Critica Carlo Maria Viganó al Episcopado de EU por decir que Biden es “católico”
Con estas palabras se confirma y queda sellado el pactum sceleris, es decir el complot para cometer un crimen, entre el Estado profundo y la iglesia profunda, así como la esclavitud al Nuevo Orden Mundial, advierte el ex nuncio apostólico en EU
Madrid, España, 11 de noviembre de 2020.- Su Excelencia, el arzobispo Carlo Maria Viganò, envió la siguiente declaración a LifeSiteNews para su publicación:
Usando una expresión del Evangelio, el mundo en el que vivimos es «in se divisum» [dividido contra sí mismo] (Mateo 12, 25). Me parece que esta división consiste en una escisión entre la realidad y la ficción: por un lado, la realidad objetiva, y la ficción de los medios de comunicación, por el otro. Esto ciertamente se aplica a la pandemia, la cual se ha usado como una herramienta de ingeniería social, instrumento para el Gran Reseteo [1], pero [esta escisión] se aplica aún más a la situación política surrealista estadounidense, en la que la evidencia de un colosal fraude electoral, está siendo censurada por los medios masivos, que ahora proclaman la victoria de Joe Biden, como un hecho consumado.
La realidad del Covid contrasta descaradamente con lo que los grandes medios quieren que creamos, pero esto no es suficiente para desmantelar el grotesco castillo de las falsedades con el que la mayoría de la población se conforma resignadamente. De manera similar, la realidad del fraude electoral, de las flagrantes violaciones a las reglas y la falsificación sistemática de los resultados, contrasta con la narrativa que nos brindan los gigantes de la información, quienes dicen que Joe Biden es el nuevo Presidente de Estados Unidos, y punto. Y entonces las cosas deben ser así: no hay alternativas, a la supuesta furia devastadora de una gripe estacional que provocó el mismo número de muertos que el año pasado, ni a la inevitabilidad de la elección de un candidato corrupto y subordinado al Estado profundo. De hecho, Biden ya ha prometido re-imponer el lockdown [confinamiento/cierre de emergencia].
La realidad ya no importa: es absolutamente irrelevante cuando se interpone entre el plan concebido y su realización. El Covid y Biden son dos hologramas, dos creaciones artificiales, listas para ser adaptadas una y otra vez, a necesidades contingentes o respectivamente reemplazadas por el Covid-21 y Kamala Harris, cuando sea necesario. Las acusaciones de irresponsabilidad lanzadas hacia los partidarios de Trump, por realizar manifestaciones, se desvanecen tan pronto como los partidarios de Biden se reúnen en las calles, como ya sucedió con las manifestaciones de BLM. Lo que es considerado criminal para unos, es permitido para otros: sin explicaciones, sin lógica y sin racionalidad. El mero hecho de ser de izquierdas, de votar por Biden y/o de ponerse el tapabocas, es un pase directo para hacer cualquier cosa, mientras que el simple hecho de ser de derechas, de votar por Trump o de cuestionar la efectividad de los tapabocas, es motivo suficiente de condena y de ejecución, sin que hayan evidencias o juicio de por medio, es decir estas personas son etiquetadas ipso facto, como: fascistas, soberanistas, populistas y/o negacionistas, y los etiquetados con estos estigmas sociales, se supone que simplemente han de retirarse en silencio.
Volvemos así a esa división entre gente buena y gente mala, que es ridiculizada cuando es utilizada por un lado -el nuestro – y a la inversa, sostenida como un postulado incontestable cuando es usada por nuestros adversarios. Lo hemos visto con los comentarios despectivos que responden a mis palabras sobre los «hijos de la Luz» y los «hijos de las Tinieblas», como si mis «tonos apocalípticos» fueran fruto de una mente loca delirante y no como la simple observación de la realidad. Pero al rechazar con desdén esta división bíblica de la humanidad, en realidad la han confirmado, restringiéndose solo para sí mismos el derecho a dar el sello de legitimidad social, política y religiosa.
Ellos son los buenos, incluso cuando apoyan el asesinato de inocentes, y se supone que debemos superarlo. Ellos son los que apoyan la democracia, incluso si para ganar las elecciones siempre deben recurrir al engaño y al fraude, incluso al fraude evidente. Ellos son los defensores de la libertad, incluso si día tras día nos privan de ella. Ellos son objetivos y honestos, aún cuando su corrupción y sus crímenes, son evidentes hasta para los ciegos. El dogma que desprecian y del que se burlan, resulta ser indiscutible e incontrovertible cuando son ellos quienes lo promueven.
Pero como dije anteriormente, están olvidando un pequeño detalle, un particular que no pueden comprender: la Verdad existe en sí misma; existe independientemente de que haya alguien que la crea, porque la Verdad se posee en sí misma, ontológicamente, su propia razón de validez. La Verdad no se puede negar porque es un atributo de Dios; [la Verdad] es Dios Mismo. Y todo lo que es verdad participa de esta primacía sobre la mentira. Así podemos tener la certeza teológica y filosófica, de que las horas de estos engaños están contadas, porque bastará iluminarlas para hacerlas colapsar. Precisamente luz y oscuridad. Así que permitamos que se arrojen luz sobre los engaños de Biden y de los Demócratas, sin dar ni un paso atrás: el fraude que han tramado contra el Presidente Trump y contra los Estados Unidos no permanecerá en pie por mucho tiempo. Tampoco permanecerá en pie el fraude mundial del Covid, ni la responsabilidad de la dictadura china, ni la complicidad de los corruptos y traidores, ni la esclavitud de la iglesia profunda. Tout se tient , es decir, todo encastra.
En este panorama de mentiras construidas sistemáticamente, difundidas por los medios de comunicación, con un descaro inquietante; la elección de Joe Biden no solo es deseada, sino que además se la considera indispensable y por lo tanto, verdadera y definitiva: a pesar de que no se hayan completado los recuentos de los votos, a pesar de que las verificaciones y recuentos de votos apenas están comenzando, y a pesar de que las demandas por fraude recién se han presentado. Biden debe convertirse en Presidente, porque ellos ya lo han decidido: el voto del pueblo estadounidense solamente es válido si ratifica esta narrativa; de lo contrario, es «reinterpretada», denostada como deriva de plebiscito, como populismo y como fascismo.
Por tanto, no es de extrañar que los Demócratas tengan un entusiasmo tan burdo y violento por su candidato in pectore [que llevan en el pecho], que los medios de comunicación y los comentaristas oficiales tengan una satisfacción tan incontenible, y que los líderes políticos de todo el mundo expresen su apoyo y sumisión aduladora, al Estado profundo. Estamos viendo una carrera para ver quién puede llegar primero, codearse y derraparse para presumir de modo evidente, que siempre han creído en la aplastante victoria del títere Demócrata.
Entendemos que el servilismo de los Jefes de Estado y Secretarios de Partidos del mundo, es simplemente una parte del guión trillado de la Izquierda global, pero estamos francamente perturbados por las declaraciones de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos [2], las cuales fueron replicadas por Vatican News [3], quien con inquietante estrabismo se atribuye a sí misma haber apoyado al «segundo Presidente Católico en la historia de los Estados Unidos», aparentemente olvidando el detalle -nada despreciable- de que Biden es ávidamente pro-aborto, partidario de la ideología LGBT y del globalismo anti-católico.
El Arzobispo de Los Ángeles, José H. Gómez, profanando la memoria de los mártires cristeros de su país natal, ha declarado sin rodeos: «El pueblo estadounidense ha hablado». Poco importan los fraudes denunciados y ampliamente demostrados: la enfadosa formalidad del voto popular, aunque adulterada de mil maneras, debe considerarse ahora concluida a favor del abanderado del pensamiento masivo.
Hemos leído, no sin náuseas, las publicaciones de James Martin, S.J. [4], y de todos esos cortesanos [5] que manosean para subirse al carro de Biden, con el propósito de compartir su efímero triunfo. Los que no están de acuerdo, los que piden claridad, los que recurren a la ley para ver protegidos sus derechos no tienen ninguna legitimidad y deben callar, resignarse y desaparecer. O mejor dicho: deben «unirse» con el coro exultante, aplaudir y sonreír. Aquellos que no lo aceptan, están amenazando la democracia y deben ser excluídos. Como puede verse, todavía hay dos bandos, pero esta vez son sí legítimos e indiscutibles, ya que son ellos quienes los están imponiendo.
Es emblemático que la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y Planned Parenthood, expresen su satisfacción por la presunta victoria electoral de la misma persona. Esta unanimidad de consenso recuerda el apoyo entusiasta de las Logias Masónicas con motivo de la elección de Jorge Mario Bergoglio, que tampoco estuvo libre de la sombra del fraude dentro del Cónclave, y fue igualmente deseada por el Estado profundo, como sabemos claramente por los correos electrónicos de John Podesta [6], y los vínculos de Teodoro McCarrick y sus colegas, con los Demócratas y con el propio Biden. Sin duda alguna, un pequeño grupo de amigotes, muy agradable.
Con estas palabras de la Conferencia Episcopal de los EEUU, se confirma y queda sellado el pactum sceleris, es decir el complot para cometer un crimen, entre el Estado profundo y la iglesia profunda, así como la esclavitud al Nuevo Orden Mundial, por parte de los más altos niveles de la Jerarquía católica, negando con ello, la Enseñanza de Cristo y la Doctrina de la Iglesia. Tomar nota de esto es el primer paso imperativo, para comprender la complejidad de los eventos presentes y para considerarlos desde una perspectiva sobrenatural, escatológica. Sabemos, de hecho creemos firmemente, que Cristo, la única Luz verdadera del mundo, ya ha vencido las a Tinieblas que lo oscurecen.
Los Católicos estadounidenses deben multiplicar sus oraciones y pedirle al Señor una protección especial para el Presidente de los Estados Unidos. Pido a los sacerdotes, especialmente durante estos días, que reciten el Exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas [7], y que celebren la Misa Votiva Pro Defensione ab hostibus. Pidamos confiadamente la intervención de la Santísima Virgen María, a cuyo Inmaculado Corazón consagramos a los Estados Unidos de América y al mundo entero.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo.
8 de noviembre del 2020
Domingo XXIII, después de Pentecostés.
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Notas:
[1] https://ejercitovigano.blogspot.com/2020/10/nueva-carta-abierta-de-monsenor-vigano.html
[4] https://twitter.com/euzkera/status/1325277419947831302
[5] https://twitter.com/euzkera/status/1325276086947766273
[6] https://wikileaks.org/podesta-emails/emailid/4959
https://wikileaks.org/plusd/cables/09SHANGHAI231_a.html
https://wikileaks.org/podesta-emails/emailid/20244
https://wikileaks.org/podesta-emails/emailid/34719
[7] https://ejercitovigano.blogspot.com/2020/04/monsenor-vigano-convoca-todos-los.html
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Traducción:
Beatriz Eugenia Andrade Iturribarría.
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(Fuente: EJÉRCITO VIGANÒ / https://www.lifesitenews.com/opinion/archbishop-vigano-slams-us-bishops-conference-for-claiming-biden-is-second-catholic-president )
EU enmedio de un «fraude electoral colosal”: Carlo María Viganò