Ignorancia, la madre de todos los males / Alejandra Ortega
Nuestro estado compite siempre por el último lugar en educación a nivel nacional. Tenemos un magisterio generador no sólo de personas muy mal preparadas, sino de grandes problemas, que afectan a sectores tan importantes como el económico y de seguridad
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Morelia, Michoacán, 25 de abril de 2017.- La ignorancia es la madre de todos los males.
Y los michoacanos esto lo sabemos muy bien. Nuestro estado compite siempre por el último lugar en educación a nivel nacional.
Tenemos un magisterio generador no sólo de personas muy mal preparadas, sino de grandes problemas, que afectan a sectores tan importantes como el económico y de seguridad.
Aunque hay excelentes docentes, con verdadera vocación de enseñanza y compromiso social, lo cierto es que también hay un grupo, no mayoritario, pero sí muy sólido que han desvirtuando por completo la labor y responsabilidad del docente, quienes están más preocupados por mantener y acrecentar sus privilegios y prebendas que los gobiernos les han dado, olvidándose por completo de su verdadera encomienda y abandonando las aulas.
No les importa la enorme responsabilidad que tienen con sus alumnos y con una sociedad que necesita de tener ciudadanos bien preparados y con las herramientas suficientes para enfrentar los retos en estos tiempos.
Se olvidan que formar ciudadanos es parte fundamental de cualquier sociedad y que es directamente proporcional al nivel de desarrollo que los países puedan lograr.
Cada vez es más común encontrar niños y jóvenes que son prácticamente autodidactas. Que se forman como pueden, con padres que tienen que hacerla de maestro y de ésto, no todos ellos salen avantes.
Aunque casi todos estamos conscientes de este cambio de roles y esquemas en la educación, parece que a estos maestros les importa muy poco, y algunos padres también han cambiado su percepción y ahora es muy común y hasta aceptado decir que la educación es en casa, no en las escuelas.
Y aunque hay un tipo de educación que sí corresponde a los padres, como la de educar en valores, en cuestiones prácticas para la vida, a ser independientes y enseñarles responsabilidad y respeto, lo cierto es que también las escuelas tienen mucha participación en estos aspectos.
Los profesores no sólo deben ser quienes acercan a los menores al conocimiento, también deben ser un buen ejemplo a seguir para sus alumnos, pues son formadores y educadores.
Son muchas veces buenos amigos de nuestros hijos y en ocasiones saben más de su vida que los propios padres, esto les permite ser un consejero y apoyo. Pero esto parece que tampoco importa y peor, algunos de estos maestros se aprovechan para manipularlos y hacerlos sus seguidores ciegos, que luego usan para sus fines políticos y económicos.
Y esto no es casualidad, parece hasta un asunto armado exprofeso para tener una sociedad sin principios, una sociedad ignorante, floja, que le cuesta mucho leer y formarse. Y esto trae consecuencias gravísimas para la sociedad, pues se trata entonces de una población fácilmente manipulable, gente que no entiende muchos procesos que suceden en su entorno, o nivel nacional y menos el internacional.
Si no estamos acostumbrados a estudiar, a indagar, a buscar diversas fuentes informativas, y sólo nos quedamos con lo que vemos en la televisión o en la escuela, nos estaremos perdiendo de gran parte de la película, no podremos entender procesos importantes que suceden en nuestro estado o país.
Por lo pronto, en Michoacán tenemos una educación secuestrada por este grupo de maestros rijosos y violentos y también por gobiernos que no hacen nada para mejorar la situación, porque temen pagar los altos costos políticos que representaría dar un duro golpe a estos excesos y poner orden.
De esta forma, tristemente sabemos que nadie meterá la mano, porque esta sociedad, que no está acostumbrada a analizar y discernir, seguramente criticará y fustigará cualquier medida que vaya en detrimento de estos grupos que sólo buscan beneficiarse ellos, porque siempre saldrán sus compañeros y simpatizantes a tratar de cambiar la percepción de la gente con sus propias historias y versiones.
Las que muchos creerán, porque no nos es fácil discernir aspectos de fondo y formarnos un criterio propio.