Democracia, concepto, virtudes y defectos (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)
El mayor peligro para la democracia está en la emergencia de un líder mesiánico, con amplio poder de convocatoria en una ciudadanía desencantada por las falsas promesas escuchadas generación tras generación
Morelia, Michoacán, 15 de agosto de 2023.- Una definición básica nos informa que Democracia es aquel sistema político en el que el poder reside en el pueblo, el cual toma sus decisiones (en teoría) a través de representantes elegidos para el efecto o en forma directa. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, específicamente a Atenas en el siglo V a.C. Allí, los ciudadanos tenían la oportunidad de participar en la toma de decisiones públicas. Sin embargo, esta democracia estaba limitada a un grupo selecto de hombres libres, excluyendo a las mujeres, esclavos y extranjeros.
Las virtudes de la democracia (nuevamente en teoría) incluyen la inclusión de diversas voces en la toma de decisiones, la capacidad para escucharlas y ponderarlas, la protección de los derechos humanos y la promoción de la paz y la concordia por medio del diálogo.
Sus defectos pueden ser la ineficiencia en la toma de decisiones que puede fácilmente derivar en una parálisis legislativa, la politización excesiva, la polarización, y la más frecuente y peligrosa de todos, el potencial riesgo de que las mayorías opriman a las minorías.
La democracia, como prácticamente toda creación humana es perfectible y debe cuidarse permanentemente. Una democracia perfectamente puede colapsar debido a múltiples factores tales como la corrupción sistémica, la erosión de las instituciones, la concentración de poder en manos de unos pocos y la desmotivación de una ciudadanía harta de no ver resultados concretos.
Pero el mayor peligro para la democracia está en la emergencia de un líder mesiánico, con amplio poder de convocatoria en una ciudadanía desencantada por las falsas promesas escuchadas generación tras generación. Aquí la prédica polarizante funciona como fuego en pasto seco.
Llegamos entonces a una de las principales causas de fallo en una democracia, la ignorancia e ingenuidad del votante promedio.
Es crucial que los ciudadanos estén bien informados para que puedan tomar decisiones adecuadas, evidentemente es imposible una total eliminación de la ignorancia pero si es altamente deseable mejorar , al máximo posible, la educación cívica y el acceso a una información precisa, confiable y honesta. Difícil, si, imposible, no tanto.
Es innegable que los votantes con una pobre cultura son más susceptibles a la manipulación mediática y las promesas populistas. Esto puede llevar a decisiones políticas perjudiciales para el país y no necesariamente a largo plazo, puede ser incluso a un plazo corto, tan corto como lo hemos visto en la actual administración.
Las democracias pueden fracasar, ya lo hemos visto, recordemos dos ejemplos muy evidentes y dolorosos en un pasado no tan lejano. En Europa tenemos el caso de la llamada República de Weimar en Alemania que condujo al ascenso del nazismo. En América, el ejemplo de Venezuela muestra cómo la democracia puede destruirse debido a la corrupción y la erosión de las instituciones aunado a una sociedad desencantada con los partidos tradicionales.
Ahora bien, ¿existen alternativas a la democracia? Aunque la democracia es ampliamente aceptada, ha habido debates sobre sistemas alternativos como el autoritarismo benevolente o la tecnocracia. Sin embargo, estos sistemas también presentan riesgos para los derechos individuales y la libertad.
Brevemente repaso de qué se trata. El «autoritarismo benevolente» es un sistema político en el cual un líder o grupo de líderes ejercen un control considerable sobre el gobierno y la toma de decisiones, pero lo hacen con la intención de promover el bienestar de la sociedad. Aunque puede haber un cierto grado de participación ciudadana, las libertades individuales y los derechos políticos pueden estar restringidos en aras de la estabilidad y el progreso.
Este enfoque a menudo busca implementar políticas que se consideran beneficiosas para el país, incluso si esto significa limitar la participación democrática. Aunque puede parecer eficaz en el corto plazo, el autoritarismo benevolente también puede abrir la puerta al abuso de poder y la falta de rendición de cuentas.
La tecnocracia es un sistema en el cual el poder político se otorga a expertos técnicos y profesionales altamente capacitados en diversas áreas, en lugar de políticos elegidos democráticamente. Las decisiones se toman basándose en el conocimiento y la experiencia, con un enfoque en la eficiencia y la competencia.
Aunque puede garantizar una toma de decisiones fundamentada, también puede desafiar la representatividad y los valores democráticos, ya que se puede pasar por alto la voluntad popular en favor de soluciones técnicas. La tecnocracia puede funcionar bien en la gestión de asuntos técnicos complejos, pero también puede excluir a amplios sectores de la sociedad.
Conclusión: La democracia es un sistema político complejo con ventajas y desafíos inherentes. Es fundamental mantener un diálogo abierto y constructivo sobre cómo mejorar y perfeccionar la democracia para el beneficio de todos los ciudadanos.
Difícil, mas no imposible.
Alejandro Vázquez Cárdenas
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