La UMSNH y Michoacán / Teresa Da Cunha Lopes
Hoy tenemos, por primera, vez una Secretaría de Innovación, y tenemos a la UMSNH como miembro del grupo de las mejores universidades del país, es hora de pensar en construir en grande y no de estar gestionando miserias cuando se trata de las áreas Educación Superior e Investigación
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Morelia, Michoacán, 10 de abril de 2016.- Contrariamente a muchas afirmaciones y opiniones que se leen en las redes sociales y que, periódicamente, resurgen en los diversos medios de comunicación, uno de los motores, tal vez el más importante motor del desarrollo de Michoacán, es la Universidad Michoacana.
La transición a las nuevas estructuras de la sociedad de la información, en que la innovación tecnológica y el conocimiento son los pilares de la «riqueza de las naciones» sólo puede ser llevada a cabo con la UMSNH y, a partir de la UMSNH.
No nos engañemos, los proyectos privados de universidad son interesantes, pero son complementarios, ya que por su naturaleza, su tamaño y por su reducida capacidad en recursos humanos de alto nivel, están imposibilitados para asegurar al Estado de Michoacán un pie en este nuevo mundo. La UMSNH cuenta con científicos Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), con programas de posgrado con competencia internacional y carreras prioritarias para México y para Michoacán en el campo de la Energía, Medio Ambiente y Sustentabilidad. Además de su fortaleza en Humanidades y en Ciencias Sociales y Administrativas.
Y, contrariamente, también, al clamor de algunos «iluminados» que pontifican en los portales, nuestro tamaño. El hecho de tener más de 50 mil alumnos es una fortaleza y no una debilidad.
Hoy en día, a nivel mundial las universidades crecen y se fusionan para poder ser competitivas en «consorcios » internacionales, desarrollando centros de investigación y creando «pools» de captación de alumnos externos para posgrados y exportando productos generados por las líneas de investigación y conocimiento. Para tal necesitan de visión científico –política y de presupuestos adecuados-.
En este momento, la UMSNH tiene esa posibilidad de crear una visión más internacionalista, más competitiva, más dinámica, más multidisciplinaria –y un liderazgo que, felizmente, entiende las variables de esta transformación- pero la duda reside en saber si existe o no la voluntad política, a nivel de Ejecutivo y de Legislativo, de no solamente apoyar el saneamiento financiero de nuestra máxima casa de estudios , pero de ir más allá: de escucharnos, de intentar entender esta necesidad de continuar creciendo y de asegurar los rubros financieros para arrancar y después mantener esa vía de crecimiento encuadrada en un paradigma de universidad de investigación, de polo de formación continua en convenios con los sectores gobierno y empresarial y no solamente volteada para la formación básica de medio -superior y superior.
El desarrollo tecnológico-científico del Estado es una imposibilidad sin la UMSNH. Una UMSNH que no solamente tiene que estar en la ecuación, sino que tiene que liderar el proceso, crear las sinergias, convocar a las otras IES.
Quién afirme lo contrario, o bien vegeta en un pozo de grande ignorancia de lo que representamos y de las tendencias del mundo moderno, o bien, tiene una agenda política en que su visión de Michoacán se reduce a la de la producción de meseros para estrategias de turismo mal pensadas o de la mano de obra agrícola barata para las grandes huertas y minas.
Yo tengo una otra visión del Estado de Michoacán y de sus reales potencialidades, en particular de las fortalezas de su capital, Morelia.
Yo tengo una visión de una Morelia, que a partir de un verdadero consorcio entre la UMSNH y otras instituciones de educación superior en el estado públicas y privadas (y no en forma de simulación discursiva ) se concretice el proyecto de «cluster» académico /científico / empresarial volteado para las nuevas tecnologías (tecnologías informáticas, servicios digitales, nueva medicina, energías limpias, nanotecnologías , etc.) que fue pensado desde administraciones anteriores, que cuenta ya con la donación de terrenos, para el cual ya existen convenios firmados, pero que quedaron en el «cajón». Quedaron en el «cajón» porque siempre faltó dinero. Dinero que corre por millones en los «gastos superfluos» de los tres niveles de gobierno, pero que es bajado a cuenta-gotas a las Instituciones de Educación Superior y a los organismos rectores de la actividad científica.
Lo que falta es el financiamiento, una verdadera inversión, que debe ser inyectada a través de un refuerzo masivo del presupuesto asignado a la UMSNH y complementada con rubros de programas específicos. Falta, también la «hoja de ruta» de implementación concreta de fases para llegar al funcionamiento pleno del «clúster». Hoy tenemos, por primera vez, una Secretaría de Innovación, y tenemos a la UMSNH como miembro del grupo de las mejores universidades del país. Es hora de pensar en construir en grande y no de estar gestionando miserias.