Diálogo: Cambio radical de situación social
En este mundo las estructuras de pecado oprimen a los pobres, Sólo Cristo en el juicio final trastornará las situaciones, los pobres serán los primeros.
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Morelia, Michoacán, 30 de octubre de 2017.- Muchos casos del pobre que tiene sus pobres medios y quiere salir adelante, pero le faltan los medios: el productor que malbarata su cosecha con el intermediario, el campesino que tiene una parcela de 1 hectárea. Pero no tiene riego ni tractor, está condenado a seguir en la miseria, a no salir del paso, que no recibe recursos suficientes del gobierno por falta de cultura o de voz.
Está dentro de un círculo vicioso eterno, nada ha cambiado a lo largo de la historia, nada va a cambiar. Es la historia dolorosa de los pobres, de siempre.
No hay ayudas del gobierno para él.
Es una lógica diabólica en la que el gobierno y los empresarios explotan al pobre y pisan sobre él para subir en sus negocios, de dinero o de poder político
Lo despojan de recursos, lo bloquean, lo condenan a no salir jamás.
Es una situación sin salida para los pobres, la rueda de la historia da vueltas para aplastarlos. Así será hasta el fin de los tiempos.
Sin embargo, las cosas no quedarán así, la derrota del pobre no es definitiva, el pobre no se quedará en la indignación por la injusticia. Un poder más grande, divino vendrá a poner orden.
En el juicio final, ante el juez supremo las cosas se pondrán de cabeza, se hará justicia a los pobres, el orden social se trastornará radicalmente, habrá un cambio total de situaciones.
Perderán los poderosos, explotadores de los pobres, los que se aprovechan de ellos, los que compran al pobre y no pagan el precio justo en los negocios. Terminará la injusticia y la explotación. Los ricos no comparan la justicia, se les hará justicia y se hundirán en su iniquidad. Perderán el juicio y serán aplastados, condenados a la desgracia, derrota, frustración eterna.
Qué difícil es que los ricos se salven. Afirma el Señor que juzga que el dinero está lleno de inmundicia. Su expresión equivale a decir: es imposible que los ricos que adoran su dinero se salven.