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La CIA y el 2 de octubre (Por: Alejandra Ortega)

La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán
La autora, Alejandra Ortega, es subdirectora general de ATIEMPO.MX, con amplia trayectoria en medios de comunicación de Michoacán

Parece que en México la CIA llevó a cabo un plan muy macabro, como lo hicieron en Centroamérica, jugando a dos bandos. Haciendo creer a los gobiernos que estaban con ellos y lucharían para evitar el comunismo, pero al mismo tiempo eran los que estaban detrás de estos movimientos desestabilizadores que dejaban sembrada la semilla del comunismo.

Morelia, Michoacán, 02 de octubre de 2018.- Hoy se cumplen 50 años del movimiento estudiantil del 68, que terminó con el asesinato de varios ciudadanos en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, pero ¿qué es lo que sucedió realmente, qué fuerzas estuvieron involucradas?, ¿era una manifestación genuina o como siempre, orquestada?, ¿quiénes dispararon y ordenados por quién?

México durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz atravesaba un muy buen momento económico, con un crecimiento sostenido mayor al 6%, con importantes reservas y una deuda externa baja y muy manejable, de alrededor del 9% del PIB. Era el desarrollo estabilizador que impulsó a una creciente clase media, hoy casi desaparecida. Y muchas oportunidades de desarrollo para los ciudadanos de todos los niveles.

En este contexto económico resulta incomprensible que se hayan generado de forma tan repentina, grupos de inconformes. Primero fueron los médicos y enfermeras del hospital 20 de noviembre que exigían aumento de sueldos y otras peticiones sindicales. Los manifestantes fueron despedidos y remplazados por médicos militares.

Tres años después surgen los problemas en la UNAM. El movimiento creció de manera abrupta. Las demandas eran muchas y de todo. Incluso había estudiantes que no sabían la razón de su manifestación. Hoy parece evidente que esto era orquestado por alguien a quien le interesaba desestabilizar al país.

Los jóvenes querían que se adoptara en México el comunismo, que en esos momentos se extendía por varios países y se quería implantar en América Latina.

El gobierno de Díaz Ordaz trataba de impedir a toda costa que esto sucediera y que se propagaran esas células comunistas que pudieran poner en peligro la estabilidad y seguridad del país, pues implementar este sistema obligaba a los países a hacerlo mediante una revolución, pues no había comunismo sin revolución, sin lucha de clases.

De esta forma, el movimiento estudiantil empieza a tener tal fuerza que se extiende a otros estados de la república muy rápidamente y mientras el gobierno les reprimía estos movimientos ganaban más fuerza, así se unen trabajadores y amas de casa para convertirse en un movimiento prácticamente civil en contra del autoritarismo y que hacía peligrar los Juegos Olímpicos en el 68.

Aunque parecía un movimiento generalizado, siempre tuvo elementos que hacen dudar de su genuinidad, la falta de coherencia en las demandas, el surgimiento repentino, el costo de ese tipo de movilizaciones y algunos actores involucrados que tenían ligas con los comunistas de la época como Frida kahlo o Diego Rivera.

Hoy hay una luz que nos permite ver un poco más allá de las versiones difundidas por todas partes, que aunque no son las oficiales, sí son las que dominan los medios masivos. Y es que hace un año, el presidente Trump ordenó desclasificar 2800 documentos de la CIA sobre el asesinato de JFK, del que hay cierto grado de relación con los sucesos acaecidos en México, pues al parecer nuestro país fue el centro de operaciones de la CIA en la desestabilización provocada por la figura de Fidel Castro y cuyo jefe de estación en nuestro país era Winston Scott.

Los documentos revelan que la CIA tuvo intervención en las movilizaciones estudiantiles, pero también parece que jugaban un doble papel, pues mantenían una estrecha relación y de intercambio de información con altos personajes políticos, a quienes incluso se les daba un nombre en clave: El presidente Gustavo Díaz Ordaz era “Litempo 2”; Luis Echeverría “Litempo 8”; Fernando Gutiérrez Barrios, encargado de la seguridad “Litempo 4” y Emilio Bolaños, sobrino del presidente, “litempo 1”.

Las versiones que hemos conocido culpan a Díaz Ordaz y al Ejército de la matanza, sin embargo esto parece no ser exacto, pues hay un elemento ajeno al problema que parece provenir de la CIA y esos son los hombres que dispararon con metralletas desde lo alto de los edificios y que iban vestidos de civil, mismos que nadie pudo ubicar en el momento.

Muchos creyeron que eran del Estado Mayor Presidencial, pero el propio gobierno y el Ejército lo desmintieron, de hecho cuando empiezan los disparos, muchos elementos del Ejército salen a repeler la agresión y disparan hacia los edificios. Ahí, en la plancha de la plaza mueren varios de ellos. El Ejército entonces entra a los edificios, desde donde disparaban, para tratar de detener a los responsables. En esa redada detuvieron a varios de los líderes estudiantiles.

También hay testimonios de personas que aseguran que los soldados les daban la orden de que se tiraran al piso para evitar los disparos y ayudaron a muchos a salir de la plaza.

También llama la atención que los jóvenes decidieran hacer su mitin en ese lugar, que era una verdadera trampa en la que fácilmente se les podía cercar, alguien tuvo que haber dado la orden de que fuera ahí precisamente. Incluso uno de los líderes estudiantiles afirma que la orden era que sólo asistieran quienes encabezaban el movimiento y no más, pero los jóvenes desoyeron esto y abarrotaron la plaza.

¿Quién dio la orden? ¿Quién era la persona más cercana a la CIA?, pues no era el presidente Díaz Ordaz, aunque éste sí mantuvo relación con Scott, como se puede inferir de los documentos desclasificados, pero quien más cerca estuvo fue Fernando Gutiérrez Barrios, quien años antes conoció a Fidel Castro, que a pesar de ser buscado en varios países para su aprehensión, Gutiérrez Barrios lo ayudó a salir de México de manera clandestina en el yate Granma que lo llevó a Cuba, dando inicio la revolución en ese país.

Hay evidencias de que el político mexicano y Castro mantuvieron siempre una buena amistad. Incluso de esto se desprenden la relación de cooperación de México con Cuba, en la que a cambio los revolucionarios no intervendrían en México, ni entrarían aquí.

Así parece que en México la CIA llevó a cabo un plan muy macabro, como lo hicieron en Centroamérica, jugando a dos bandos. Haciendo creer a los gobiernos que estaban con ellos y lucharían para evitar el comunismo, pero al mismo tiempo eran los que estaban detrás de estos movimientos desestabilizadores que dejaban sembrada la semilla del comunismo.

Una historia que parece se repite varias veces y a pesar de ello los mexicanos aún no aprendemos y no sabemos identificar a esos intereses ocultos que siempre surgen cuando parece que mejor le va a este país.

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