Editoriales

Día de Asueto: Trabajo doméstico, el verdadero sustento de México

Las cifras de la Cuenta Satélite de Trabajo No Remunerado de los Hogares del INEGI, son una bofetada: el trabajo no remunerado de los hogares vale 8 billones de pesos, el 23.9 % del PIB nacional

Morelia, Michoacán, 01 de diciembre de 2025.- Mi Lupe se indignó el otro día, cuando vio un video donde le gritan “gata doméstica” a la Sheinbaum. Ni gata ni doméstica, tronó la dueña de mis quincenas. Primero pensé que era un gesto solidario con la mandataria, pero no.

A mi mucama favorita le indignó sobremanera el solo hecho que le dieran a la Claudia el mote de ‘doméstica’: «Ni sabe qué es eso, ni lo importante ni capacitadas que debemos estar para hacerlo”, rumió la doñita que prepara el café de olla más rico de Latinoamérica.

Lo más triste del mundo es que mi ama de llaves fav en el universe tiene toda la razón del mundo. No se imagina siquiera que México, el país que presume crecimiento, en realidad vive del trabajo gratis de las mujeres que hacen trabajo doméstico.

En México, hay una economía que no aparece en los informes presidenciales, no se presume en conferencias de prensa y no se celebra con discursos patrióticos. Es la economía del trabajo doméstico y de cuidados. La que no se paga. La que no cotiza. La que se exige… pero se desprecia.

Las cifras de la Cuenta Satélite de Trabajo No Remunerado de los Hogares del INEGI, son una bofetada: el trabajo no remunerado de los hogares vale 8 billones de pesos, el 23.9 % del PIB nacional. Para ponerlo claro: este trabajo aporta más a la economía que la industria manufacturera y que el comercio, dos de los sectores que sí reciben estímulos fiscales, apoyos gubernamentales y reflectores políticos.

¿Quién sostiene este sistema?

Las mujeres. Siempre las mujeres.

Ellas generan el 72.6% de ese valor económico, realizando 2.7 veces más trabajo de cuidados que los hombres. Mientras algunos legisladores discuten cuotas de género en tribunas con aire acondicionado, millones de mujeres están limpiando casas, cuidando adultos mayores, atendiendo a personas enfermas, criando hijos y sosteniendo familias enteras en jornadas que no tienen reloj de salida.

Pongámoslo en términos que la clase política sí entienda:

Si el trabajo doméstico de las mujeres fuera una empresa, sería la más grande del país. Más grande que las armadoras. Más grande que las cadenas comerciales. Más grande que muchas empresas consentidas por el poder.

En Michoacán, la situación es todavía más cruda y escandalosa: el valor económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa el 37.4 % del PIB estatal, es decir, un tercio de la riqueza del estado se construye sobre jornadas invisibles y, principalmente, agotamiento no pagado de miles de mujeres que cargan con todo sin derechos laborales, sin seguridad social y sin políticas reales de corresponsabilidad… mientras los gobiernos miran hacia otro lado. No hay pensiones por trabajo doméstico, no hay justicia laboral.

Las principales actividades de trabajo no remunerado son:

  1. Limpieza y mantenimiento de la vivienda
  2. Proporcionar alimentos
  3. Proporcionar cuidados y apoyo

Todo lo anterior tiene un valor económico de 340,482 millones de pesos. En promedio, cada michoacano dedica 27.6 horas semanales al trabajo no remunerado, que equivale en la generación de 69 mil 044 pesos per cápita. Son cifras del INEGI.

Le sigo: las mujeres dedican 38.3 horas semanales al trabajo no remunerado, los hombres dedican 14.7 horas semanales.

Así es, mientras los gobiernos celebran cifras macroeconómicas, millones de mujeres siguen trabajando jornadas dobles y triples en silencio. El país avanza sobre los hombros de mujeres que no aparecen en la nómina, pero sí cargan con el peso de toda una nación.

Lo más ofensivo no es solo la desigualdad, sino la hipocresía: cuando una mujer trabaja fuera de casa es “productiva”, pero cuando cuida, alimenta, limpia y sostiene, “no trabaja”. El Estado lo sabe. Los gobiernos lo saben. Las élites lo saben. Y aun así, siguen construyendo presupuestos, reformas y discursos sobre la base de ese trabajo gratuito.

México no se sostiene solo.

Se sostiene sobre la espalda doblada de millones de mujeres.

Y mientras no se les pague, no se les proteja y no se les reconozca, la deuda no es sólo económica, es política y es moral; es decir, no estamos hablando de desarrollo, estamos hablando de injusticia y de violencia.

LO ÚLTIMO

La neta, lo que verdaderamente ofendió a mi Lupe, fue que usaran el término “doméstica” como un insulto. Ni Dios se atrevió a tanto.

LO ÚLTIMO ÚLTIMO 

Barbaján no se cansa de decir y hacer tonterías; se le olvidó lo que mi amá siempre decía: “lo primero que Dios castiga, es el hocico”. Por eso hoy se enfrenta a la fuerza mediática de los revolucionarios, en un pleito que solo deshonra la política, aunque la neta, dice mi Lupe, ni a cuál irle. 

LO ULTIMÍSIMO

Reescribir la historia es de grandes, hoy el PAN tiene la oportunidad, espero que no le falte inteligencia.

Día de Asueto

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