Editoriales

Refundación / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Este año es de elecciones, es conveniente aspirar a la dignificación de la vida pública, en ello los partidos políticos tienen una alta responsabilidad al igual que los ciudadanos no militantes porque aún entre disímbolas visiones de país México es la gran casa común

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Morelia, Michoacán, 04 de enero de 2015.- Es común al comenzar el año tejer expectativas de diversa índole, el optimismo no se abate a pesar del vendaval de sucesos no siempre gratos, los tiempos electorales ya comenzaron, con ellos los reacomodos de grupos, facciones o corrientes al interior de los partidos. Finalmente los partidos se fundaron para buscar el poder y ser tenedores del mismo, el asunto es cómo y para qué lo usarán.

No recuerdo alguna época cercana en que un gran número de representantes de la clase política dijeran tantos disparates que terminan exhibiéndoles como entes insensibles, divorciados del sentido común, distantes de los intereses mayoritarios, sus intereses se agotan en el terreno electoral. La cordura hace tiempo se extravió, igual la brújula por eso la desorientación.

El Estado como tal tiene elementos fundacionales como lo son la población, territorio y el gobierno, ello es construcción humana inacabada porque la dialéctica está presente para sugerir cambios. En los últimos años se han multiplicado las voces que solicitan una nueva Constitución acorde con nuestros tiempos que son muy diferentes a los vividos en 1857 y 1917, la ola de acontecimientos sufridos en nuestra época parecen demandar una refundación del Estado Mexicano.

Problemas que nos aquejan a todos son fácilmente detectables, impunidad, corrupción, simulación, penetración del crimen en estructuras gubernamentales, opacidad, son muchos los problemas que ponen de relieve las insuficiencias, eso es indiscutible.

La democracia a la mexicana no es sólida, para muchos ésta consiste en contar con un sistema de partidos que tiene no muchos años, acaso la alternancia ha sido una situación que acentúa algunos cambios pero no es suficiente.

Se requiere de otras vías para legitimar transformaciones sociales con los instrumentos que son inherentes a la democracia participativa, ya no vivimos bajo un esquema monolítico, se cuenta con diversas opciones partidistas aunque con poca ideología, contamos con más organizaciones electorales aunque no destacan por ofrecer novedades espectaculares. Regularmente los cuadros directivos ya han desfilado por diversos partidos.

La politización en nuestro país no alcanza niveles altos, el abstencionismo electoral es un síntoma de la apatía o la decepción, tal vez ambas cosas que distinguen a nuestros comicios. En los últimos años aumentó la demanda de los candidatos independientes, ello es sintomático de las circunstancias actuales, muchos ciudadanos perdieron la fe en las organizaciones tradicionales, optan por otros formatos aunque en algunos casos el motor radica en el resentimiento.

Este año es de elecciones, es conveniente aspirar a la dignificación de la vida pública, en ello los partidos políticos tienen una alta responsabilidad al igual que los ciudadanos no militantes porque aún entre disímbolas visiones de país México es la gran casa común.

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