Editoriales

¡Adiós al PRD! (Por: Jorge Luis Hernández Altamirano)

El sábado pasado se llevó a cabo la primera Asamblea de Futuro 21, el proyecto político, en el que se han montado una serie de figuras políticas del pasado, que juega con la posibilidad de retomar el registro del PRD

Morelia, Michoacán, 29 de agosto de 2019.- El sábado pasado se llevó a cabo la primera Asamblea de Futuro 21, el proyecto político, en el que se han montado una serie de figuras políticas del pasado, que juega con la posibilidad de retomar el registro del PRD y, desde allí, construir un partido nuevo, con emblema y nombre propio.

Con la presencia de los poco que aún le queda al llamado partido del “sol azteca”, incluido el único gobernador, y en un escenario de transición, entre los mítines de la vieja escuela y los eventos más similares a una Ted Talk sin atriles ni presídiums, desfilaron con discursos, lo mismo el ex candidato presidencial (2012) de Nueva Alianza, Gabriel Quadri, que el ex candidato a la presidencia del PRI nacional y ex rector de la UNAM, José Narro.

Ni siquiera había acabado el evento cuando las reacciones de los perredistas explotaron: unos, rechazaron la posibilidad de cambiar el nombre y el emblema del PRD, aseguraron que han trabajado décadas por el partido y presumieron que, a la fecha, siguen afiliando a nuevos militantes; otros, apresuraron su salida del partido, en el cual muchos de ellos llevaban rato sin estar, denunciado que éste ha perdido el rumbo y apelando a la falta de pureza de los nuevos perfiles que se acercan con el proyecto de Futuro 21.

Para ser un proyecto todavía nebuloso, la noticia del rebranding del PRD causó más revuelo del que significaría la renovación de un partido que alcanzó apenas 5.5% de la votación válida emitida a nivel diputaciones federales en 2018. Especialmente rápidas fueron las críticas de los simpatizantes de Morena y, particularmente, de los ex perredistas que ahora militan en la formación oficial.

A bote pronto, la idea de cambio de un partido en crisis pudiera parecer una buena idea. Hay numerosos ejemplos de partidos que han debido refundarse en el contexto de la crisis de los partidos políticos, también de muchas nuevas formaciones que, alejadas de lo ideológico, con un discurso centrado en la acción y causas sencillas de entender, han dado sorpresas.

Identifico cuatro problemas que hacen inviable la continuidad de la marca PRD como partido político:

  1. La mala experiencia que dejaron sus gobiernos en las entidades en que gobernaron. Al final han terminado perdiendo todas, excepto Michoacán.
  2. La eterna lucha de tribus, incapaces de poner sus fuerzas al servicio institucional. Algunas de ellas se sienten más cómodas trabajando con sus similares de morena, con quienes comparten hábitos y formas de ver el mundo, que con otras perredistas. A modo de ejemplo, basta recordar que en Michoacán el PRD le entregó a su candidato presidencial algo así como 120 mil votos menos que los que tuvo la fórmula del Senado. Se han ido muchos, otros siguen allí pero ya no están. Irremediablemente se van a ir.
  3. La identificación general del PRD con Andrés Manuel, quien fue presidente del partido y dos veces candidato presidencial. El PRD ha sido incapaz de explicar que izquierda no es sinónimo de obradorismo y que puede haber un proyecto progresista que no necesariamente acuda a los principios del nacionalismo revolucionario. Aún peor, la clientela que alimentaba al perredismo está coptada por Morena ahora.
  4. La incapacidad de producir nuevos cuadros, los personajes que tienen relevancia son los mismos de hace lustros. Los nuevos, como Mancera quien ni siquiera se afilió al partido, se desdibujaron estrepitosamente.

A pesar de estos problemas, queda claro que la transición no será tersa. En primer lugar, porque estamos hablando de un registro partidista que implica control sobre recursos y una burocracia de carácter nacional, parece un riesgo aceptable para las tribus batirse en duelo por las ruinas que quedan.

Sin embargo, imagino que la realidad terminará por imponerse a los románticos del partido del sol. En ese orden de ideas más les vale recordar a los militantes que ese registro no les pertenece y que la construcción del partido obedeció a causas distintas a las actuales, ya no se trata de construir democracia, sino de resguardarla.

También hay que preguntarse si en el nuevo partido son conscientes de la trascendencia de esa meta.

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