Evangelio y lecturas de la Misa del Domingo de la Sagrada Familia 2024
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Morelia, Michoacán, 29 de diciembre de 2024.- Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa de la Sagrada Familia 2024. ¡Conócelas!
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (3, 2-6. 12-14)
El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.
Palabra de Dios.
Salmo
Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Segunda lectura
Lectura del apóstol San Pablo a los Colosenses (3, 12-21)
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimos.
Palabra de Dios.
Evangelio del día
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (2, 41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados”.
Él les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”.
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio: La Sagrada familia: comunidad de vida y amor
Este domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, y el Evangelio que vamos a escuchar nos invita a mirar a José, María y Jesús como ese modelo de familia que vive enraizada en el amor y abierta a los planes de Dios. Jesús, con solo 12 años, se queda en el Templo de Jerusalén, dialogando con los doctores de la Ley, mientras sus padres lo buscan angustiados. Esta escena nos muestra cómo la Sagrada Familia afronta un momento de tensión y preocupación, pero también cómo María y José confían en el plan de Dios para su Hijo. Quizá lo más impactante de la Sagrada Familia no es que fueran perfectos, sino que, en su sencillez y en medio de circunstancias nada fáciles, supieron construir un hogar donde el amor y la confianza en Dios eran el centro.
Es la última escena de evangelio de la Infancia de Lucas y no puede ser simplemente un añadido “piadoso” como alguno se imagina. Desde el punto de vista narrativo, la escena de mucho que pensar. Lo primero que debemos decir que es hasta ahora Jesús no ha podido hablar en estos capítulos (Lc 1-2).
Siempre han hablado por él o de él. Es la primera palabra que Jesús va a pronunciar en el evangelio de Lucas. La Sagrada Familia nos enseña en las palabras de un Niño de 12 años la lección quizá más importante de todas…Dios debe ser el centro de toda la vida familiar. Y lo será cuando sea también el centro de la vida personal del padre, de la madre y de los hijos. Quizá esta sea una de las tareas más difíciles en la que los padres tienen que educar a sus hijos.
El Salvador del mundo que podría escoger otros caminos para habitar entre los hombres, quiso el camino ordinario de la familia. Así no solamente nació como Hombre, sino que, además convivió, realmente, con los demás hombres, como los demás hombres: vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la Ley de Dios, vida en comunidad, en síntesis una vida cotidiana sin aparente importancia.
Puesto que todo hombre es miembro, o ha sido, en algún momento, de una familia, la Sagrada Familia de Jesús, María y José tiene una resonancia universal ejemplar, y, particularmente, para todo el pueblo cristiano. Todos podemos, debemos, contemplar a esta pequeña familia de Nazaret como escuela de vida de familiar.
Jesucristo es para nosotros la revelación de todo lo que Dios es. Pero Jesús revela a Dios justamente formando parte de una familia, en el seno de una familia, precisamente en su forma de vivir familiar. Si Dios es amor, es en el lugar en el que primordialmente recibimos amor, la familia, en donde se nos revela lo que de verdad es Dios.
Jesús demuestra en sus más de treinta años de vida ordinaria de trabajo manual, que las tareas más extraordinarias del mundo se realizan viviendo a fondo la vida familiar.
Es en la familia donde recibimos la primera revelación, y la más importante de toda la vida: lo que es Dios. Si Dios es amor incondicional, es en la familia en donde por primera vez somos amados no por nuestros méritos, sino porque sí. No porque seamos bonitos, o inteligentes, o buenos, o simpáticos, sino porque somos hijos. Y Dios es así: Él no nos quiere porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. En nuestra familia nos quieren como somos, igualmente Dios.
Nosotros no amamos a nuestros padres porque ellos no tengan ningún defecto, nosotros no hemos escogido de qué padres nacer, los queremos porque son nuestros padres, y punto, o no los queremos.
Jesús nace en el seno de una familia humana, como hijo de una familia. La familia nace del matrimonio, sacramento de la unión de Cristo con su Iglesia. La misión de la familia cristiana ha de realizarse tanto en la formación de una comunidad de amor entre sus miembros como en el servicio de transmisión de la vida y de educación en los valores esenciales de la vida humana, Siendo célula primaria y vital de la sociedad, la familia ha de participar en el desarrollo de la sociedad, de la Iglesia, constituyéndose en comunidad creyente y evangelizadora en diálogo con Dios al servicio del prójimo.
La familia cristiana no debe ser como cualquier familia, sino vivir abierta a laentera comunidad eclesial debe ser como una especie de “Iglesia doméstica” que se integra a la gran Iglesia constituyendo uno de sus pilares fundamentales. Las relaciones entre los esposos cristianos no están regidas por un simple contrato civil de matrimonio; entre ellos se realiza el misterio del amor de Dios significado en el sacramento del matrimonio y, junto con sus hijos e hijas, deben vivir los mismos ideales que la Escritura muestra para la Iglesia entera.
¿Qué significa para nosotros la Sagrada Familia? Una familia es una familia sagrada cuando en ella se ama a pesar de todo, como Dios. Familia sagrada es aquella en la que existe la revelación de la gratuidad del amor. Sólo el amor incondicional es revelación del amor de Dios y sólo el amor hace posible la revelación de los problemas matrimoniales. Sólo el amor hace posible que un matrimonio cumpla 25 ó 50 años de existencia, José, María y Jesús son el prototipo de familia y matrimonio que vive y perdura por amor y sólo por amor.
Pidamos al Padre que proteja y ayude a nuestra familia y nos haga imitar el amor y la unidad que vemos en la sagrada familia como anuncio de la presencia de Dios en nuestra vida. ¡Animo a echarle ganas! (CON INFORMACIÓN DE: P. MÁXIMO EVIA RAMÍREZ / DESDE LA FE).
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