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Diálogo: Tendencias diferentes y puntos de vista diferentes

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Hay grupos que gritan fuerte modas diferentes del código de ética, las mayorías que defienden valores tradicionales tienen el mismo derecho de gritar.

Morelia, Michoacán, 26 de enero de 2018.- Como las ínfimas minorías, todos tenemos derechos a buscar el bien del hombre, el bien verdadero y no aparente, basado en la naturaleza humana y en Dios. Otra cosa es el  derecho de pequeños grupos guiados por gustos, modas y caprichos.

Tenemos derecho a amar apasionadamente al hombre y buscar su bien verdadero. Debemos preocuparnos por su bien verdadero aunque “caigamos mal”.

Es necesario tener una visión profunda y sabia del hombre, de su dignidad, de su destino definitivo. Tenemos el conocimiento pleno de los problemas cuando conocemos el proyecto de su Creador.

En la actualidad, hay sombras y desconciertos, incluso en los líderes, comunicadores famosos se rigen y hablan sin el código de ética, sin tener en cuenta la verdad del hombre. López Dóriga se pronuncia en los problemas sociales, argumenta con razones de conveniencia, no se apoya en principios universales.

Se sueltan de los puntos de apoyo, de los señalamientos que sostienen y guían la vida humana digna y feliz, ignora los grandes principios y valores trascendentes, que brotan de la naturaleza humana y del “instructivo” del plan de Dios y son el cimiento del edificio social.

Es como el enfermo que quiere sanar con un tratamiento a su gusto, ignorando las leyes biológicas, la guía del médico y del Creador del cuerpo.

Hay gobernantes y líderes que influyen en la sociedad y orientan a innumerables ciudadanos. La vida social es esencial porque el hombre fue creado para vivir en sociedad, sólo ahí alcanza su plenitud, su felicidad y su destino definitivo.

Sin señalamientos, sin dirección, sin una orientación firme hacia metas verdaderas que hacen feliz al individuo y al conjunto, vamos dando bandazos y sumergiéndonos en crisis arraigadas, invencibles.

Las consecuencias son terribles, la sufrimos los millones de mexicanos y tienen las manifestaciones que conocemos: injusticias, crímenes, despilfarro del dinero de todos para el juego de la política, enriquecimientos inexplicables y desvío de recursos.

No podemos admirarnos si algunos grupos, por sus intereses facciosos tomen como rehén a la sociedad, perturben el orden público, contamina el ambiente y nadie les diga nada, nos impiden hacer nuestro trabajo, perder nuestros negocios y desaprovechar horas interminables de nuestro tiempo.

Tristemente, nos hemos acostumbrado y no nos admiramos ya de cómo se han perdido valores humanos esenciales, como el valor sagrado de la vida. Es escalofriante oír como asesinan, descuartizan a sus hermanos. Es consecuencia de no valorar la vida humana desde la concepción y asesinar a los no nacidos. Este crimen es expresado con eufemismos: interrupción del embarazo, el producto de la concepción.

En Baja California propone los políticos permitir el uso lúdico de la mariguana en lugares turísticos. Dan como razón que así se hace en California y que se evita la guerra contra el narco y se acaban los muertos. Parece una decisión ingenua de la realidad.

El abuso de los estupefacientes es malo intrínsecamente, no se puede permitir por otras ventajas.

Por lo demás, el trasiego y uso de los estupefacientes trae otras consecuencias graves. Hay mucha violencia en los Estados Unidos y se comente bajo la influencia de las drogas.

Hay decenas de miles de hermanos que mueren en los Estados Unidos por sobredosis. ¿Qué hacen los defensores de la droga con estas muertes y muchos otros problemas familiares, sociales, escolares que la droga trae consigo?

En México, es patético del caso de chicos afectados por el consuma el consumo de droga. Es muy triste su deseo de salir y su derrota y recaídas ante la tiranía poderosa del mal.

Debemos hacer una defensa sabia, ilustrada valiente del ser humano, de su progreso y su felicidad. Debemos defender los derechos del hombre que seguía por una voluntad firme y recta, iluminada por su inteligencia formada e informada.

Simplemente, no podemos seguir modas por halagar a grupos, por complacer las bajas tendencias del placer exacerbado de quienes prescinden del código moral que norma la conducta individual y social. Por quedar bien con los demás se toman iniciativas demoledoras, absurdas.

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