No pasa nada / Alejandro Vázquez Cárdenas
Es incomodo aceptarlo, pero el grueso de la responsabilidad de la tragedia michoacana no es de la administración federal, ni de ésta de las anteriores, han sido los malos gobiernos que ha tenido esa entidad. Desde hace medio siglo, salvo un par de gobernadores, los demás han sido unos mediocres, exponentes del populismo y la demagogia priista y perredista.
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Morelia, Michoacán, 21 de marzo de 2017.- Michoacán está mal, y aquellos que siempre buscan la culpa de sus fracasos en otras personas, jamás en ellos mismos, las figuras de Fox, Calderón y actualmente Peña Nieto son señaladas invariablemente como los causantes del deterioro del Estado. Pero la tragedia de Michoacán tiene muchos años, si bien en las últimas administraciones el problema ha escalado a niveles impensables en los 70 y 80, incluso en los 90.
¿Que nos pasó?, de todo; crece a niveles estratosféricos el añejo problema del narcotráfico y como resultado el crimen organizado se adueñó de casi todo el Estado, tuvimos a Julio César Godoy, diputado y hermano del gobernador, actualmente prófugo de la justicia, cuando menos es la versión oficial. Si esta convenientemente muerto, como el diputado Manuel Muñoz Rocha no creo que nos lo informen Se detuvo a una decena de alcaldes y varios funcionarios, todos acusados de tener nexos con criminales, ¿Que paso? , todos fueron liberados por las inescrutables decisiones de un juez que posteriormente fue destituido por el Consejo de la Judicatura Federal acusado de “faltas graves en su función jurisdiccional”. Como dijo alguien, “ya para que”.
El problema del Estado es el resultado de un abandono de la entidad por decenios, tanto por las autoridades federales como las estatales. Transcribo una parte de un ensayo escribió en investigador Salvador Maldonado que nos ubica en tiempo: “En los años cincuenta se generaliza la producción y el tráfico de drogas en Michoacán. Luis Astorga menciona que, según un representante del Ministerio Público federal, en la región de Aguililla los cultivos de frijol y maíz habían sido sustituidos por los de mariguana y adormidera (amapola). Pidió al gobernador hacer algo al respecto, pero que no mandara a la policía judicial, porque era ineficaz y fomentaba el cultivo». Así estaban las cosas en los 50s… y así siguieron.
Evidentemente lo que se ha podrido durante muchas décadas no se va arreglar en unos cuantos meses, pero lo que sí se puede es tomar las medidas adecuadas y correctas para resolver de raíz el caso. Y por lo que se ve, definitivamente no vamos por buen camino. Michoacán está igual o peor que hace seis y que hace doce años. Hasta el conocido líder de las autodefensas, José Manuel Mireles continua encarcelado sujeto a un proceso digno de Kafka. Hasta donde tengo información ninguna de las autoridades han seguido el practico consejo de nuestros vecinos del norte para ubicar a los criminales “Seguid el rastro del dinero”
Es incomodo aceptarlo, pero el grueso de la responsabilidad de la tragedia michoacana no es de la administración federal, ni de ésta de las anteriores, han sido los malos gobiernos que ha tenido esa entidad. Desde hace medio siglo, salvo un par de gobernadores, los demás han sido unos mediocres, exponentes del populismo y la demagogia priista y perredista, más preocupados por su imagen que por resolver los problemas del Estado
La estrategia seguida en Michoacán es el añejo dejar hacer y dejar pasar, “no pasa nada” Y para solucionar conflictos, en lugar de aplicar la ley abrían, y abren, la caja de dinero que les envía la Federación.
El dato es conocido, Carlos Río Valencia, ex secretario de Finanzas del gobierno michoacano, informó que en su momento la administración estatal cedió, a la sección 18 de la CNTE, (los «democráticos») 200 millones de pesos para repartirlos entre los maestros paristas (La Razón, 30 de junio 2013)
En pocas palabras, les regalaron dinero, de los contribuyentes, a los vándalos que secuestran camiones, hacen bloqueos y roban camiones de reparto.
Michoacán es conocido nacionalmente como el “Estado Torpe”, de eso no hay discusión, pero en años recientes se le ha etiquetado como “Estado fallido” y eso sí que es preocupante.
Podemos ubicar a 2002 como el año que se perdió buena parte de la gobernabilidad en el Estado, pues cuando inician episodios de gran violencia y crece el crimen organizado. A partir de ahí, el deterioro ha sido imparable. Nadie creía que después de Godoy la situación empeoraría, pero empeoro.
Actualmente parece que debemos sentarnos para esperar el “Nuevo comienzo”.