EU enmedio de un «fraude electoral colosal”: Carlo María Viganò
Debemos rezar AHORA para derrotar al enemigo, señala en una nueva misiva el ex nuncio apostólico; hay estados donde el número de votos es mayor al número de votantes, denuncia
Washington, D.C., E.U., 05 de noviembre de 2020.- Estados Unidos se encuentra enmedio de un «fraude electoral colosal», aseveró Monseñor Carlo María Viganó, ex nuncio apostólico en ese país.
Mediante una nueva misiva, el prelado de origen italiano llamó a rezar “AHORA” para derrotar al enemigo, luego de los señalamientos de irregularidades en torno a la elección presidencial entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden.
A continuación, ATIEMPO (www.atiempo.mx), su portal de noticias y denuncias por internet, le reproduce de manera íntegra la traducción de la carta hecha pública este 4 de noviembre:
Queridos hermanos y hermanas:
Como cristianos devotos y como fieles, de los Estados Unidos de América, mientras que los resultados finales de las elecciones presidenciales aún son inciertos, ustedes tienen una preocupación intensa y sincera por el destino de su amado país.
A pesar de los vergonzosos intentos de los grandes medios de comunicación, por censurar la verdad de los hechos para darle ventaja a su candidato, las noticias de fraude electoral se multiplican. Hay estados en los que el número de votos es superior al número de votantes; otros en los que el voto por correo parece estar exclusivamente a favor de Joe Biden; otros en los que sin motivo, se ha suspendido el escrutinio o en donde se ha descubierto una manipulación sensacionalista: siempre y solamente en contra del Presidente Donald J. Trump, siempre y solamente a favor de Biden.
En verdad, desde hace meses asistimos a un continuo goteo de noticias escalonadas, de información manipulada o censurada, de crímenes que han sido silenciados o encubiertos ante pruebas contundentes y testimonios irrefutables. Hemos visto al Estado profundo organizarse con mucha anticipación, para llevar a cabo el fraude electoral más colosal de la historia, con el propósito de garantizar la derrota del hombre que se ha opuesto enérgicamente al establecimiento del Nuevo Orden Mundial, [establecimiento] que es deseado por los hijos de la oscuridad. En esta batalla, ustedes no han fallado. Al ponerse del lado del Bien han hecho su propia contribución, cumpliendo así con su deber sagrado. Otros, esclavizados por los vicios o cegados por el odio infernal contra Nuestro Señor, se han puesto del lado del Mal.
No crean que los hijos de las tinieblas actúan con honestidad, y no se escandalicen si ellos operan con engaños. ¿Creen ustedes acaso que los seguidores de Satanás son honestos, sinceros y leales? El Señor nos ha advertido contra el Diablo: «Fue homicida desde el principio y no está en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando dice mentira, habla con carácter, porque es mentiroso y padre de la mentira» (Juan 8, 44).
En estas horas, mientras las puertas del Infierno parecieran prevalecer, permítanme dirigirme a ustedes con un llamado, al que confío que responderán pronta y generosamente. Les pido que hagan un acto de confianza en Dios, un acto de humildad y de devoción filial al Señor de los Ejércitos. Les pido que recen el Santo Rosario, si es posible, en sus familias o con sus seres queridos, con sus amigos, con sus hermanos y hermanas, con sus colegas, con sus compañeros soldados. Oren con el abandono de los niños que saben acudir a su Santísima Madre, para pedirle que interceda ante el trono de la Divina Majestad. Oren con alma sincera, con un corazón puro, con la certeza de ser escuchados y de recibir la respuesta. Pídanle a Ella, Auxilium Christianorum, la Auxiliadora de los Cristianos, que derrote a las fuerzas del Enemigo. Pídanle a Ella, [La] que es terrible como un ejército en orden de batalla (Cantar de los cantares 6:10), que conceda la victoria a las fuerzas del Bien y que inflija una humillante derrota contra las fuerzas del Mal.
Hagan que sus hijos oren, usando las santas palabras que ustedes les han enseñado: esas oraciones confiadas se elevarán a Dios y no serán desatendidas. Que los ancianos y los enfermos oren, y que ofrezcan sus sufrimientos en unión con los sufrimientos que padeció Nuestro Señor en la Cruz, cuando derramó Su Preciosa Sangre, por Nuestra Redención. Que las señoritas y las mujeres oren para que se vuelvan a Ella que es modelo de pureza y de maternidad. Y ustedes, hombres, también deben orar: su valor, su honor y su audacia se renovarán y se fortalecerán. Todos ustedes, tomen este arma espiritual, ante el cual Satanás y sus secuaces se retiran furiosos, porque temen más a la Santísima Virgen – Ella que, por Gracia, es Todopoderosa-, que a Dios Todopoderoso.
No se dejen desanimar por los engaños del Enemigo, mucho menos [permitan desanimarse] en esta hora terrible en la que el descaro de la mentira y del engaño, se atreve a desafiar al Cielo. Las horas de nuestros adversarios están contadas, si rezan, si todos rezamos con Fe y con el verdadero ardor de la Caridad. ¡Que el Señor nos conceda que una sola voz devota y fiel, se eleve desde sus hogares, sus iglesias y sus calles! Esta voz no dejará de ser escuchada, porque será la voz de un pueblo que clama, en el momento en que la tormenta brama con más furia [diciendo]: «¡Sálvanos, Señor, que perecemos!» (Mateo 8:25).
Los días que nos esperan son una ocasión preciosa para todos ustedes y para aquellos que se unen espiritualmente a ustedes, desde todas las partes del mundo. Ustedes tienen el honor y el privilegio de poder participar en la victoria de esta batalla espiritual, de empuñar el arma poderosa del Santo Rosario, tal y como lo hicieron nuestros padres en Lepanto, para repeler a los ejércitos enemigos.
Recen con la certeza de la promesa de Nuestro Señor: «Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá la puerta» (Lucas 11,9). El Rey de Reyes, a quien ustedes piden la salvación de su Nación, recompensará su Fe. Recuerden esto: su [el de ustedes] testimonio tocará el corazón de Nuestro Señor, multiplicando las Gracias celestiales, que hoy más que nunca, son indispensables para alcanzar la victoria.
Que este llamado mío que dirijo a ustedes y a todas las personas que reconocen el Señorío de Dios, encuentre a apóstoles generosos y a testigos valientes del renacimiento espiritual de su amada patria, y con ella, del mundo entero. Non prævalebunt.
¡Dios bendiga y proteja a los Estados Unidos de América!
Una Nación bajo Dios.
+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
Ex Nuncio Apostólico en los Estados Unidos de América
4 de noviembre de 2020.
Festividad litúrgica de San Carlos Borromeo.
(CON INFORMACIÓN DE: Ejército Viganò).