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Aclarando conceptos (Por: Guillermo López Contreras)

El fin del mundo, de la historia, de la civilización y de los tiempos

Morelia, Michoacán, 08 de febrero de 2022.- En estos tiempos apocalípticos, después de casi dos años de pandemia, corren por las redes varios términos que nos hacen pensar en castigos divinos, en desastres políticos y económicos, en la regresión a épocas de esclavitud y servidumbre y, en resumen, en el peor de los futuros. Por eso, es importante analizar estos conceptos y aclararlos para demostrar que tiene orígenes diversos y significados distintos y no todos hablan de una inminente extinción del ser humano.

Efectivamente, el primer concepto que debemos mencionar es el fin del mundo. Esta idea no es nueva y es la más sencilla de analizar. Es simplemente la concepción de que el planeta donde vivimos puede llegar a su final y por consiguiente los humanos veríamos nuestra desaparición. Es sólo descriptiva y, aunque no es un vaticinio, algunos movimientos políticos actuales lo utilizan para promoverse pronosticando alarmistamente el fin del mundo si no se les hace caso.

El fin de la historia, por su parte, es una expresión de origen geopolítico. Fue acuñado por Francis Fukuyama en la última década del siglo XX, primero a través de varios artículos académicos y después en su célebre libro El final de la Historia. La tesis de Fukuyama era que una vez desaparecida la URSS y demostrado el fracaso del comunismo, los países del globo adoptarían con cierta rapidez la democracia liberal y el libre mercado.

El concepto en sí era, en realidad, una burla a la hipótesis marxista de que el fin de la historia llegaría con el comunismo. Fukuyama terminó por retractarse cuando la ocupación estadounidense de Irak y Afganistán evidenció que la transición hacia la democracia y el capitalismo no es automática.

El fin de la civilización es ya un término que nos hace pensar en un futuro más sombrío y razón no falta. Específicamente, esta idea se refiere al fin de la civilización occidental, por lo que su desaparición no significaría que volveríamos a la época de las cavernas, pero sí que cambiaría radicalmente y a peor nuestra forma de vida.

Dado que Occidente (Europa, América y otros países) hunde sus raíces en el cristianismo, el fin de la civilización occidental también se puede entender como el fin del cristianismo como religión o cosmovisión dominante en Occidente. El ataque al cristianismo no es nuevo, pero ahora es muy visible la subversión de sus principios incluso entre quienes deberían defenderlos. El fin del cristianismo o de la civilización Occidental parecería poca cosa, pero varias ideas que hoy nos parecen de sentido común como derechos humanos, libertad o estado de bienestar son difícilmente sostenidas sin el armazón cristiano.

Por último, el fin de los tiempos es un término totalmente escatológico y éste sí presagia un futuro apocalíptico, pero no el final de la humanidad. El concepto es utilizado principalmente en círculos católicos que están familiarizados con los mensajes dados por la Virgen María durante sus apariciones en el último siglo, especialmente en los mensajes dados por la Virgen en Fátima y Garabandal. Así, el fin de los tiempos hace referencia a un cambio drástico y profundo tanto en la Iglesia Católica como en la sociedad en general.

Algunos comentaristas de estos mensajes exponen que empezamos a vivir esta nueva etapa histórica desde 2013 (así que técnicamente los mayas tenían algo de razón) y estaría caracterizada por, primero, la renuncia generalizada de la humanidad al cristianismo, incluida una parte de la jerarquía católica; persecución del cristianismo; seguida por varias catástrofes, algunas de origen natural otras ocasionadas por los seres humanos; y culminaría con una pax divina. Todo esto estaría sucediendo a lo largo de décadas y no de forma inmediata.

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