Propósitos / Teodoro Barajas Rodríguez
Con todo lo que acontece y lo que habrá de suceder en diferentes arenas públicas, les expreso los mejores deseos para este 2015, lo necesitamos los mexicanos. No perdamos nuestra capacidad de asombro, ni petrifiquemos renovados propósitos.
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Morelia, Michoacán, 28 de diciembre de 2014.- La demanda más sentida para el año 2015 es, sin duda, consolidar bases para la paz porque los hechos registrados en este año que vive su ocaso han sido oprobiosos, marcados por el sello de la impunidad y la crispación.
La violencia no se extinguió, los alcances temibles se pueden medir a lo largo y ancho de nuestro país, de frontera a frontera, por ello urge reconstruir el tejido social más allá de los colores e intereses focalizados sobre el terreno electoral con miras en el próximo año.
La impunidad continúa como esa mancha voraz, una costra que no llega a cicatrizar, el año recién concluido da cuenta de ello al sólo invocar la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, asunto no concluido que ha dado la vuelta al mundo.
Es conveniente un proceso afanoso de reingeniería en materia de seguridad, no todo pasa ni agota exclusivamente en las fuerzas policiales o en los pertrechos y avituallamiento de los efectivos militares sino acentuar la promoción cultural, abordar la educación como camino, opción axiológica que nos remite a los valores eminentes.
De nuevo habrá elecciones en unos meses, el retorno a las urnas con ese ritual personalísimo al sufragar para elegir diputados federales, en nuestra entidad también se elegirán legisladores locales, presidentes municipales y gobernador, los ciclos inveterados de comicios a cada momento, ahora ya con la conformación del Instituto Nacional Electoral en su primer gran momento.
Resultará un interesante ejercicio sociológico político analizar el comportamiento electoral en el país en el que participan institutos que en muchos casos reflejan grietas, decadencia y pocas novedades al frente. La diatriba seguramente retornará, todos se imputarán culpas, los argumentos tendrán al caos como motivo.
Arreciarán los lugares comunes, el barniz de la hipocresía, desdén por la autocrítica con todo y que muchos de los males que padecemos se han incubado en los propios partidos al encabezar diversas administraciones gubernamentales.
En fin, vivimos en muchos sentidos con el grito en el cielo, los pies en la tierra sin perder la esperanza, la cual no se nutre de un asunto metafísico sino de los aportes así como de la responsabilidad asumida. Con todo lo que acontece y lo que habrá de suceder en diferentes arenas públicas, les expreso los mejores deseos para este 2015, lo necesitamos los mexicanos. No perdamos nuestra capacidad de asombro, ni petrifiquemos renovados propósitos.