Proyecto Secreto: Borrar la historia de México
La actitud de Andrés Manuel de borrar todo lo pasado es demoledora y es una moda, una tendencia mundial.
Morelia, Michoacán, 15 de diciembre de 2020.- UNA VISTA PANORÁMICA
Se reforma la ley de Banxico exponiéndonos a consecuencias indeseables. La reforma atenta contra la autonomía de esta institución esencial y abre la puerta a la entrada de dinero del narco y a otros males.
Hay una tendencia innata e irracional a quitar las instituciones y las leyes, a modificar todo. Sin justificar los cambios, sin avance, se modifica todo.
Se inventan leyes a cada paso, como la que pretende controlar el uso de los celulares, exigiendo un registro. Es una tendencia calenturienta y sin reflexión de personas que no tienen la estatura de estadistas.
Se percibe la tendencia a demoler lo que hicieron los gobiernos pasados, neoliberales sólo en la mente de Andrés Manuel, así se canceló el aeropuerto internacional. una decisión grave que necesitaba razones sumamente graves para tomarse. Ahí los pobres perdieron una riqueza incalculable.
Son sólo muestras de una avalancha de cambios que se han venido con este nuevo gobierno. Una sed desaforada de cambios, más allá de la evolución natural y del progreso del país.
En la historia, las actitudes reaparecen. Hay momentos de efervescencia de cambio, que rompen las rutinas y la inmovilidad de la situación del momento. Vienen actores del cambio que lo piensan aunque no lo expresan verbalmente: recedant vetera, nova sint omnia, el refrán latino establece: hay que borrar las cosas viejas, que todas las cosas serán nuevas.
Este fenómeno se observa en el gobierno federal, nacional. En los gobiernos estatales y municipales no se nota siempre y en todas partes este prurito de cambiar, cambiar, cambiar.
Es una tendencia que violenta el ritmo de las cosas y de los acontecimientos. La vida de los hombres evoluciona de por sí, la misma naturaleza hace lo mismo. Ya el filósofo griego Heráclito sostenía: PANTA REI, todas las cosas fluyen.
La naturaleza cambia según el ordenamiento perfecto, cuando los hombres no la descarrilan. Los hombres se alocan y arrastran en su vértigo a la naturaleza. Una manifestación de esta obra humana es el cambio climático y el descontrol de los procesos naturales.
El presidente López tiene este mal, quiere cambiar todo, se necesite o no, no busca objetivamente dar pasos de progreso hacia la superación de las formas de la vida humana y del gobierno.
LA SABIDURÍA DE LO ALTO
El mexicano sabio, maduro, responsable de su vida personal y del progreso social debe estar muy atento, detectar los cambios, si los los gobiernos los impulsan con razón y los resultados que razonablemente se prevén, aunque eso no le interese al presidente.
Se ve esta manía de cambio, tal vez por dejar su huella personal. Se sataniza a los gobiernos pasados, se demuelen obras válidas en instituciones y leyes. A veces nada más cambian de nombre, a veces se destruye una experiencia social e histórica valiosa. Como en la psicología de Eric Erickson, los cambios en la vida social son epigenéticos, se van acumulando, no suplantando sistemáticamente los logros pasados.
Se ve en Andrés Manuel una obsesión de cambio, las obras no responden a un proyecto global, integral buscando el bien común y el progreso genuino, parecen una concurrencia. Es verdad que hace falta un razonamiento serio, un modelo de hombre y un proyecto de nación que rigen los cambios con orientación inteligente.
Leyendo y escuchando opiniones descubrimos una terrible realidad: la actitud de Andrés Manuel no es un hecho aislado, forma parte de una mega tendencia que se observa en todo el planeta, es una pandemia. El Papa Francisco en Tutti Fratelli señala este fenómeno, que tiene un hombre “deconstruccionismo”, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero. Es manifestación de un mal terrible y demoledor” . Se lleva a la gente a una “pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más” (n. 13), el ser humano se dispersa y pierde su cohesión y su fuerza.
El Papa señala otros fenómenos que acompañan: “la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo”. El individuo y la sociedad actual quedan pintados magistralmente en sus rasgos fundamentales.
El hombre actual debe mantener el control de sí mismo y debe imprimir una orientación sólida a la historia, no puede dejarse arrastrar sin libre arbitrio, como las hojas que el viento arrastra de allá para acá.
Debemos conocernos, como señalaba Sócrates: “conócete a ti mismo. Debe mantenerse dueño de su destino, los gobiernos totalitarios y asesinos pretenden adueñarse del destino de las personas. Es necesario resistir a las modas actuales de dispersión y debilidad, de desorientación, de vivir sin control ni dirección de la vida, de dejarse llevar por la corriente.
En el proyecto de Dios, el hombre no aparece fortuitamente ni vive al garete tiene una meta y un destino definitivo, tiene la tarea de dar forma a su mundo y hacerlo evolucionar hacia metas sabias según un orden divino y eterno.