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El Derecho a la Ciudad: Reducción de jornada laboral

Sin dudas que el tema es sumamente complejo, va más allá del beneficio político que representa considerar la mejorar de las condiciones laborales de los trabajadores

Morelia, Michoacán, 06 de mayo de 2025.- La agenda política en México tiene una correspondencia inevitable con el calendario cívico de conmemoraciones, y el pasado 1ro. de mayo, fecha conmemorativa del “Día del Trabajo”, no fue la excepción. Las declaraciones más relevantes durante la semana pasada fueron en torno a cuestiones laborales. Conviene recordar que esta propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas es una recomendación que desde hace al menos 6 años ha hecho la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), toda vez que México tiene una de las jornadas laborales más largas, con un promedio de 2,226 horas trabajadas al año. 

Este organismo, aunque es catalogado como impulsor del neoliberalismo, insta a México a reducir la jornada laboral con el propósito de mejorar la calidad de vida y la productividad. La propuesta establece dos días de descanso por cinco de trabajo, con el objetivo de mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal de los trabajadores. En concordancia Marath Bolaños, Secretario del Trabajo Federal, declaró que “se ha probado científicamente por economistas y empresarios, que reducir las horas de trabajo no disminuyen la productividad ni el valor general, lo que hace es dignificar la existencia de los trabajadores devolviéndoles horas de su vida y valorizando el trabajo que realizan”.

De manera simultánea, Morena impulsó una nueva iniciativa enfocada a extender el tiempo de descanso para la comida de 30 minutos a una hora. La senadora Julieta Ramírez Padilla, promotora de esta iniciativa, argumenta que ampliar el tiempo de comida no sólo beneficiaría la salud física y mental de los empleados, sino que también contribuiría a mejorar su productividad. Resulta inevitable comprender que detrás del discurso por mejorar las condiciones de los trabajadores subyace la idea de que nuestra capacidad productiva está estrechamente vinculada con la falta de tiempo para reponer energía y garantizar una productividad.

Si la preocupación de mejorar la vida de los trabajadores es legítima, conviene recordar lo dicho por Jason Hickel, antropólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, indica en su artículo referente a la teoría de la abundancia radical, que a partir de que en Londres los precios de la vivienda son muy elevados, la gente se ve obligada a aumentar sus horas de trabajo. En otras palabras, la gente debe trabajar jornadas innecesariamente largas para ganar más dinero simplemente para poder acceder a una vivienda; en consecuencia señala Hickel, “los precios arbitrariamente altos de la vivienda obligan a todo el mundo a contribuir innecesariamente al coloso de la continua expansión de la producción y el consumo, con todas las consecuencias ecológicas que esto entraña” e  invita a imaginar, que pasaría si el gobierno fijara un máximo para el precio de la vivienda equivalente a la mitad de su nivel actual. La respuesta que supone el autor es que, los trabajadores londinenses podrían trabajar menos horas, obviamente ganarían menos, pero no perderían nada de su calidad de vida, incluso ganarían en el sentido de que tendrían más tiempo para pasar tiempo con su familia y amigos, para las actividades que les gustan, mejoras en su salud y bienestar mental, etc. 

El especialista en temas laborales, Manuel Fuentes, explica que, con este primer paso, México, finalmente, se suma a la corriente sudamericana de estar acordando la reducción de la jornada de trabajo de manera gradual. En Chile, por ejemplo, para 2028 estarán alcanzando la jornada de 40 horas, mientras en Colombia se está acordando que pudiera ser hasta 42 horas y también de manera gradual.

Sin dudas que el tema es sumamente complejo, va más allá del beneficio político que representa considerar la mejorar de las condiciones laborales de los trabajadores; implica necesariamente las condiciones en que habitan la ciudad, desde la vivienda, la movilidad, disponibilidad de áreas verdes, acceso de equipamientos de salud, educación y cultura. 

De no ser así, los múltiples beneficios que se supone traería aumentar de uno a dos los días de descanso, se verían porque la necesidad por buscar un segundo empleo los días de “descanso” será mayor que la posibilidad de descansar. Tal y como acontece ahora con quienes tienen un segundo empleo, se autoemplean o buscan de forma rutinaria trabajar horas extras como estrategia para aumentar sus ingresos económicos.    

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