Todo imperio caerá: El enemigo de los Estados Unidos
Sus instituciones y todo el sistema del cual siempre fue su orgullo han comenzado a resquebrajarse, el futuro parece convulso

Coimbra, Portugal, 11 de agosto de 2025.- Es inevitable, los días de gloria tienen una fecha límite, desde el imperio mongol, español, británico y hasta el romano; a todos les llegó su hora final. Algunos de esos imperios consiguieron durar siglos, los romanos más de 500 años y los británicos poco más de 400, lamentablemente para los intereses estadounidenses, al parecer su imperio no rebasará los dos siglos.
Es cierto que, en teoría los Estados Unidos no son un imperio, al menos no en la forma clásica del término, pero eso no quita que actúen como uno. Una muestra de ese imperio informal son las esferas de influencia a lo largo del mundo, tal como lo es la OTAN que es utilizada como su maquinaría de defensa contra Rusia o el uso de sus aliados asiáticos —India, Corea y Japón— como tapones y eternos vigilantes de China y Corea del Norte y la propagación de su softpower como medio de persuasión y atracción hacia lo “estadounidense”.
A pesar de todo esto, hemos oído hablar desde hace años del poder de China y cómo este país cada vez está más cerca de arrebatarle el puesto a los Estados Unidos como el mandamás mundial.
La gran arma que tiene China y que la ha catapultado hasta la cima es su economía, con ella ha logrado invertir en varios países de diferentes continentes como África, Asia, e incluso Latinoamérica y Europa.
Esto ocasionó que muchos pensáramos que el rival más fuerte por ese puesto de imperio del siglo XXI fuera China, sin embargo, el día de hoy nos damos cuenta que no es así, son los propios Estados Unidos los que parecen estar empecinados en ponerse el pie ellos mismos para perder su status.
Uno de esos graves errores internos fue el cierre de USAID, el organismo estadounidense encargado de financiar asistencia internacional a las zonas más necesitadas.
Con esto y desde una perspectiva moralista, los Estados Unidos devolvían un poco de lo que le debían al mundo, pero sobre todo, era una vía poderosa de softpower, un poder blando que aún China no logra igualar, pero con esto, la administración de Trump se mutila a sí misma dejando la brecha más corta.
La crisis de Texas es el descalabro más reciente en los Estados Unidos, debido a que se ha ordenado el arresto de los legisladores demócratas por no acceder al cambio del mapa electoral —cambio que por cierto beneficiaría a los republicanos y al gobierno de Trump— esto es la muestra del colapso progresivo y evidente de los estadounidenses.
Sus instituciones y todo el sistema del cual siempre fue su orgullo han comenzado a resquebrajarse, el futuro parece convulso y puede que en algún momento no haya una sino dos potencias conviviendo en un mismo tiempo, tal como parece estar hoy en día la situación entre los estadounidenses y los chinos, pero si los primeros no se ponen las pilas y dejan de ser ellos mismos sus propios enemigos, terminarán por ser desplazados por los segundos, y tal vez, más rápido de lo que pensamos.