Calma frágil / Hugo Gama
Tengo certeza de que cuando el gobernador señaló que en Michoacán hay una “calma frágil”, es por el reconocimiento que hace de las dificultades existentes en materia de seguridad, asimismo, la frase infiere que poco a poco se han venido recuperando espacios perdidos
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Morelia, Michoacán, 19 de septiembre de 2016.- México y Michoacán los últimos 20 años de manera paulatina han sufrido de incremento de la inseguridad, misma que a mi juicio resulta de un modelo económico y de seguridad fallido que nos tiene acostumbrados a una normalidad de acontecimientos que afectan la paz social.
Sin lugar a dudas, la pobreza es la causa de la descomposición social y el motivo por el cual los grupos criminales llenan día a día sus filas de jóvenes ansiosos de ganar un par de miles de pesos en poco tiempo y sin mayor esfuerzo. La deserción escolar es la prueba de la pobreza y la necesidad de los jóvenes por obtener ingresos para sí o para sus familias.
Es evidente que la mejor manera de enfrentar el origen de la inseguridad es por medio de políticas públicas que permitan a los jóvenes y a la sociedad en grado de vulnerabilidad poder cubrir sus necesidades elementales que redunde en proyectar una vida alejada de la seducción de los grupos del crimen.
En las condiciones en las que se encuentra México y Michoacán, las políticas públicas de corte social y económica, deben ir aparejadas de una estrategia clara de seguridad y del uso de la fuerza pública.
Michoacán no había sido atendido de manera holística, los esfuerzos desde finales de los años noventa fueron aislados, por un momento la energía se concentró en los programas sociales, pero sin una clara estrategia de seguridad, aunada la ausencia intelectual y de proyección de seguridad desde la federación.
Arrancado el nuevo siglo, pasando el primer lustro, las luchas políticas y la necedad de imponer un apellido vallisoletano en el Palacio de Gobierno de los michoacanos, provocó la falta de coordinación entre órdenes de gobierno y una escasa ejecución de programas federales para atacar la pobreza.
En los últimos años Michoacán entra en una severa crisis en el momento en el que la clase política se enrola con el crimen organizado, período en el que las instituciones dejan de servir a la población y se suman a las fuerzas que se encuentran fueran del orden de la ley.
La serias dificultades en materia de seguridad llevaron a pobladores de la tierra caliente a defenderse por sus propio esfuerzo, momento en el que el Estado pierde el monopolio del uso de la fuerza, lo cual afectó la imagen y la estrategia política nacional e internacional del titular del Ejecutivo Federal, lo que lo obligó a montar un operativo y designar un gobernador de facto que metió a una licuadora a malos y buenos, lo que trajo como consecuencia un incremento de personas armadas.
Precisamente durante ese periodo en el que las instituciones estaban al servicio de los poderes facticos, la estrategia social y económica se abandonó, ni un solo programa de gobierno se echó andar, es decir, la ausencia gubernamental dejó a los jóvenes a merced de los reclutadores del crimen, pero además las decisiones de gobierno y la prestación de servicios dejaron de tener cabeza, lo que provocó un desastre administrativo con resultados que incrementaron la corrupción y el empoderamiento de los corruptos
Durante el primer año de gobierno de Silvano Aureoles Conejo, la tarea visible ha sido rescatar las instituciones, primer paso para recobrar la gobernabilidad y la seguridad. Es evidente que la facilidad de hacer política del gobernador le ha permitido generar las condiciones para contar con un equipo de funcionarios federales y estatales que generan las estrategias de seguridad, equipo conocido como “Grupo de Coordinación Michoacán” que encabezan el propio gobernador y el general Pedro Felipe Gurrola Ramírez.
También es evidente que la estrategia de seguridad va acompañada de un planteamiento social y económico que ha permitido cambiar el rostro a comunidades como Uspero o Cenobio Moreno, esfuerzo que nadie puede regatear y que seguramente servirá de modelo para iniciar la recuperación de otros espacios en la entidad.
Tengo certeza de que cuando el gobernador señaló en su mensaje por motivo del primer informe de gobierno, que en Michoacán hay una “calma frágil”, es por el reconocimiento que hace de las dificultades existentes en materia de seguridad, asimismo, la frase infiere que poco a poco se han venido recuperando espacios perdidos, las instituciones y la gobernabilidad, y que en el caso de bajar la guardia, lo logrado se puede perder, por ello el llamado a las fuerzas políticas, la sociedad, los funcionarios y los presidentes municipales de no bajar la guardia y redoblar el esfuerzo.