El liderazgo de Juan Ramón de la Fuente
La encomienda de Juan Ramón, desde los tiempos de campaña, fue la coordinación con grupos académicos, la organización, activismo, movilización y trabajo de avanzada para generar las mejores condiciones a Claudia Sheinbaum

Morelia, Michoacán, 15 de septiembre de 2025.- Un gobierno de la república, cuando tiene un proyecto definido y un armado estratégico, su manejo, por lógica, debe ser adecuado para dar lo más pronto posible resultados. De hecho, vemos hasta los más mínimos detalles que se ponen en funcionamiento para operar una agenda integral que, sobra decir, tiene en sus manos la presidenta constitucional de México, Claudia Sheinbaum. Desde los tiempos de campaña, sabemos, se integró el liderazgo de Juan Ramón de la Fuente. Eso fue solo el comienzo de un equipo ganador que, por lo que representaba para el país, supo conservar el cariño de la ciudadanía. Es, simplemente, la continuidad de la 4T, pero no de cualquiera, sino de un andamiaje de ideas que van dirigidas a mejorar la calidad de vida, sobre todo de aquellos sectores que viven en vulnerabilidad.
La encomienda de Juan Ramón, desde los tiempos de campaña, fue la coordinación con grupos académicos, la organización, activismo, movilización y trabajo de avanzada para generar las mejores condiciones a Claudia Sheinbaum, en aquel entonces candidata de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Obviamente que eso, conociendo la trayectoria de un personaje de la talla del canciller, está claro, se realizó con la mayor precisión y efectividad. Y sí, una vez que Morena aplastó a la oposición, Sheinbaum tenía muy claro el destino sociopolítico de su estructura. Entonces lo de la Fuente, visto como un hecho inexorable, se veía venir con fuerza en los días previos de que Claudia oficializara al gabinete legal y ampliado.
La decisión que tomó Claudia Sheinbaum, de nombrarlo Secretario de Relaciones Exteriores, radica en la capacidad demostrada y, mejor aun, ubicada en el mejor contexto donde puede desempeñar su sapiencia. Juan Ramón, de hecho, es un hombre moderado. Tiene mucha sobriedad y prudencia para trabajar al nivel que demanda la cancillería, sobre todo ahora que ha tocado dedicar más tiempo y atención al fortalecimiento de la relación diplomática con los Estados Unidos. Ese temple, incluso en los momentos de mayor tensión, han inhibido la fuerza que pudo llegara a provocar al ser un asunto de interés nacional. Esa buena relación que se ha formado, desde luego, abonó para que el canciller gestionara la llegada de Marco Rubio a suelo mexicano. Si, el mismísimo secretario de Estado, y segundo al mando del gobierno de Trump, elogió los esfuerzos que se están llevando a cabo en materia de seguridad.
Todo eso, que muchos piensan que es simple, conlleva un arduo trabajo para garantizar efectividad. A estas alturas, donde Claudia ha dado los pormenores de su primer informe de gobierno, la Secretaría de Relaciones Exteriores, de Ramón de la Fuente, es fundamental para continuar abriendo el compás con súper potencias. En ello, desde luego, se ha privilegiado el diálogo y los canales de comunicación para encontrar coincidencias en muchas áreas de oportunidad como cultura, tecnología, educación y comercio. Con esa expectativa muy en alto, efectivamente, la canciller, de cara a las metas que trazó Claudia a través del Plan México, también ha sido punta de lanza. De ese enorme esfuerzo imprimido, después de ser calificado ante la opinión pública, de la Fuente es, del primer círculo de la jefa de Estado, uno de los que obtiene mayores créditos por su eficiencia al frente.
Existen muchas formas de saber ese grado de efectividad. La primera de ella, que es uno de los puntos que han marcado la diferencia, es el reflejo de la buena comunicación que se ha entablado con el vecino país, y uno de nuestros principales socios comerciales. Si de algo podemos estar seguros, en pleno proceso de negociación, es que Juan Ramón influyó para aminorar el impacto de los aranceles y, con ello, tener una tregua para encontrar una salida a largo plazo que beneficie a ambas naciones. Todo lo anterior, que es un cambio profundo, se debe a los buenos oficios de un esquema que, como dijo la presidenta Sheinbaum, está a la altura de las circunstancias. Al ver el detenidamente quehacer del canciller, puede existir un futuro inmejorable para él. El destino, así de sencillo, lo pude poner en otra trinchera como la carrera por la silla presidencial del 2030. Eso requiere mantenerse lucido y, con ello, alcanzar ese nivel que, hoy por hoy, sale a relucir bajo el liderazgo del titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Es tal ese liderazgo, sobre todo en tiempos de consagración del segundo piso de la cuarta transformación. De hecho, a Juan Ramón de la Fuente le ha ayudado mucho la formación profesional tan inmensa que tiene. Ese bagaje en investigaciones, ponencias, así como la titularidad de la máxima casa de estudios de la UNAM, en su momento, le ha permitido tener todas las atenciones y los reflectores. Ahí sentó sus bases y, por su conocimiento, saltó al proyecto de la 4T, del que tiene una enorme empatía por las causas que aquejan al pueblo de México.