Los suspirantes… Candidaturas controvertidas
Hay un grupo de candidaturas que están resultando controvertidas en Michoacán. Me refiero en este caso a los diputados que buscan la reelección, pero por un partido distinto a aquél que originalmente los postuló.
Morelia, Michoacán, 21 de febrero de 2021.- Hay un grupo de candidaturas que están resultando controvertidas en Michoacán.
Me refiero en este caso a los diputados que buscan la reelección, pero por un partido distinto a aquél que originalmente los postuló.
La legislación electoral, en sentido estricto, no lo permite, pero al parecer algunos actores políticos han encontrado la forma de postularse de todas formas.
El asunto me salta porque la diputada Lucila Martínez Manríquez aún está a la espera de que se apruebe su registro como candidata del PRD a diputada local por el Distrito 16 de Morelia Suroeste.
Ella llegó a la actual diputación plurinominal como parte de una alianza entre el PVEM y el sol azteca, pero con el registro del Partido Verde e incluso ha sido diputada de ese mismo partido, pese a su innegable militancia perredista.
Sin embargo, hay otros personajes en situaciones similares que ya están en campaña.
Por ejemplo, así de bote pronto, recuerdo a los siguientes:
El panista Óscar Escobar Ledesma, fue candidato por Movimiento Ciudadano, PAN y PRD a diputado local por Tacámbaro.
Compitió como posición del partido naranja en el Frente por Michoacán en 2018, pero al llegar al Congreso del Estado se registró como candidato del PAN.
Incluso meses después se convirtió en el dirigente estatal del blanquiazul y ahora es candidato a la reelección en el Distrito de Tacámbaro, pero ahora en una alianza PAN-PRI.
Por su parte, Wilma Zavala Ramírez llegó a su actual diputación plurinominal por la coalición Juntos Haremos Historia, Morena-PT, se integró a la bancada morenista y después renunció a la misma.
Se convirtió en diputada independiente y ahora buscará la reelección, pero por mayoría, como candidata de Movimiento Ciudadano a diputada local por Zacapu.
Otro caso de un morenista es Francisco Cedillo de Jesús, de los fundadores del Morena en Uruapan, quien también obtuvo en tómbola su diputación local por el partido guinda.
Antes de la elección de 2018 ya había problemas, pues la dirigencia estatal del Morena pretendía retirarlo para imponer en su lugar a José Manuel Mireles Valverde.
Francisco Cedillo se defendió en los tribunales, y ganó, pero cuando llegó al Congreso del Estado se registró con la bancada del Morena, luego dejó el cargo por meses a su suplente, Azael Toledo Rangel, quien se registró por el PRD.
Después lo hicieron regresar, al menos eso se dice, para incrementar la bancada del Morena, que estaba perdiendo muchos espacios.
Tras participar en los procesos internos del Morena para competir por otro cargo de elección popular, en su partido fue vetado y ahora compite como candidato a la reelección como diputado de mayoría por el Distrito de Uruapan Sur, pero con el partido Fuerza por México.
Yo no juzgo si está bien o mal la legislación, o la forma en la que están haciendo las cosas los políticos.
Pero me llama la atención que tres de los mencionados ya andan en campaña, mientras que Lucila Martínez sigue esperando una decisión del IEM.
Al menos a simple vista los casos son muy similares.
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