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El Evangelio Hoy: ¿Traes bronca con Dios?

El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales
El autor es el Presbítero Mateo Calvillo Paz, vocero episcopal y colaborador de diversos medios de comunicación locales, regionales e internacionales

Dios es nuestro creador y tiene un proyecto para nosotros, pero nosotros somos rebeldes, lo cambiamos por ídolos, lo olvidamos.

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Morelia, Michoacán, 04 de diciembre de 2017.- En tu vida. Vivimos en un caos, sin ley ni seguridad, con sangre derramada, miedo, duelo. Ya no hay Estado de derecho, sufrimos el miedo, la indignación.

La razón es que vivimos ciegos siguiendo intereses egoístas, de placer corporal, sin responsabilidad ni normas. Y es que no seguimos a Dios ni su santa ley.

Dios habla. La historia de la salvación revive y se celebra en el año litúrgico, es adviento, nos preparamos a la venida de Dios en la condición humana.

Nos gusta pelear con Dios. Como en la relación padre-hijo, somos rebeldes, nos salimos de sus proyectos.

En nuestra cultura de progreso, tecnología y comodidad, el hombre quiere igualarse con Dios y quiere borrarlo de la vida. Para sentirse grande, autónoma, caprichosa la criatura margina a Dios, vive sin Dios. Quiere poner las leyes y hacer su capricho.

Así es el hombre del tiempo del adviento, el inventa su propia Navidad como una fiesta mundana, de consumo y placer, de adornos y regalos materiales. Todo sin Dios.

Esto nos trae fracaso y frustración, la Navidad sin Dios es hueca, frustrante, nos deja la “cruda” después de la fiesta de placeres instintivos, de excesos hasta el pecado.

Podemos exclamar con el profeta Isaías: “¿por qué Señor un, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de olvidarte?”

Es la situación del hombre de hoy, enajenado, duro. Ya no teme a Dios ni lo ama ni le importa perderlo y condenarse a la tortura eterna, a la frustración.

El corazón humano hace suyo el grito del salmista: “despierta tu poder y ven a salvarnos”.

El adviento es el tiempo para volverse a Dios, para llamarlo. Es el tiempo de esperar “la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo. Él es nuestro Salvador y viene a convertirnos a Dios.

“El los hará permanecer irreprochables hasta el fin-afirma Pablo-, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su hijo Jesucristo”.

La Navidad, venida del hijo de Dios es la espera ansiosa de un encuentro maravilloso con alguien que transformará tu ambiente. Cesarán los asesinatos, los asaltos, el odio y la mentira, el abuso de los pobres. Saldremos de la corrupción y la pobreza y conoceremos el Estado y mundo que soñamos.

Necesitamos liberarnos de los encantos de un mundo consumista, egoísta, engañoso. Necesitamos romper las redes de las fiestas profanas, la cadena de los placeres instintivos, tiránicos, insaciables.

Es necesario hacer nuestra elección y optar por secuestrar y desaparecer el hombre viejo, de pecado, materialista, y mundano. Necesitamos revestirnos el hombre nuevo, austero y libre, capaz de negarse a sí mismo, de despojarse de las seducciones y volverse a Dios en el sacrificio para darse.

Así podemos estar preparados como nos indica Cristo: “velen y estén preparados porque no saben cuándo llegara el momento”.

Navidad es Dios en forma humana que viene. Necesitamos estar velando, atentos a su paso. “Así también ustedes estén velando, pues no saben a qué hora va regresar el señor de la casa … No vaya a suceder que llegue de repente y los hallé durmiendo”

Es un tema que recorre la Biblia: velar siempre, estar atentos al paso de Dios.

No podemos estar perdidos en borracheras, excesos, saturados de cosas materiales, enajenados. Así, ya no hay en el corazón lugar para Dios.

Vive intensamente. Despierta. Sacúdete la pesadez, líbrate de la embriaguez, del frenesí del cuerpo, de la enajenación. Abre un gran espacio de pureza para Dios.

Cristo con nosotros. Cristo está aquí, te aguarda, es el que viene en Navidad y te prepara alimentándote con su cuerpo y con su sangre.

Para platicar en familia. ¿Viven en familia la Navidad como una fiesta pagana de regalos y fiestas, vacía de Dios? Anímate a dejar todas las vanidades, hazle un lugar a Dios.

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