Gladyz Butanda usa el nuevo mercado de Pátzcuaro como plataforma política personal
Obra caracterizada por opacidad y exclusión, sin socialización ni consultas públicas

Pátzcuaro, Michoacán, 20 de junio de 2025.- Desde el inicio del proyecto del nuevo mercado municipal de Pátzcuaro, la arquitecta Gladyz Butanda Macías, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Movilidad del Estado de Michoacán (SEDUM), se posicionó como su principal rostro público. Fue ella quien se exhibió como la responsable directa: ofrecía entrevistas, cortaba listones simbólicos, grababa videos promocionales y aparecía en redes sociales. Se adueñó del proyecto como si fuera una iniciativa personal. Nunca mostró pudor en usar una obra pública como plataforma política.
Sin embargo, lo que nunca entregó fue transparencia. Durante toda la ejecución de la obra hubo una clara estrategia de opacidad y exclusión: no se socializó el proyecto, no se presentaron planos, no hubo consultas públicas reales con los comerciantes, urbanistas o historiadores. Las declaraciones públicas de Butanda durante la obra son casi intercambiables entre sí: repeticiones vacías, plagadas de frases hechas, con indicadores de avance dudosos y sin sustancia técnica. Todo parecía un libreto más político que profesional.
Más grave aún fue su actuar frente a la ley. Aunque el proyecto fue objeto de una suspensión definitiva de amparo, dictada en defensa de los derechos de ciudadanos afectados, la funcionaria procedió con la obra en las áreas protegidas, incurriendo en desacato judicial. Hasta la fecha, la sentencia definitiva aún no se ha dictado, pero ese acto de desobediencia deliberada deja ver el talante de quien se considera por encima del marco legal.
Hoy, tras las primeras lluvias fuertes, el mercado exhibe lo que muchos anticipamos: filtraciones, improvisaciones y precariedad en sus áreas superiores. Las imágenes de comerciantes utilizando lonas para evitar que el agua dañe sus productos circularon ampliamente en redes. Fue entonces que una reportera, con claridad y sensatez, le preguntó directamente a Butanda:
– “Le quería preguntar por el tema del mercado de Pátzcuaro, que han circulado imágenes del tema de las afectaciones de las lluvias, pusieron unas lonas y demás, no sé qué decidan ante esta situación y qué medidas van a tomar.”
La respuesta de la funcionaria fue tan reveladora como ofensiva para la inteligencia colectiva:
– “El mercado de Pátzcuaro tiene un límite de niveles… el del hotel, así lo marca el INAH. No podemos construir más allá… ¿Qué es el tercer nivel? Es una terraza. ¿Qué pasa en las terrazas cuando llueve? Es una terraza. Entonces, cuando hay lluvias tan fuertes, pues obviamente el agua llega hasta el área donde estarían los comensales… Entregamos un catálogo de sombrillas, de mobiliario… el Ayuntamiento ya tiene que hacer eso con los comerciantes… Si el INAH nos hubiera dejado poner aleros más largos, los hubiéramos puesto… pero hasta ahí nos dejó construir el INAH.”
¿Qué nos dice esta respuesta? Diagnóstico de fondo:
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Evasión de responsabilidad y construcción de un falso culpable:
Se deslinda completamente de la responsabilidad técnica, cargando la culpa a una supuesta imposición del INAH. Pero el Instituto Nacional de Antropología e Historia no diseña: autoriza o condiciona, no impone soluciones arquitectónicas. Era obligación del equipo técnico a cargo —es decir, de SEDUM— encontrar un proyecto creativo, funcional y compatible con las restricciones patrimoniales. No lo hicieron.
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Naturalización del fracaso arquitectónico:
La funcionaria normaliza la filtración de agua en un mercado público diciendo que “es una terraza”. ¿Desde cuándo una terraza pública no requiere drenaje adecuado, protección contra el clima o diseño inteligente? Su argumento equivale a decir que un techo plano en una zona lluviosa no debe responder a su entorno. Es una negación de los principios más básicos del urbanismo y la arquitectura.
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Abandono institucional de los comerciantes:
Butanda asegura que entregó un “catálogo de sombrillas” al Ayuntamiento y que, de ahí en adelante, corresponde a los locatarios resolver la protección de sus puestos. Es decir, después de una inversión millonaria en obra pública, la solución para la lluvia es que los comerciantes compren sombrillas. La obra se les entregó sin condiciones dignas, sin acompañamiento y sin equipamiento básico. Es abandono institucional disfrazado de entrega formal.
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Incumplimiento legal y potenciales faltas grave
A nivel jurídico, los hechos podrían configurar
Desacato a una resolución judicial (Art. 262 de la Ley de Amparo), con implicaciones penales si se acredita dolo.
Falta administrativa grave por ejercicio indebido de funciones y violación a derechos humanos, según la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
Omisión de planeación técnica, por no garantizar funcionalidad mínima ni respeto al interés público en una obra financiada con recursos del Estado.
Llamado a la comunidad: que no nos acostumbren a la incompetenc
Lo que está ocurriendo en el nuevo mercado de Pátzcuaro no es un “detalle menor” ni una “imperfección corregible”. Es el resultado de una cadena de decisiones irresponsables, opacas, ilegales y oportunistas, encabezadas por una funcionaria que ha hecho de la arquitectura pública una herramienta de propaganda y no de servicio
La comunidad de Pátzcuaro y el estado de Michoacán tienen derecho a una explicación seria, a un dictamen técnico independiente, a saber cuánto costó, quién diseñó, bajo qué criterios, por qué no se atendieron las necesidades de uso real, y qué consecuencias legales habrá para quienes actuaron con desdén hacia la ciudadanía y la ley.