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¿Es viable construir dos refinerías en México? (Por: Enrique Acha)

-Si una o dos refinerías se construyeran en México durante la próxima administración federal, lo más lógico es que el presidente que inicie estas obras, no será el presidente que las inaugure-.

Bristol, Inglaterra, 26 de febrero de 2018.- Dos de los tres candidatos presidenciales confirmados, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, creen que no, que en el tiempo presente las refinerías ya no son una inversión rentable y ambos proponen, en su lugar, modernizar y expandir las refinerías ya existentes, pero no construir más; qué si hay otros dispuestos a invertir en un negocio de corta duración y baja rentabilidad, esa sería su prerrogativa. Este sería el caso de dos refinerías nuevas, las cuales se encuentran en etapa de planeación y ubicadas en la cuenca Permian e Eagle Ford Shale, ambas en Texas:

(https://www.freedoniagroup.com/…/Two-New-Oil-Refineries-Pla…).

Estas serían las primeras refinerías de gran calado en construirse en suelo americano en los últimos 40 años. Se estima que ambas entrarán en operación en 2019 y su mercado potencial más grande sería el mercado automotriz de México, donde se pagan precios por las gasolinas y otros productos refinados por arriba de los precios del mercado internacional.

En contrapunta, Andrés Manuel López Obrador, ha hecho un punto estratégico de su propuesta de gobierno, la construcción de seis nuevas refinerías, que finalmente quedaron en dos.

Rocío Nahle, potencial Secretaria de Energía en un eventual triunfo de Morena, ha declarado que una de las nuevas refinerías se ubicaría en Tabasco y la otra en Campeche, con el propósito de impulsar la autosuficiencia energética nacional (https://www.forbes.com.mx/exclusiva-este-es-el-plan-energe…/).

Según la propuesta de López Obrador, Cada complejo energético, produciría 150 mil barriles de combustible diarios y su construcción costaría unos US$ 3 billones, con un ciclo de construcción de tres años. Así que con mucha reserva, estas refinerías empezarían a abonar a la demanda mexicana de gasolinas hasta el año 2021, pero a juzgar por la experiencia internacional reciente, estas podrían concluirse hasta el año 2024 oó 2025.

Por otro lado, el costo de cada complejo pareciera estar gruesamente estimado a la baja.

Abundamos más en esto. Nuestras investigaciones en este sector energético nos llevan a concluir que efectivamente, las refinerías ya no son una inversión rentable, al menos no tan rentables como lo fueron hace más de 40 años. Un ejemplo de inversión muy cuestionada en este rubro es el siguiente: North West Inc. y Canadian Natural Resources, que se asociaron en 2007 para construir una refinería en Alberta, la primera que se construiría en Canadá en más de 30 años, con un costo estimado de US$ 4 billones para la primera de tres etapas planeadas. La construcción finalmente empezó en enero del 2013 y la compañía constructora elevó el costo a US$ 5.7 billones y dio una fecha estimada de terminación de poco menos de cuatro años para la primera etapa. Para diciembre de 2017 la primera etapa de la refinería finalmente entró en operación, de manera parcial y los costos ya habían escalado a US$ 9.4 billones (https://globalnews.ca/…/alberta-refinery-hits-milestone-wi…/).

Seguramente este año, 2018, la refinería sí estará operando a plena capacidad, procesando 50 mil barriles de bitumen por día, produciendo diésel con bajo contenido de sulfuro. Su costo final rondará en los US$ 10 billones.

Para poner el costo de la Refinería Alberta en contexto, el PIB de México para el año 2017, «Global Finance» lo estima en US$ 1,124.3 billones (https://www.gfmag.com/…/country-d…/mexico-gdp-country-report). El costo de la refinería Alberta rondará en el 0.9% del PIB de México para el año 2017. Los recursos destinados para ciencia, tecnología e innovación para el año 2018 representan menos del 0.45% del PIB y los destinados al CONACYT son menos del 0.15% (http://www.eluniversal.com.mx/…/mexico-will-bolster-science…).

La refinería de Alberta representa el estado del arte en el mundo de la refinación, su proceso de construcción tardó 5 años y su costo, desde el punto concepción hasta su operación plena, para la primera etapa, se incrementó en 2.5 veces. A juzgar por la experiencia canadiense, si una o dos refinerías se construyeran en México durante la próxima administración federal, lo más lógico es que el presidente que inicie estas obras, no será el presidente que las inaugure.

Tomando como base la experiencia de Alberta, el costo de una refinería de estas características (150,000 barriles de combustible diarios) tendría que ser de dos a tres veces el costo dado por Rocío Nahle, a Forbes. Esto es para empezar, pero es muy probable que estos costos se eleven más allá de las cifras alegres con las que inicialmente se estiman en este tipo de proyectos monumentales que involucran nuevas tecnologías, muchas de ellas no antes probadas en campo, a juzgar por el caso Alberta.

Claro que esto no debería ser un problema mayor en un país con procesos de planeación estratégica a plazos de 20 ó 30 años, el problema mayúsculo que nosotros vemos es que el sector energético por excelencia de la cuarta revolución industrial, la cual ya estamos viviendo, no son los combustibles fósiles, sino la electricidad (https://www.weforum.org/…/the-fourth-industrial-revolution…/).

Esto tiene un impacto económico-social de gran envergadura porque si usted compró un coche nuevo este año, lo más seguro es que este queme combustible fósil de algún tipo y también existe una alta probabilidad de que su siguiente coche nuevo sea eléctrico. Ciertamente los coches eléctricos son más caros ahora que los de combustión interna, pero su sistema de propulsión es más simple, son más eficientes y sus costos de fabricación, una vez que se alcance el volumen crítico de mercado, serán mucho más bajos.

Esto ocurrirá sin duda en la próxima década pues la tecnología de coches eléctricos está madura y varios países europeos, como Noruega, Reino Unido y Francia, han avanzado en la legislación para prohibir la venta de coches de combustión interna, nuevos. Esto en aras de cumplir con las cuotas de reducción de emisión de gases tóxicos a la atmósfera, con las cuales se han comprometido estos países, en acuerdos internacionales, para el combate del cambio climático. Sobre esto, hay una gran cantidad de información en Internet.

No es difícil extrapolar que para el tiempo en que el producto refinado fluya de las refinerías de Tabasco y Campeche, difícilmente antes del año 2024, estos estarían llegando tarde para paliar la gran demanda que de momento existe de este producto. Sin embargo, no hay que perder de vista que un alto contenido del precio actual es en realidad un impuesto federal de 30%, el cual es más alto aún que en California, que es de 21%; además de ser este el estado de la Unión Americana que más grava el energético por razones medioambientalistas.

Se podría argumentar entonces, que el mecanismo más rápido para reducir el precio de las gasolinas en México, es reducir su componente de impuesto y continuar con la importación de las refinerías de Texas; en el corto y mediano plazo, esto tiene sentido comercial, hasta en tanto las seis refinerías existentes en México hayan sido modernizadas y expandidas.

La tendencia global, debido al gran daño ecológico que se causa al quemar combustibles fósiles, la dificultad, costo y riesgo que representa el extraer estos combustibles de lugares cada vez más inaccesibles y en ecosistemas frágiles en extremo, ha acentuado la necesidad de desarrollar tecnologías de generación de energía eléctrica que no dependan de la quema de hidrocarburos y que el recurso energético primario sea renovable y con la menor huella ecológica posible.

En el tiempo presente, las tecnologías eólica y solar son las de más amplia cobertura y más desarrolladas. Varios de los mayores países petroleros le están apostando a estas opciones, tal es el caso Arabia Saudita, Noruega, Holanda y Reino Unido.

El ejemplo más reciente de este cambio de política energética lo representa Arabia Saudita; país que tiene planes de invertir este año, US$ 7 billones en energía sustentable, para reducir el uso de petróleo. Se instalaran 3.3 GW de paneles fotovoltaicos y 0.8 GW de granjas eólicas, para dar una capacidad total combinada de 4.1 GW (http://www.greenmatters.com/…/…/16/2w51Iv/saudi-arabia-green). Es importante hacer notar que esta inversión representa el costo promedio que conlleva un complejo de refinación de 50,000 barriles por día y que la construcción de los parques solares y fotovoltaicos estarán concluidos este mismo año. La vida útil estimada de estos parques de generación es de 20 años para los parques solares y de 25 años para los parques eólicos. El Gobierno Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo, tiene planes de continuar explotando las llamadas energías sustentables para expandir y modernizar su sistema de generación de energía eléctrica, reduciendo más y más su quema de petróleo.

Así, todos los reflectores de la actividad internacional, con bases económicas, tecnológicas y medioambientalistas, apuntan a que la inversión inteligente no estaría ya en invertir en la construcción de nuevas refinerías, sino que la decisión inteligente estaría en invertir todas esas grandes sumas de dinero en reforzar nuestro sistema de generación, transmisión (donde se justifique), distribución y suministro de energía eléctrica. Claro que apostándole a la generación de electricidad usando los recursos energéticos renovables y distribuidos, en el paradigma de las redes inteligentes (http://online.fliphtml5.com/rmrn/svyw/#p=44).

De particular importancia es la construcción de sistemas de recarga rápida de las baterías de coches eléctricos, que sustituyan las estaciones de recarga de gasolina de hoy. Esto requerirá de un sistema de generación-transmisión-distribución de energía eléctrica de una robustez tal, que por mucho exceda al sistema interconectado nacional en el tiempo presente, incluido el contemplado en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (https://www.gob.mx/…/programa-de-desarrollo-del-sistema-ele…).

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