Los suspirantes… Pugnas del PAN en Michoacán
Mientras los panistas de Michoacán no entiendan que sólo unidos pueden lograr cosas grandes, les seguirá pasando como en esta elección, en la que hasta finales del año pasado las cosas les pintaban muy bien, pero se les descompuso el escenario por sus absurdas guerras internas
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Morelia, Michoacán, 24 de julio de 2015.- El rotundo fracaso electoral del PAN en las pasadas elecciones en Michoacán se debe a una combinación de factores, el más importante de ellos: la división entre los liderazgos panistas en la entidad.
A los simpatizantes de la ex candidata a la gubernatura, Luisa María Calderón Hinojosa, se les llena la boca de culpar de los malos resultados al hoy diputado federal electo por la vía plurinominal, Marko Cortés Mendoza, así como al dirigente estatal, Miguel Ángel Chávez Zavala.
Les pasa igual que en el PRI, buscan siempre al exterior la justificación de sus malos resultados sin aceptar que ellos mismos cometieron errores básicos y muy graves que los llevaron a la situación actual, a que se reduzca a la tercera parte su número de alcaldes y que la bancada en el Congreso del Estado pase de 9 a sólo 6 diputados.
Desde que la senadora Luisa María Calderón fue ungida como candidata a la gubernatura, dejando afuera al propio Marko Cortés y al también senador Salvador Vega Casillas, la abanderada panista debió haber asegurado el apoyo de los grupos de ambos, que en conjunto representan casi el 70 por ciento de los panistas en Michoacán.
Por el contrario, en lugar de ceder espacios que garantizaran pluralidad en la postulación de candidatos, el grupo “calderonista” buscó imponerse a toda costa en los distritos y los municipios, provocando una lógica reacción de sus adversarios internos, agudizando las diferencias en lugar de provocar la unidad partidista.
Tampoco ayudó para consolidar la unidad, la renuencia de Luisa María para respaldar a la gran mayoría de los candidatos de los grupos de Marko Cortés y Salvador Vega; se vio en Morelia con el caso del abanderado a la alcaldía, Ignacio Alvarado Laris, mientras que por otra parte, en no menos de tres ocasiones mandó señales públicas de simpatía hacia el ex panista y candidato independiente, Alfonso Martínez Alcázar, a la postre ganador de esa contienda.
El jefe estatal, Miguel Ángel Chávez, fue acusado por la gente de Calderón Hinojosa, de no respaldar la campaña a la gubernatura, pero públicamente lo vimos en varias ocasiones acompañando las giras de la candidata, lo mismo que a Marko Cortés y Salvador Vega, aunque ellos por debajo de la mesa movían más las fichas a favor de sus propios candidatos en los distritos y municipios.
Al final, todos ellos se vieron afectados por la caída de Luisa María hasta el tercer lugar en los resultados de la elección, lo que es un reflejo más de las pugnas que a nivel nacional tienen el actual jefe nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz y el ex presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa; el primero representado en el estado por Marko Cortés y Salvador Vega, y el segundo, claro está, por su hermana.
Ahora se viene el tiempo de renovar la dirigencia estatal, por ahí del mes de agosto o septiembre, y al grupo calderonista le interesa capitalizar el descontento y la decepción entre la militancia, para apoderarse de la dirigencia estatal, mientras que los maderistas buscarán esperar a que amaine el vendaval y apostarán a postergar la elección interna hasta que concluya en su totalidad el proceso electoral, es decir, hasta el mes de octubre, esperando reagruparse para entonces.
Sin embargo, mientras los panistas de Michoacán no entiendan que sólo unidos pueden lograr cosas grandes, les seguirá pasando como en esta elección, en la que hasta finales del año pasado las cosas les pintaban muy bien, pero se les descompuso el escenario por sus absurdas guerras internas.
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