El Evangelio Hoy: La salvación continúa con el Espíritu Santo
El espíritu Santo es Dios que te ayuda en todo para hacerte entrar plenamente en la salvación, con él continúa la historia.
Morelia, Michoacán, 18 de mayo de 2020.- En tu vida. Juan y Lupita están tristes porque sus familiares y vecinos viven sin conocer el plan de Dios que salva.
Parecen ajenos a la historia de la salvación: la resurrección, la venida del Espíritu que se celebran los domingos.
Dios habla. Estamos en la cumbre de la redención. El Padre Dios realiza su proyecto de restaurar todos los desastres del pecado y darnos una vida mejor que la vida que perdimos por la desobediencia.
En la Resurrección, Cristo inaugura el mundo nuevo definitivo, el mundo de lo alto. Es la gran transformación, la única, del mundo caído y corrupto, se realiza en Cristo como una primicia y es importante que todas las criaturas acepten y entren en la salvación.
Cristo es la cabeza del nuevo pueblo de Dios, la redención se ha realizado enteramente en él. Enseguida, es necesario que todos los hombres acepten la salvación y entren en la nueva vida. Hay que convertirse a Dios, entrar en su proyecto y hacerlo realidad en los sacramentos y haciendo de la vida un sacrificio agradable a Dios siguiendo las huellas de Cristo.
La redención continúa, está previsto en el plan eterno del Padre Dios, su cumplimiento está en el amor. “Si me aman cumplirán mis mandamientos. Yo rogaré al Padre y él les enviará otro paráclito.
Dios mismo llevará adelante la historia de la salvación en la persona del Espíritu Santo, el Paráclito (el que está a tu lado para ayudarte).
Acompaña a los fieles de Cristo para que aprendan a cumplir el gran mandamiento. Los hará entrar en la dinámica del amor eterno, es la gran tarea del Santo Espíritu. Los llevará a conocer al Padre y a entrar en relación con él. “Aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre… Al que me ama a mí lo amará mi Padre yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
Para que el discípulo de Cristo entre en esta dinámica de la salvación, en el proyecto eterno, amoroso del Padre, es necesario que viva la experiencia de Cristo resucitado como los apóstoles y discípulos.
Después esta experiencia, unidos a Cristo tienen su fuerza de salvación y el poder de hacer milagros como Felipe que bajó a la ciudad de Samaria y liberó a muchos poseídos por el diablo y curó a muchos lisiados. Pedro y Juan fueron enviados allá, “al llegar oraron por los se habían convertido para que recibieran al espíritu Santo…”
El Misterio Pascual es el acontecimiento originario de la salvación, el centro de la vida de fe y la predicación. Lo proclama la Carta de Pedro “Cristo murió… Por nosotros los injustos para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado”.
La fe de Cristo no puede reducirse a un sentimiento religioso, a una tradición, a ciertas prácticas religiosas: novenas, fiestas, sacramentos convertidos en fiestas sociales. Hace falta un principio radical que cambia toda la vida.
La fe se recibe en el bautismo pero es necesario después asumir la alianza con Cristo, aceptarlo como el Mesías y orientarse a Dios, hasta hacer de la propia vida un sacrificio para la salvación y la gloria de Dios.
Vive intensamente. Encuentra a Cristo resucitado, celebra una alianza con él, entra en su proyecto.
Cristo está aquí. La misa es un encuentro con Cristo resucitado, que nos explica la escritura y parte el pan.