Aristocracia y kakistocracia, dos extremos (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)
Hace unos años, el filósofo italiano Michelangelo Bovero, advertía sobre una de las degeneraciones potenciales de los sistemas democráticos: las “kakistocracias”, el gobierno de los peores
Morelia, Michoacán, 26 de marzo de 2024.- En el vasto panorama de la política y la gobernanza, dos términos se destacan por representar extremos opuestos: la aristocracia y la kakistocracia. Estos conceptos no solo describen formas de gobierno, sino que también reflejan realidades sociales y culturales que han existido a lo largo de la historia de la humanidad.
Hace unos años, el filósofo italiano Michelangelo Bovero, advertía sobre una de las degeneraciones potenciales de los sistemas democráticos: las “kakistocracias”, el gobierno de los peores. Seguramente Bovero tenía en mente al sistema político italiano pero la triste realidad es que este término se puede aplicar a México, pues, para cualquiera que se tome la molestia de analizarlo, existen los suficientes elementos para considerar que estamos siendo gobernados, ni duda cabe, por un grupo de ineptos.
En el “Dictionary of Sociology”, primera edición en inglés año 1944, se incorpora la definición del término “Kakistocracia”. Concretamente la describe: “Gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos”.
Etimológicamente tenemos que Kakistos, en griego, es el superlativo de kakos que, aparte de significar malo también es sórdido, sucio, vil, incapaz, innoble, perverso, nocivo y funesto. Luego el kakos es lo malo; kakistos, superlativo, es lo más malo, es decir lo peor. Plural de kakistos es kakistoi, es decir, los peores. De ahí que kakistocracia sea el gobierno de los peores.
En absoluta contraposición, Aristocracia, del griego «aristos», significa «mejor» y «kratos» que significa «gobierno», se refiere a un sistema en el cual el poder político es ejercido por una élite privilegiada. Históricamente, la aristocracia ha estado asociada con la nobleza hereditaria y la riqueza acumulada a lo largo de generaciones. Puede agregarse que prospera por medio de la meritocracia.
En un sistema dominado por la kakistocracia, las características distintivas incluyen la corrupción generalizada, la falta de competencia y habilidad en la toma de decisiones, así como la prevalencia del nepotismo y el favoritismo sobre el mérito. Los líderes kakistocráticos a menudo priorizan sus propios intereses y ganancias personales sobre el bienestar del pueblo que supuestamente representan.
Las consecuencias de la kakistocracia son devastadoras para cualquier país. La economía puede verse afectada por políticas irracionales y decisiones impulsivas que socavan la estabilidad financiera. La infraestructura y los servicios públicos pueden deteriorarse debido a la falta de planificación y gestión competente. La confianza en las instituciones democráticas se desmorona cuando el gobierno es percibido como corrupto e inepto. ¿Reconoce el lector alguna semejanza con México?
En la escena global, hay varios ejemplos donde la influencia de la kakistocracia se ha sentido profundamente. Países como Venezuela, Zimbabwe, Somalia, Haití, Corea del Norte y otros regímenes autoritarios han sido llevados a la ruina económica y social a través de una combinación de mala gestión, represión política y abuso de poder.
Las áreas que más sufren bajo un gobierno de este tipo son las relacionadas a las ciencias, a la educación tanto básica como superior y lo mas doloroso , se hunde la salud pública con su cuota de muertes, lo que a su vez perpetúa el ciclo de pobreza y desigualdad.
En una democracia es crucial establecer salvaguardas institucionales para evitar la deriva hacia la kakistocracia. Esto incluye promover la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en el proceso político. Además, es fundamental fortalecer las instituciones democráticas y lo más difícil, en realidad casi imposible, fomentar una cultura de responsabilidad entre los líderes políticos.
Sin embargo, si un país ya está atrapado en una kakistocracia, la recuperación es un desafío monumental. Revertir décadas de corrupción y mal gobierno requerirá un esfuerzo concertado tanto a nivel nacional como internacional. Esto podría implicar reformas institucionales, medidas anticorrupción y la restauración de la confianza en el gobierno a través de la implementación de políticas transparentes y orientadas al bien común.
En otras palabras, podemos apostar a que primero se congela el infierno antes que salir de una kakistocracia.
Alejandro Vázquez Cárdenas
Democracia, virtudes y problemas (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)