Editoriales

De la democracia / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Muchas cosas que suceden en nuestro país son fruto de la injusticia y la impunidad, el citado binomio es como una sanguijuela que se alimenta de sangre, la realidad en muchos casos es similar a un apocalipsis sólo que con más de cuatro jinetes que carcomen el presente

Morelia, Michoacán, 01 de marzo de 2014.- Muchas cosas que suceden en nuestro país son fruto de la injusticia y la impunidad, el citado binomio es como una sanguijuela que se alimenta de sangre, la realidad en muchos casos es similar a un apocalipsis sólo que con más de cuatro jinetes que carcomen el presente.

Los conflictos que se presentan reflejan el grado de polarización, nuestra clase política fragmenta y se aparta de la política entendida como la divisa que construye el bien común. No hay debates pero si muchos escándalos, cada cual tiene su propio concepto de la democracia que no tiene que ver necesariamente con el origen etimológico que significa poder del pueblo porque México son muchos pueblos.

La concepción de la democracia no es un valor agregado de partidos políticos, alguna vez un presidente norteamericano, Abraham Lincoln, dijo en un recordado discurso que no debería perecer sobra la faz de la tierra el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo. Al hablar de que cada cual reinventa el significado de la democracia constata que vivimos en una torre de Babel, como lo expresamos hace algún tiempo.

En Michoacán continúan los problemas educativos, lo cual es añejo, ahora las inconformidades derivan de la nueva legislación, antes por otros motivos, lo cierto es que la problemática en el sector aumenta un día y otro también. Lo siento por los niños huérfanos de escuela.

En nuestra entidad también se discurre en torno a las autodefensas ahora que han cumplido un año desde el surgimiento de esos grupos motivados por una oleada criminal ostensible como humillante.

Evidentemente que si nos atenemos a los ordenamientos jurídicos y sociológicos el monopolio de la fuerza lo detenta el estado, aunque la interrogante sería qué sucede cuando es rebasado para dejar vacíos, éstos se llenarán de un modo u otro.

Las autodefensas forzaron la intervención del gobierno federal, cuyo diseño de participación varía respecto al ejecutado por la anterior administración que encabezó Felipe Calderón, que ya es decir.

El paso que se dio fue regularizar a las autodefensas para que su estatus no estuviese al margen de la ley, es en sí misma una situación inédita lo cual se constituye como un fenómeno político de un significado atípico en la era de los poderes fácticos.

La captura de Joaquín Guzmán Loera genera expectativas, máxime que nuestro sistema de impartición y procuración de justicia ha sido un barco que hace agua por ello genera desconfianza, misma que se justifica por tantos yerros. A veces nuestro presente me hace recordar aquel largometraje Apocalipsis Now.

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