, logro de aprendizajes y resultados obtenidos.
  2. Participación ciudadana efectiva en el diseño, implementación y evaluación de políticas educativas.
  3. Inversión prioritaria en infraestructura educativa, especialmente en zonas rurales e indígenas.
  4. Formación docente continua con énfasis en competencias digitales, metodologías innovadoras y atención a la diversidad.
  5. Sistemas de protección integral para estudiantes, que garanticen entornos seguros y libres de violencia.

La educación es el fundamento de cualquier proyecto de desarrollo sostenible. Michoacán no puede seguir postergando las transformaciones que su sistema educativo requiere. Es hora de pasar de los discursos a los hechos, de las promesas a los resultados, de la propaganda a la rendición de cuentas real.

El futuro de Michoacán se construye en las aulas de hoy. No podemos permitir que una generación más de michoacanos crezca en un sistema educativo que no les garantiza las competencias y oportunidades que merecen para construir un mejor mañana.

Sus comentarios son bienvenidos en [email protected] y en X en @Erik_Aviles 

Visita nuestro portal electrónico oficial: www.mexicanosprimeromichoacan.org 

*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.

El discurso educativo de Sheinbaum en Michoacán

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