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De Primera Mano / Cobrar más a los que ya pagan

Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas
Nuestro director, Nicolás Casimiro; periodista con 14 años de trayectoria y con experiencia en radio y diversos medios impresos, electrónicos y agencias informativas

La “miscelánea fiscal” de Peña Nieto, como la han calificado algunos, no es otra cosa que recaudar más a base de mayores cobros a aquellos que ya pagan sus impuestos, mientras que el sector informal queda completamente fuera

Morelia, Mich., 17 de septiembre de 2013.- Más allá de que nos quieran engatusar con aquello de que la “reforma hacendaria” del presidente Enrique Peña Nieto es de carácter “altamente social”, lo cierto es que la iniciativa impulsada por el Ejecutivo federal y el PRI es carente de imaginación y de compromiso por hacer más equitativa y menos pesada la carga tributaria.

La “miscelánea fiscal” de Peña Nieto, como la han calificado algunos, no es otra cosa que recaudar más a base de mayores cobros a aquellos que ya pagan sus impuestos, mientras que el sector informal queda completamente fuera, lo que a la postre será un incentivo más para que la economía informal, los changarros y los empleos sin prestaciones de ley sigan creciendo en el país.

Ya hablé la semana pasada de lo absurda que es la idea de imponer el IVA en el pago de colegiaturas, castigando a quienes con dinero de su bolsa cumplen una labor que es obligación constitucional del gobierno, la de brindar educación de calidad. Tal parece que dicha propuesta no pasará, por la franca oposición que hubo desde los diferentes sectores de la sociedad y partidos políticos.

Sin embargo, existen otros aspectos también de muy alto impacto para los mexicanos contribuyentes, como lo sería el IVA en la adquisición de viviendas, que implicaría que a aquellos que van a pagar un crédito por ese concepto por 500 mil pesos, de golpe se les incremente el monto hasta los 580 mil pesos, o quienes tienen la oportunidad de adquirir una casa de 1 millón de pesos, deban pagar 160 mil pesos adicionales, y esto sin contar el incremento en comisiones y muchos otros gastos que se irían arrastrando.

Tampoco me parece adecuado que el PRI vuelva al gobierno federal con las mismas ideas fiscales de los setentas y ochentas, buscando adquirir más deuda pública para incentivar el crecimiento, medida que a decir de los especialistas nunca ha funcionado, ni en México ni en otros países del mundo, puesto que el efecto es que el déficit se sigue incrementando paulatinamente hasta que resulta prácticamente impagable y se le termina cargando a los contribuyentes.

Además, no es cierto lo que dice la Federación, acerca de que el ISR subirá sólo del 30 al 32%; la Ley del ISR establece que el impuesto es del 28%, pero de manera transitoria se aprobó que este año por única ocasión se pagaría el 30%. De esta forma, el aumento en este tributo no es del 2, sino del 4%.

Lo ideal habría sido emular a otros países en gravar más el consumo y menos el trabajo, pero la “reforma hacendaria” de Peña Nieto va precisamente en el sentido contrario. Si el IVA se generalizara, entonces podría haber reducciones en el ISR y eso sí sería un estímulo para que la economía informal se regularizara, además de que los impuestos al consumo garantizan que ahora sí pagarán aquellos que actualmente se escapan del sistema tributario.

Si hubiéramos más contribuyentes, serían menos impuestos los que pagaríamos cada quién, y el gobierno federal, ese que hasta ahora no se ha comprometido a reducir su gasto corriente como debiera, podría tener mayores ingresos para cumplir con sus obligaciones.

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