Mensaje de Navidad (Por: Carlos Garfias Merlos)
“Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. (LC 1, 79.)
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Morelia, Michoacán, 23 de diciembre de 2017.- A TODA LA COMUNIDAD DE LA ARQUIDIÓCESIS DE MORELIA Y A LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD:
Les saludo a todos con mucho cariño, deseando que la Paz del Niñito Jesús reine en sus corazones y en sus hogares. Les felicito con ocasión de la Navidad y nuevamente quiero insistir una vez más sobre el tema de la Paz.
Como Iglesia que peregrina en Morelia, y como Estados de Michoacán y Guanajuato esta Navidad nos ofrece la oportunidad de tener una experiencia de sanación interior fruto del perdón y la reconciliación, para que juntos superemos las limitantes de las relaciones interpersonales y contribuyamos a reconstruir la persona desde su interior, a fortalecer una Iglesia más fraterna y una sociedad más justa donde florezca la amistad sincera y dé fruto abundante la Misericordia Divina.
La Navidad es una oportunidad de ir a lo más profundo de nuestro corazón y encontrarnos con Dios que nace humilde y sencillo dentro de nosotros para redimir nuestra humanidad.
Es una oportunidad para hacer florecer los valores humanos y cristianos, y dejar que abran el camino a la paz.
Nuestra realidad de violencia y de confrontación cerrada y agresiva nos llama en esta Navidad al dialogo veraz, a la honestidad e integridad de vida, así como a un comportamiento humano, basado en los principios de verdad, libertad, igualdad y justicia, que mira al bien común, camino sabio para la construcción de la paz.
No olvidemos a las víctimas de la violencia y sigamos impulsando procesos de acompañamiento y apoyo.
Les invito para que retomemos juntos el compromiso de atender a las 4 víctimas de la violencia y nos dejemos abrazar por la misericordia del Padre para ser misericordiosos.
“El perdón es un don, un regalo del cielo” La Navidad es un tiempo propicio para pedir perdón.
El perdón es un regalo de Dios, y es a la vez, una decisión personal y del corazón que ha experimentado la Misericordia de Dios.
Cuanto bien nos hará que en esta Navidad cada uno humildemente pida perdón y al mismo tiempo perdone a las personas que le han ofendido, a aquellos que de una u otra forma marcaron negativamente parte de su vida, porque el perdón es una llave que abre la puerta de la paz. Perdonar es escribir una historia nueva en nuestras vidas. Perdonar es desatar nudos. Con el perdón otorgamos y ganamos libertad, sanamos heridas.
Al otorgar el perdón al hermano nos hacemos un regalo de paz a nosotros mismos. Todos tenemos a alguien a quien perdonar, o tenemos que pedir perdón por algo.
Hay que tomar la decisión de perdonar, para hacer las paces, darse la mano, tal vez con lágrimas en los ojos y con un profundo dolor del corazón, sabiendo que el perdón libera, desata de las ataduras que amargan el alma y enferman el cuerpo.
El perdón es una expresión de amor, es ser misericordioso como nuestro Padre es misericordioso; no es olvidar, es recordar con nuevos ojos.
Perdonar es poner en libertad a un prisionero y ese prisionero eres tú mismo, es romper las cadenas de ira, odio y rencor que habitan en el fondo de tu corazón y que te impiden vivir en paz y 5 ser feliz.
Ningún tipo de venganza o retribución podrá subsanar los momentos de tristeza y desolación que vivimos, o lo mal que nos sentimos.
Para perdonar, hay que abrirnos a la gracia de Dios y dejar que su misericordia toque nuestros corazones.
Hago un fuerte llamado a todos aquellos que olvidan que somos hermanos y van sembrado sufrimiento y muerte, a quienes llevan cargando sobre su conciencia tantas víctimas humanas: ¡Conviértanse al Señor! ¡Vuelvan su rostro a Él! ¡Pidan perdón! y dejen que la Misericordia de Dios les cambie la vida.
Contra la irracionalidad destructiva de la violencia tenemos que ofrecer continuamente la irracionalidad de la grandeza del perdón.
Así se construyen personas nobles, comunidades reconciliadas, ciudades y patrias nuevas.
Promovamos espacios comunitarios que favorezcan la “cultura del encuentro”, del perdón y reconciliación, donde las personas aprendan a transformar constructivamente sus odios, rabias, rencores y deseos de venganza.
Resignificando a la luz del Evangelio lo sucedido y favoreciendo su proyecto de vida, recuperando su fe y esperanza, su sociabilidad y seguridad a nivel de comprensión, de actitudes, comportamientos, emociones y un sano desarrollo espiritual.
“Navidad, fuerza renovadora del compromiso evangelizador” Quiero también en esta Navidad animar a mis obispos auxiliares, a los presbíteros, a los religiosos y religiosas, y a los fieles laicos a reforzar nuestros compromisos ante el Proceso de Renovación y Revitalización Pastoral de nuestro Plan Diocesano.
Que la Sagrada Familia nos aliente 6 a tener una pastoral diocesana viva, dinámica, en búsqueda, encarnada y fiel al Espíritu Santo que todo lo transforma y renueva.
Sigamos impulsando las prioridades diocesanas que son la “Atención familiar a la familia” y “Una evangelización integral en procesos”, complementados con los dos ejes transversales: “La construcción de la paz” y la “Mística pastoral de Vasco de Quiroga”.
Con mucho cariño y alegría les expreso mi cercanía y mi felicitación en esta Navidad 2017.
Dejemos que el Niñito Jesús nos regale el perdón y la reconciliación y hagamos de esta Navidad el tiempo propicio para iniciar un proceso de perdón y reconciliación en nosotros mismos y con los demás.
Con mi oración, cariño y bendición.
EN CRISTO, NUESTRA PAZ
+ CARLOS GARFIAS MERLOS
ARZOBISPO DE Morelia