Termina un mal año (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)
¿Entenderá López Obrador que la tolerancia tiene un límite, más allá del cual se llama cobardía? La respuesta es un rotundo NO. Ese señor vive en un universo paralelo. Lamentablemente nosotros no.
Morelia, Michoacán, 02 de enero de 2024.- Efectivamente este 2023 ha sido, en muchos aspectos, un mal año, pero siendo sinceros, ¿cuándo tuvimos un buen año en este periodo de la llamada 4T?
Cierto, en un pasado no muy lejano tuvimos años malos en el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando la inflación superó el 140%, malos años con Zedillo secundarios al llamado “error de diciembre”, malos años con Calderón derivados de la lucha en contra de la expansión y la extrema violencia del crimen organizado, lucha que continuó en el sexenio de Peña Nieto.
Pero un sexenio caracterizado por errores monumentales , francamente criminales como lo ha sido el de López Obrador, donde resaltan verdaderas insensateces como la desaparición el Seguro Popular, las estancias infantiles, la cancelación de un aeropuerto de primer mundo, un sexenio en que vimos el brutal recorte al Sector Salud que llevó a una insuficiente cobertura hospitalaria, a una criminal ausencia de medicamentos para tratar el cáncer en niños, a un terrible desabasto de medicamentos a un nivel jamás visto en la historia de instituciones como el IMSS, ISSSTE y SSA; un sexenio donde vimos el abandono al sector educativo, el descuido al mantenimiento de carreteras, al sistema colectivo de transporte (metro), pero sobre todo la costosa renuncia del Estado a cumplir una de sus funciones primarias como lo es el garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Un sexenio caracterizado por el ataque a las instituciones independientes como el INE , la SCJN, al INAI etcétera. Un sexenio marcado por un nepotismo descarado, una corrupción jamás vista y sobre todo por el irritante cinismo del titular del Ejecutivo. Nunca como ahora hemos tenido tantos muertos por violencia, nunca como ahora habían tenido tanto poder e influencia los grupos del crimen organizado. En grandes zonas geográficas del país, como sucede en Somalia, manda no el Estado, sino los Barones del Crimen Organizado.
Sin ninguna duda el problema que más nos afecta es la inseguridad. Es bueno tener un trabajo estable, un patrimonio, pero es pésimo no saber si en cuestión de horas el esfuerzo de toda una vida se perderá, no por fatalidades del destino, como un ciclón o un terremoto, sino por la ineficiencia y corrupción de un Estado que es incapaz de proteger a sus propios ciudadanos de las amenazas y extorsiones del crimen organizado.
Imposible en un solo artículo hacer recuento de los muertos por violencia, de los feminicidios, los secuestrados y el calvario que representa para miles de pequeños y medianos comerciantes el hacer frente al cobro del “derecho de piso” que exigen los diversos cárteles.
La inseguridad es el común denominador de México. ¿Y qué tenemos para enfrentarla? Una policía incompetente, fragmentada, sin preparación en modernas técnicas de investigación, donde la «confesión», los «pitazos» y los testigos comprados son el pan de cada día; sin adecuados laboratorios de criminalística y personal que sepa hacer su trabajo, y para colmo mal pagada, peor motivada y por lo tanto sin tiempo ni ganas de investigar. Ministerios públicos ineficientes, rebasados, prepotentes, incapaces de escribir una cuartilla sin graves errores gramaticales. Una Guardia Nacional que resultó un verdadero fiasco y que ha sido señalada reiteradamente como un grupo que se dedica a la extorsión.
Resultado: Impunidad en un 98 por ciento de los casos. En México, a diferencia de los países civilizados, el delito es un negocio rentable y muy seguro.
Evidentemente, en materia de seguridad, el actual gobierno de la 4T no ha hecho bien su tarea y para colmo existe la sospecha de complicidad de algunos gobiernos estatales con grupos delincuenciales.
La política del avestruz nunca ha funcionado, el negarse a ver lo evidencia no resuelve nada. Y para colmo la política de los “abrazos y no balazos” ha resultado aún peor, nunca como ahora el poder de los grupos criminales ha sido tan notorio.
El pacifismo de AMLO es una doctrina históricamente fallida; ya lo dijo Sir Winston Churchill refiriéndose al pacifismo que tantas ventajas le dio a la Alemania nazi. Al regreso de Chamberlain, tras la firma del Pacto de Munich, dijo Churchill: “Pudo usted elegir entre la guerra y el deshonor; escogió el deshonor y tendrá la guerra”.
¿Entenderá López Obrador que la tolerancia tiene un límite, más allá del cual se llama cobardía? La respuesta es un rotundo NO. Ese señor vive en un universo paralelo. Lamentablemente nosotros no.
Alejandro Vázquez Cárdenas
La justicia en México, una pesadilla (Por: Alejandro Vázquez Cárdenas)