Los suspirantes… Y la judicialización de la elección
La judicialización del proceso electoral es una opción que tiene Chon para hacer valer sus derechos y depurar la elección, pero habrá de valorar antes si con una diferencia tan marcada es prudente meterse a esos temas, que más allá de afectar a los adversarios políticos generaría más desgaste en Michoacán
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Morelia, Michoacán, 08 de junio de 2015.- Tras la jornada electoral y el virtual triunfo de Silvano Aureoles Conejo en la elección de gobernador de Michoacán, ya todo parece haberse reducido a si es escuchado el llamado del candidato común de PRD, PT y Nueva Alianza a la conciliación, o si bien, el abanderado común del PRI y del PVEM, Ascensión Orihuela Bárcenas, persiste en judicializar la elección.
De acuerdo con el cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Instituto Electoral de Michoacán (IEM), el diputado federal con licencia cuenta con 8.21 puntos porcentuales de ventaja respecto de su más cercano perseguidor, precisamente el senador también con licencia.
Estamos hablando de una diferencia en números reales de más de 120 mil votos, que francamente han desalentado a algunos de los otrora priístas más recalcitrantes y han comenzado a generar un descontento importante entre la militancia priísta en torno a cómo se han venido tomando las decisiones en el partido a lo largo del último año.
Pero ese es otro tema, ahora estamos en la elección y he visto correcto que Silvano dé continuidad a su mensaje de reconciliación, de unidad de los michoacanos y de convocar a todos los actores políticos, principalmente a Chon Orihuela y a la panista Luisa María Calderón Hinojosa, para sentarse a elaborar un plan de trabajo para resolver los muy grandes problemas de Michoacán.
Mal habría hecho el perredista en portarse retador o cerrar la puerta a liderazgos que evidentemente representan a cientos de miles de michoacanos que votaron por ellos y que creyeron en sus proyectos.
Ahora bien, es entendible la postura de Orihuela Bárcenas en este momento, sobre todo porque la gubernatura de Michoacán es un sueño que tiene desde hace muchos ayeres, ya a finales de los noventas se hablaba de su interés por contender, y de ahí en adelante lo ha venido manifestando reiteradamente.
En algún momento la vio muy cerca, pero ahora los números marcan otra cosa, con una votación, según el PREP, de 530 mil 950 votos para Silvano; de 410 mil 115 para Chon; y, de 352 mil 700 votos para Luisa María.
La judicialización del proceso electoral es una opción que tiene el priísta para hacer valer sus derechos y depurar la elección, nadie puede regateársela ni decirle que actúa ilegalmente, pero habrá de valorar antes si con una diferencia tan marcada es prudente meterse a esos temas, que más allá de afectar a los adversarios políticos generaría más desgaste en Michoacán.
No hay que olvidar que más allá de lo que opten el PRI, y de ser necesario los tribunales, quien resulte ser gobernador de Michoacán habrá de adquirir en herencia una serie de problemas generados desde administraciones anteriores, perredistas y priístas, y meterle más conflictos no será perjudicial sólo para él, sino para todos los michoacanos, como ha venido pasando históricamente.
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