La familia se funda sobre la “unión estable entre el hombre y la mujer”: León XIV
"Es tarea de quien tiene responsabilidad de gobierno aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas", expresó el Papa

Ciudad del Vaticano, 17 de mayo de 2025.- En su primer discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa León XIV reafirmó este viernes, con claridad, la doctrina católica sobre la familia, la dignidad del ser humano desde la concepción y la atención a los migrantes, marcando así las prioridades de su pontificado.
“Es tarea de quien tiene responsabilidad de gobierno aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas. Esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el hombre y la mujer, ‘bien pequeña, es cierto, pero verdadera sociedad y más antigua que cualquiera otra’”, dijo el Papa en la Sala Clementina del Palacio Apostólico en el Vaticano.
Esa frase entrecomillada dentro de su discurso es una cita directa de la encíclica Rerum novarum del Papa León XIII, considerada el documento fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia y una de las razones por las que el Cardenal Robert Prevost decidió llamarse León XIV tras ser elegido Papa, como él mismo explicó en su encuentro con los cardenales el 10 de mayo.
La defensa de la vida y los migrantes
En su discurso de este viernes, el Papa León XIV precisó también la importancia de defender la vida humana en todas sus fases, especialmente las más vulnerables.
“Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas, desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean estos ciudadanos o inmigrantes”, subrayó.
“Mi propia historia es la de un ciudadano, descendiente de inmigrantes, que a su vez ha emigrado”, destacó el Papa, aludiendo a su labor pastoral en Perú a lo largo de muchos años.
“Cada uno de nosotros, en el curso de la vida, se puede encontrar sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la misma, la de una creatura querida y amada por Dios”, resaltó el Santo Padre. (CON INFORMACIÓN DE: ACI PRENSA).