DestacadasEditorialesSucesos

Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 2 de marzo 2025

Jesús usa metáforas del cuerpo como los ojos, la boca o el corazón para enseñar sobre la conversión interior y la importancia de la humildad

Morelia, Michoacán, 02 de marzo de 2025.- Jesús usa metáforas del cuerpo como los ojos, la boca o el corazón para enseñar sobre la conversión interior y la importancia de la humildad.

Lecturas y Evangelio del 2 de marzo de 2025

  • Primera Lectura: Lectura del libro del Eclesiástico 27, 4-7
  • Salmo: 91
  • Segunda Lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 54-58
  • Evangelio del día: Evangelio según san Lucas 6, 39-45
  • Comentario al Evangelio

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 27, 4-7

Cuando se agita la criba, quedan los desechos; así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos.

El horno prueba las vasijas del alfarero, y la persona es probada en su conversación.

El fruto revela el cultivo del árbol, así la palabra revela el corazón de la persona.

No elogies a nadie antes de oírlo hablar, porque ahí es donde se prueba una persona.

Palabra de Dios.

Salmo

Salmo 91

/R/ Es bueno darte gracias, Señor.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. /R/.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. /R/.

En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad. /R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 15, 54-58

Hermanos:

Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:
«La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?».

El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley.

¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!

De modo que, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inconmovibles.

Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor.

Palabra de Dios.

Evangelio según San Lucas 6, 39-45

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:

«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

Comentario al Evangelio

Las Sagradas Escrituras suelen hablarnos de facetas del ser humano a través de órganos o facultades del cuerpo. Jesús emplea este recurso en su predicación para hacernos alcanzar lo más elevado y espiritual de nuestra condición desde la experiencia más plástica. El ejemplo de un ciego que guía a otro ciego es un modo evidente de mostrarnos un absurdo, que, sin embargo, en muchos niveles ocurre. Los ojos, en este caso, sirven como garantía del adecuado contacto con la realidad, para tener una perspectiva correcta y poder caminar con acierto. Quien no ve, está en permanente peligro de tropezarse, y sería jactancioso e incluso criminal pretender auxiliar a otros, cuando no se está en condiciones de asegurar el propio paso.

Manteniéndose en la referencia a la vista, el Señor reprende a quienes se quieren proclamar jueces de los demás, y están prontos para criticarlos. La exageración entonces muestra lo contradictorio que podemos llegar a ser. Nos fijamos en la pequeña paja que puede tener algún hermano en sus ojos, mientras dejamos de ver la viga que llevamos en los nuestros. En ambos casos, la referencia a la mirada, que siempre requiere ser purificada y sanada, nos lleva a considerar la relación con el prójimo.

A continuación, el Señor se concentra en la persona misma. La compara con un árbol y sus frutos. Frutos buenos provienen de árboles buenos; frutos malos, de árboles malos. Y entonces vuelve a señalar aspectos del ser humano: la boca y el corazón. Lo exterior, finalmente, de las palabras y de las acciones, proviene de la estructura interior, del corazón. Y entonces la sentencia pone en evidencia la unidad del ser humano: la boca habla de lo que está lleno el corazón. Evidentemente, el Señor quiere que nuestras palabras sean buenas. Que nuestras obras sean buenas. Pero ello requiere una conversión interior. Sólo atendiendo la salud del corazón es posible asegurar que la manifestación de todo el cuerpo corresponda a la bondad que Dios ha sembrado en nosotros.

Nuestra fe nos enseña a vivir en continuo examen de nuestras actitudes. Nos salva del peligro de considerarnos superiores a los demás, y para ello nos llama a la humildad, a la verdad y a la conversión. Disposiciones que son siempre pertinentes, y más aún en un año jubilar. El Señor nos estimula a ser mejores desde su palabra reveladora y salvadora. (CON INFORMACIÓN DE: DESDE LA FE / P. JULIÁN LÓPEZ AMOZURRUTIA).

Lecturas de la Misa y Evangelio del Domingo 23 de febrero 2025

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba